Ratios, semipresencialidad y derecho a la educaci¨®n
Adem¨¢s de espacios de custodia y de espacios seguros, las escuelas deben ser espacios educativos. La ense?anza semipresencial mutila este derecho
Ni siquiera una pandemia ha podido garantizar una bajada de ratios. Esper¨¢bamos que la emergencia sanitaria impusiera, siquiera por criterios de salud, la disminuci¨®n del n¨²mero de estudiantes por aula. Mas ni por esas. En lugar de reducir las ratios y aumentar las plantillas, en lugar de limitar el n¨²mero de estudiantes por grupo y dignificar los espacios, se ha optado por cercenar el derecho a la educaci¨®n de los adolescentes...
Ni siquiera una pandemia ha podido garantizar una bajada de ratios. Esper¨¢bamos que la emergencia sanitaria impusiera, siquiera por criterios de salud, la disminuci¨®n del n¨²mero de estudiantes por aula. Mas ni por esas. En lugar de reducir las ratios y aumentar las plantillas, en lugar de limitar el n¨²mero de estudiantes por grupo y dignificar los espacios, se ha optado por cercenar el derecho a la educaci¨®n de los adolescentes.
La semipresencialidad impuesta al alumnado de 3? y 4? de Secundaria y de bachillerato no es (solo) consecuencia de una pandemia. Es consecuencia de a?os y a?os de ratios inasumibles, masificaci¨®n consentida, espacios saturados, recortes de plantillas.
Ni?as y ni?os de 14 y 15 a?os asisten ahora a la escuela la mitad de los d¨ªas, la mitad de su horario, con la pretensi¨®n de que asuman a solas la responsabilidad que a la escuela corresponde. Y ello, adem¨¢s, sin tocar una l¨ªnea en los curr¨ªculos. ?No era esto tambi¨¦n algo urgente?
?Qu¨¦ chicas, qu¨¦ chicos podr¨¢n hacerse cargo de todos aquellos aprendizajes que antes se propiciaban en clase? ?Qui¨¦nes cuentan con las condiciones necesarias para hacerlo? ?Con qu¨¦ dispositivos, adem¨¢s, si los 500.000 que hacen falta no llegar¨¢n hasta navidades? El entorno socioecon¨®mico duplicar¨¢ un peso ya insoportable en el mal llamado ¨¦xito o fracaso escolar. Tambi¨¦n en el acceso a la Universidad.
Con pandemia o sin pandemia necesit¨¢bamos una bajada de ratios. No hay manera de atender de manera personalizada a 30 estudiantes por clase. No hay manera de hacerlo a raz¨®n de 200 o 300 por docente. Pero pretenderlo a distancia es sencillamente imposible. Ahora, los profesores tenemos las mismas horas de clase de siempre, pero entrevemos a nuestros estudiantes la mitad de su jornada escolar. A otros ni eso. Mantener los grupos burbuja en espacios sobresaturados confina al alumnado de las optativas a clases online aunque no estemos formalmente confinados.
Da igual que no contemos con una buena red wifi en los centros, plataformas seguras para las videoconferencias o dispositivos m¨®viles en muchos hogares. Por esta y por otras muchas razones el streaming no es la soluci¨®n. ?A qu¨¦ tipo de clases, adem¨¢s, nos aboca? La semipresencialidad ¨Dcualquiera que sea la f¨®rmula explorada¨D est¨¢ marcando a fuego la desigualdad entre los m¨¢s afortunados y los m¨¢s vulnerables.
Si a todo ello sumamos los muchos docentes que faltan ¨Dhasta ocho en mi centro de los prometidos por Ayuso y Ossorio, adem¨¢s de las bajas covid que quedan tambi¨¦n sin cubrir¨D, la sensaci¨®n de abandono es sangrante. Pero las escuelas est¨¢n formalmente abiertas y eso es al parecer lo ¨²nico que importa.
El mensaje de los responsables pol¨ªticos sigue siendo el de normalidad absoluta: las escuelas son espacios seguros, afirman, y el derecho a la educaci¨®n est¨¢ plenamente garantizado. Cuando las familias constatan que esto no es as¨ª, lo atribuyen a alguna disfunci¨®n espec¨ªfica del centro en que tienen escolarizados a sus hijos o hijas. ?C¨®mo explicarles que la responsabilidad no es nuestra, como no es responsabilidad del personal sanitario la saturaci¨®n de los Centros de Salud?
Quienes estamos a pie de aula ya estamos viendo c¨®mo el barco hace aguas. Y quienes est¨¢n en el puente de mando algo han debido tambi¨¦n de vislumbrar, puesto que han decretado flexibilizaci¨®n de criterios en junio de cara a la evaluaci¨®n, promoci¨®n y titulaci¨®n del alumnado. Medidas necesarias sin duda, pero que en nada inciden en la mejora de las condiciones de educaci¨®n de ni?as y ni?os ni en sus procesos de aprendizaje, y m¨¢s bien se nos antojan un lavado de conciencia anticipado. Porque es cierto que Espa?a tiene unas tasas de repetici¨®n inasumibles, pero su reducci¨®n exige ir a la ra¨ªz de los problemas: ratios, curr¨ªculos, formaci¨®n docente e inversi¨®n. Lo dem¨¢s son juegos malabares.
Y todav¨ªa hay quien sostiene que la mejora educativa tiene poco que ver con una mayor inversi¨®n. Siempre podr¨¢n aducir como ejemplo la Comunidad de Madrid: docentes y familias nos preguntamos en qu¨¦ diablos se est¨¢n gastando los fondos covid.
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