Las familias deploran el ¡°olvido¡± de los alumnos en cuarentena
4.500 aulas est¨¢n cerradas por la pandemia en Espa?a. Los centros aseguran que no disponen de los medios ni la formaci¨®n necesarios para atender a los estudiantes ¡®online¡¯
Cuando a los hijos de Carmen les mandaron a su casa porque un compa?ero hab¨ªa dado positivo por covid, las familias no daban cr¨¦dito a la reacci¨®n de la tutora. ¡°Mand¨® una nota de voz a la delegada de padres diciendo que los ni?os hicieran cuentas y leyeran mucho. Y listo¡±. Por delante, dos semanas en casa, de horario lectivo, pero sin lecciones. El centro tard¨® una semana en darles una alternativa. ¡°El protocolo dec¨ªa que ten¨ªan que tener clases. Un padre lo denunci¨® y ya empezamos con el Classroom [una plataforma para la educaci¨®n a distancia] la segunda semana¡±, explica esta madre de un alumno de primaria de un colegio p¨²blico de Ja¨¦n. ¡°Han estado una semana olvidados. Como si nos lo pudi¨¦ramos permitir despu¨¦s de estar seis meses sin escuela¡±, protesta Carmen. Unas 4.500 aulas ¡ªel 1,3% del total¡ª est¨¢n confinadas en Espa?a, seg¨²n el balance oficial que ofreci¨® recientemente en el Congreso el ministro Salvador Illa. Cifra que podr¨ªa suponer unos 90.000 alumnos ¡ªcon una media de 20 estudiantes por aula¡ª. Las federaciones de asociaciones de familias reciben quejas como la de Carmen a diario. Ocurre en toda Espa?a, donde la desatenci¨®n educativa para los alumnos confinados o con formato de semipresencialidad, dicen, es la norma. En algunas comunidades, como Madrid o Andaluc¨ªa, las quejas son m¨¢s habituales que en el resto, seg¨²n las asociaciones de padres.
Pedro Delgado, de la Confederaci¨®n Andaluza de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (Codapa), lo atribuye a la descoordinaci¨®n. ¡°En agosto no prepararon nada y las instrucciones llegaron a la vez que los confinamientos¡±, afirma. All¨ª se han cerrado m¨¢s de medio millar de aulas y 10 centros desde la vuelta al colegio. Aunque la norma establece que la atenci¨®n educativa debe ser adecuada y online, pocas escuelas e institutos est¨¢n preparados para aplicarla: ¡°Nos faltan medios tecnol¨®gicos, formaci¨®n, que no es obligatoria, y hay docentes que no se manejan online¡±, apunta Enrique Jabares, de la asociaci¨®n de directores de primaria de Andaluc¨ªa.
En Madrid, donde se han confinado m¨¢s de un 4% de los alumnos ¡ª31.501 estudiantes y 1.740 aulas desde el principio de curso¡ª, Dolores (nombre ficticio) pas¨® m¨¢s de una semana haciendo deberes con su hijo de siete a?os, que acude a un centro concertado de la capital. Le llegaban por e-mail y sin explicaciones. ¡°Era un calendario en Word con los deberes pero sin instrucciones. Y alguna madre extranjera se quej¨® de que ni siquiera dominaban bien el espa?ol. Pero incluso ten¨ªamos tareas en ingl¨¦s¡±, recuerda.
