Diario en WhatsApp de una cuarentena escolar
Caos, desinformaci¨®n, indignaci¨®n y alivio. As¨ª vivieron seis madres y un padre de un colegio p¨²blico de Madrid el encierro domiciliario de sus hijos a trav¨¦s del chat de su clase
El mensaje que confirma el positivo por covid de un cr¨ªo cae como una bomba pocos d¨ªas despu¨¦s de reanudar las clases. La oleada solidaria a ritmo de ding no se hace esperar: "??nimo!¡°, ¡°?Espero que est¨¦is bien!¡±, "?Gracias por avisar!¡±. Comienza as¨ª el diario de una cuarentena escolar que mantuvo confinados en su casa 10 d¨ªas a 17 alumnos de cinco a?os de un colegio p¨²blico de la ciudad de Madrid. Este relato est¨¢ reconstruido con los 526 mensajes que compartieron seis madres y un padre en el chat de esa clase, pero cualquiera de las cerca de 90.000 familias que han vivido una cuarentena esco...
El mensaje que confirma el positivo por covid de un cr¨ªo cae como una bomba pocos d¨ªas despu¨¦s de reanudar las clases. La oleada solidaria a ritmo de ding no se hace esperar: "??nimo!¡°, ¡°?Espero que est¨¦is bien!¡±, "?Gracias por avisar!¡±. Comienza as¨ª el diario de una cuarentena escolar que mantuvo confinados en su casa 10 d¨ªas a 17 alumnos de cinco a?os de un colegio p¨²blico de la ciudad de Madrid. Este relato est¨¢ reconstruido con los 526 mensajes que compartieron seis madres y un padre en el chat de esa clase, pero cualquiera de las cerca de 90.000 familias que han vivido una cuarentena escolar desde el comienzo de curso se sentir¨¢n identificadas. Un viaje del desconcierto al alivio, pasando por el absurdo y la indignaci¨®n.
D¨ªa 1: ¡°?Protoqu¨¦?¡±
Pasado el susto inicial y conseguida la informaci¨®n b¨¢sica, surge la palabra m¨¢gica: protocolo.¡°?Protoqu¨¦? [El colegio] dice que est¨¢n a la espera de instrucciones. ?C¨®mo van a tener protocolo si lo han dejado para irlo viendo?¡±, pregunta ret¨®ricamente el ¨²nico padre de la clase que ha accedido a mostrar sus mensajes, y que, como las seis madres que tambi¨¦n lo han hecho, prefiere no dar su nombre. Una de ellas a?ade: ¡°Hay cuatro casos ya, creo ?. Pero es que la Comunidad de Madrid tampoco tiene el protocolo cerrado¡±.
Una hora despu¨¦s del aviso de la madre del estudiante contagiado, llega el primer correo del colegio. ¡°?Lo hab¨¦is le¨ªdo? Ma?ana se quedan en casa¡±, resume una, lo que abre un debate:
¡°?Y con los hermanos qu¨¦ hacemos?¡±
¡°Yo a la mayor paso de llevarla¡±.
¡°Pero si no ha estado en contacto con el positivo, ?por qu¨¦ se va a quedar sin clase?¡±
¡°En la l¨ªnea [telef¨®nica] covid me dicen que Salud P¨²blica nos dir¨¢ qu¨¦ hacer¡±.
¡°Flipo con que a¨²n no tengan instrucciones, ten¨ªan que estar antes de que se diera un caso¡±.
¡°Han abierto a lo loco. No tiene sentido. Si un hermano lo tiene, el otro lo va a acabar teniendo s¨ª o s¨ª...¡±.
Entonces alguien cambia de tercio: ¡°Oye y ?desde cu¨¢ndo cuentan los 14 d¨ªas de confinamiento?". Ante la falta de respuestas oficiales, en el chat empiezan a compartirse protocolos, procedimientos y esquemas con lo que se considera contacto estrecho candidato a PCR. Y eso que apenas han pasado dos horas desde la confirmaci¨®n del contagio. ¡°?Os han dado ya cita para la PCR?¡±, pregunta una madre. ¡°?A m¨ª s¨ª, pero porque mi padre trabaja en un centro de salud!¡±, responde otra.
D¨ªa 3: El ni?o de Schr?dinger
Mientras las familias esperan la llamada de Salud P¨²blica al colegio, que tarda tres d¨ªas en llegar, en la escuela confirman el quinto caso. El grupo discute si los mocos son s¨ªntoma y cu¨¢les son los cuadros evidentes de infecci¨®n. Cuando el colegio finalmente manda la explicaci¨®n de Salud P¨²blica, crece el desconcierto: sus hijos no est¨¢n realmente confinados, es solo una recomendaci¨®n, ya que la autoridad para enviarles a casa no es la direcci¨®n del centro. Llueven los emoticonos enfadados. ¡°No entiendo nada, ?estamos en casa por gusto?¡±, plantea una madre. "?Y nuestros hijos perdiendo el curso por placer? Qu¨¦ bien organizado todo...¡±, agrega otra. Una tercera zanja el tema: ¡°Nuestros hijos son el ni?o Schr?dinger: confinado y no confinado a la vez¡±.
Ante la falta de noticias de la tutora surge una nueva inquietud, la educativa: ¡°Yo ma?ana pondr¨¦ una queja porque huelo el abandono¡±, ¡°Yo esperaba tener noticias hoy... Ma?ana escribo o llamo¡±, ¡°?C¨®mo no han previsto que las clases se iban a confinar? Han tenido seis meses... Yo no estoy dispuesta a que tiren otro curso de mis hijos por la borda¡±. ¡°Pues yo tengo que teletrabajar y mi hija con las fichas no aprende nada, porque no puedo estar encima¡±, dice otra.
D¨ªa 4: ¡°Hoy les pondr¨¦ sumas¡±
Llega un nuevo mensaje de la escuela en el que ahora s¨ª se confirma la cuarentena. Una madre resume el chorro para quienes no han seguido los 190 mensajes de esa ma?ana: ¡°Estamos confinados y no sabemos si son 14 d¨ªas desde que estuvieron con el alumno contagiado o desde que no fueron a clase, las enfermeras dicen lo primero, y en direcci¨®n, lo segundo¡±. Van cayendo memes y carcajadas para rebajar la tensi¨®n.
Sin noticias de su profesora, las familias comparten ideas: ¡°Aqu¨ª leen un rato a diario. Hoy les pondr¨¦ sumas. No me voy a quedar parado por la inoperancia de la direcci¨®n¡±.
D¨ªa 7: ¡°?25 minutos de clase!¡±
Finalmente, tras ser informados por una circular del centro de que tendr¨¢n media hora de clase online al d¨ªa, arranca la escueta formaci¨®n virtual. ¡°Guau, qu¨¦ derroche de medios y esfuerzo... ?25 minutos de clase! No les va a dar tiempo a nada¡±, asegura el padre. ¡°Una verg¨¹enza¡±, apuntala una madre. Las clases resultan ser m¨¢s breves de lo prometido, apenas 15 minutos, aun as¨ª se suceden los elogios para la profesora: ¡°Un 10, es adorable¡±. Seg¨²n pasan los d¨ªas empiezan a llegar las PCR negativas con sus consecuentes celebraciones y emojis de aplausos. Pero no cesan los mensajes de enfado por la desatenci¨®n y los problemas de conciliaci¨®n.
D¨ªa 10: ¡°?Qu¨¦ a?o nos espera!¡±
Cuando se cumplen 10 d¨ªas en casa y 14 sin contacto con el alumno contagiado, un mensaje a las 20.45 anuncia que reanudar¨¢n las clases al d¨ªa siguiente. Fiesta, regocijo y emoticonos sonrientes. ¡°?Qu¨¦ guay! Menos mal¡±, dice aliviada una de las madres. ¡°Si es que no ten¨ªa sentido. ?Ma?ana, a clase!¡±, apunta otra, seguido de un mont¨®n de aplausos. Pero la alegr¨ªa queda interrumpida por el mensaje de una tercera: ¡°Me comunican ahora un positivo en clase del mayor. Sumo cuarentenas. ??? ?Qu¨¦ a?o nos espera!¡±.
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