En el colegio Blas de Lezo las familias tampoco est¨¢n satisfechas. Desde el centro (que ya ha cerrado seis clases este curso), cuando se decret¨® la primera cuarentena les aseguraron: ¡°El profesorado, siempre y cuando no se encuentre de baja m¨¦dica, realizar¨¢ sus labores docentes con los grupos que se encuentren en sus domicilios a trav¨¦s de correo institucional, videoconferencias y plataformas educativas. Aquellos profesores cuyos grupos est¨¦n asistiendo al colegio continuar¨¢n con su labor docente presencial¡±. Sin embargo, la realidad que describen los padres fue muy diferente. Manuel Hernando, padre del consejo escolar, hace balance: ¡°Una ha hecho dos fichas toda su cuarentena; otras, solo tres videoconferencias de 25 minutos. Las m¨¢s afortunadas tuvieron deberes a diario, pero no adelantaron contenido. La gesti¨®n ha sido nefasta¡±. Y a ello se suma que algunas decisiones de la Comunidad no ayudan: ¡°El curso pasado los profesores trabajaban con Teams, pero ahora la consejer¨ªa [de Educaci¨®n] ha prohibido todo, solo permite Educamadrid. Pero esta plataforma no est¨¢ funcionando y los profesores no saben usarla. Dan ganas de llorar¡±, lamenta.
A los hijos de Alejandra Rodr¨ªguez, que van a esta escuela, llegaron a confinarles sin motivo. Confinaron su clase, pero ellos se incorporaron m¨¢s tarde. As¨ª que les mandaron 11 d¨ªas a casa sin haber visto siquiera a la ni?a contagiada. ¡°La directora dijo que no ten¨ªa con qui¨¦n ponerlos, aunque hab¨ªa m¨¢s aulas de su curso. Perdieron dos semanas por pura desorganizaci¨®n. Nos han abandonado a nuestra suerte¡±, protesta.
A pesar de lo que relatan las familias, la Consejer¨ªa de Educaci¨®n de Madrid dice que no les ha llegado ninguna queja. En la federaci¨®n de asociaciones de familias de Madrid, FAPA Giner de los R¨ªos, se r¨ªen ante la respuesta de la Comunidad. Est¨¢n elaborando un informe con todas las quejas recibidas para envi¨¢rselo a la consejer¨ªa. ¡°Estamos privando a los alumnos de un derecho fundamental y aunque es muy grave nadie lo asume como su responsabilidad¡±, explica Carmen Morillas, la presidenta de la FAPA.
¡°Infancia en riesgo¡±
Lo m¨¢s preocupante para ?lvaro Ferrer, especialista en equidad educativa de Save the Children, es que ¡°se est¨¢ poniendo a la infancia en riesgo¡±. Y a?ade: ¡°Los ni?os se desvinculan y desconectan del ritmo del aprendizaje, de sus profesores... y quienes est¨¢n en mayor riesgo acaban fracasando¡±, explica. Cree que deber¨ªan haber previsto contratar monitores de apoyo, profesores en pr¨¢cticas, o hacer lo que han hecho en Francia, donde las clases online se las han asignado a los docentes que por ser personal en riesgo est¨¢n en su casa.
Cuando a un portavoz de la consejer¨ªa madrile?a se le pregunta qu¨¦ van a hacer para garantizar el derecho fundamental a la educaci¨®n, apunta en otra direcci¨®n: ¡°Los centros educativos son los encargados de organizar las tareas y deben garantizar la continuidad de la actividad educativa, tanto presencial como a distancia, en caso de confinamiento¡±. Pero los directores alegan que no les han entregado los medios necesarios para cumplir con esta tarea.
¡°Es normal que las familias protesten porque les contaron que habr¨ªa clases online. Pero no tenemos una conexi¨®n que permita atender a la vez a los que est¨¢n en clase y los que est¨¢n en casa, y si la usan en la escuela, no da para que se conecten los confinados. En el 90% de los centros no es viable¡±, explica Esteban ?lvarez Le¨®n, presidente de la asociaci¨®n de directores madrile?os de Secundaria. Instalar la red necesaria supone unos 10.000 euros, seg¨²n ?lvarez ¡ªque la puso en su centro¡ª. ¡°No nos han llegado ni los dispositivos, ni las c¨¢maras prometidas, y luego se gastan 17 millones de euros en contenidos digitales que ya est¨¢n accesibles gratis en Internet¡±, apunta. Aunque cuenta que en algunos casos los docentes pelean para llegar como sea a sus alumnos y se conectan hasta con el 3G de su m¨®vil.
La consejer¨ªa madrile?a responde, sin dar plazos, que est¨¢ desplegando redes wifi de alta velocidad en todos los centros y que tiene previsto entregar 1.500 tel¨¦fonos corporativos para directores, 2.500 port¨¢tiles para los equipos directivos y 5.000 ordenadores de sobremesa, aunque no aclara cu¨¢ndo. ¡°Y en dos semanas llegar¨¢n las c¨¢maras¡±, completa.
Precisamente las c¨¢maras son un punto de conflicto en los centros donde ya estaban: hay profesores que se niegan a usarla. ¡°En la reuni¨®n de padres el director nos dijo que no puede obligar a los profesores a usarla, y varias profesoras contaron que no se sent¨ªan preparadas para dar clases online. No nos lo cre¨ªamos. ?Pero es su trabajo, con c¨¢mara o como sea!, ?no?¡±, se pregunta Mar¨ªa Fern¨¢ndez, madre de una alumna de tercero de ESO de un instituto de Legan¨¦s (Madrid). Enrique Jabares, de la asociaci¨®n andaluza de directores, lamenta que el director de Legan¨¦s tuviera raz¨®n. ¡°Es el riesgo de no regular por ley c¨®mo debe ser la docencia online y las obligaciones de los maestros¡±, se?ala.
Los estudiantes de secundaria y bachillerato viven estas carencias y esta falta de previsi¨®n entre la preocupaci¨®n y la indignaci¨®n. Andrea Henry, de la confederaci¨®n de asociaciones de alumnos y alumnas CANAE, cree que hay descoordinaci¨®n. ¡°No hay un plan que regule nada de forma unificada, en cada instituto y cada comunidad es distinto¡±, se?ala. ¡°Los problemas los est¨¢n teniendo los centros que optaron por clases presenciales: no han dise?ado un plan b y no tienen la manera de impartir la docencia online, y cuando env¨ªas a los alumnos a casa, quedan desatendidos. Al final pagamos el pato de su desorganizaci¨®n los alumnos¡±, concluye.
Colegios donde s¨ª est¨¢ funcionando
A pesar de las quejas que reciben a diario de las asociaciones de padres y madres, hay tambi¨¦n escuelas e institutos en los que las cuarentenas est¨¢n funcionando. ¡°Hay una desigualdad brutal, la equidad del sistema educativo ha saltado por los aires y la situaci¨®n de las familias depende del colegio en el que caigan¡±, se?ala Pedro Delgado, de la federaci¨®n de familias de Andaluc¨ªa. Aquellos en los que funcionan suelen ser centros que en el confinamiento o antes ya ten¨ªan rutinas online establecidas, o los que en verano aprovecharon para ponerse al d¨ªa.
¡°En mi colegio lo est¨¢n haciendo genial. Imparten educaci¨®n online desde las nueve de la ma?ana con pausas, en grupos reducidos a los que les van asignando tareas, con incentivos y retos para los chavales... Tengo a mi hijo feliz porque en casa est¨¢ a su ritmo y sin mascarilla¡±, explica Nuria Mora, cuyo hijo estudia en un centro privado de Pozuelo.
Laura es tambi¨¦n madre de un colegio concertado donde apunta que lo han resuelto muy bien: ¡°Mi hija, de nueve a?os, aprendi¨® much¨ªsimo en el confinamiento, as¨ª que es bastante aut¨®noma. No es igual que presencial, pero tienen a la profesora al otro lado (...) Ella les da explicaciones, les manda la tarea, van haciendo ejercicios, los corrigen, est¨¢n atendidos y funciona, aunque todos necesitan tener un dispositivo y eso puede ser problem¨¢tico¡±, asegura.
Macarena, de un colegio p¨²blico de Ja¨¦n, se?ala que en su centro tambi¨¦n est¨¢ yendo bien, pese a los desajustes iniciales. ¡°Pasamos un par de d¨ªas desorganizados, pero ahora ya est¨¢ funcionando, los chavales que no ten¨ªan dispositivo lo han conseguido y las familias pueden teletrabajar en horario lectivo, que ya es un logro¡±, concluye.
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