Crisis y familias a la intemperie
Los tiempos de dificultades siempre se ceban con los peque?os. Las escuelas deben estar preparadas para atenuar sus carencias materiales y emocionales
?Crisis? ?Cu¨¢l de ellas? El vocablo ¡°crisis¡± no distingue entre el singular y el plural. ?Ser¨¢ porque nunca viene una sola? Y casi todas se ceban con los peque?os. Hace tiempo que las grandes organizaciones humanitarias alertan de los graves riesgos que amenazan a la infancia: la degradaci¨®n medioambiental; el incremento de las desigualdades; la regresi¨®n en materia de derechos humanos; la degradaci¨®n de la democracia, de la educaci¨®n y de la convivencia¡
Tenemos uno de los porcentajes m¨¢s altos de Europa de pobreza infantil: ...
?Crisis? ?Cu¨¢l de ellas? El vocablo ¡°crisis¡± no distingue entre el singular y el plural. ?Ser¨¢ porque nunca viene una sola? Y casi todas se ceban con los peque?os. Hace tiempo que las grandes organizaciones humanitarias alertan de los graves riesgos que amenazan a la infancia: la degradaci¨®n medioambiental; el incremento de las desigualdades; la regresi¨®n en materia de derechos humanos; la degradaci¨®n de la democracia, de la educaci¨®n y de la convivencia¡
Crisis econ¨®mica que destruye el futuro de algunos
Tenemos uno de los porcentajes m¨¢s altos de Europa de pobreza infantil: entre el 25% y el 30% de ni?os y ni?as espa?oles est¨¢n sometidos al tormento de la pobreza. Estamos tan habituados que hay quien cree que los pobres viven sin zozobra su situaci¨®n. Las dificultades que deben afrontar las familias provocan angustias y el derrumbe de expectativas vitales, sensaci¨®n de impotencia, fatiga vital y escasa confianza en el esfuerzo¡ Se abre la puerta a la desidia.
Estos peque?os no cuentan con espacios para el juego ni para las tareas escolares, no pueden participar en actividades extraescolares de calidad y viven sin alternativas de ocio sano. El cierre de los comedores escolares ha dejado a muchos sin el plato diario que necesitan. En periodos no lectivos no hay alternativas para nadie. En la detecci¨®n de criaturas en dificultades, siempre destacan num¨¦ricamente los que viven en situaci¨®n de pobreza. La falta de recursos, la convivencia familiar en condiciones adversas y los malestares entre los adultos tienen consecuencias negativas para todos y especialmente para los menores que se encuentran con barreras emocionales y culturales para el aprendizaje con el consiguiente trastorno en el desarrollo.
La desprotecci¨®n de los entornos familiares sin condiciones que propicien el cuidado de lo educativo acaba sobrecargando las escuelas con un importante incremento de las necesidades vinculadas a la diversidad. A ello hay que a?adir que desde el inicio de la pandemia el empeoramiento de las condiciones ha comportado reducciones del profesorado dedicado a la atenci¨®n a la diversidad.
?Qu¨¦ podemos hacer?
Adem¨¢s de la necesaria lucha para la eliminaci¨®n de la pobreza, muchos estudiosos coinciden en las siguientes exigencias:
a. La principal propuesta: ofrecer plazas escolares de calidad para la poblaci¨®n de menor de tres a?os, sin barreras de acceso a la poblaci¨®n m¨¢s vulnerable, acompa?adas de adecuadas pol¨ªticas de infancia.
b. Es necesario hacer visible este drama y que tanto los centros educativos como entidades (clubes deportivos, espacios culturales¡) se planteen acciones y estrategias concretas cooperando a trav¨¦s de redes locales de corresponsabilidad.
c. Los centros educativos deben contar, seg¨²n establece la LOMLOE en su art¨ªculo 12.5, con planteamientos pedag¨®gicos que prevean medidas para atender la compensaci¨®n de los efectos que las desigualdades socioecon¨®micas tienen en el desarrollo infantil. Al Ministerio de Educaci¨®n se le olvid¨® incluirlo en su nuevo real decreto de curr¨ªculum. Veremos qu¨¦ hacen las comunidades aut¨®nomas.
d. El profesorado debe contar con formaci¨®n para saber responder de forma inclusiva a las dificultades de los ni?os en situaci¨®n de exclusi¨®n, como miembros de grupos familiares a los que la realidad social mantiene sin los recursos y apoyos que precisan.
Crisis de fatiga emocional y miedo
Habituados a hacer previsiones a medio y largo plazo, ahora la incertidumbre nos desorienta y corre el riesgo de convertirse en desesperanza. El estado emocional de muchas familias se va ti?endo de temores, de ansiedad, de tristeza, de crispaci¨®n¡ Se vac¨ªan los proyectos y las relaciones se llenan de peque?os conflictos. Sin optimismo y con el buen ¨¢nimo exhausto crece el desespero. Surgen nuevas orfandades porque muchos adultos, absortos en las pantallas, ignoran a los suyos y estos quedan asilados en los nuevos hospicios electr¨®nicos.
?Y no suenan las alarmas! El profesorado en las escuelas no ha contado con orientaciones para descubrir estrategias que, sin descuidar la protecci¨®n sanitaria, siguieran cultivando el buen trato, las din¨¢micas emp¨¢ticas, la expresividad emocional, el desarrollo de las capacidades de comunicaci¨®n. Unos centros lo han bordado y otros se han perdido en el laberinto.
Vemos como est¨¢ aumentando el n¨²mero de menores con ansiedad, con dificultades de atenci¨®n y en la regulaci¨®n de conductas, con tristeza en el ¨¢nimo, con poca capacidad de esfuerzo para lograr incluso aquello que les interesa, con ira ante las peque?as contrariedades, con trastornos psicosom¨¢ticos, con retraso madurativo¡
?Qu¨¦ podemos hacer?
a. Es necesaria una recopilaci¨®n de buenas pr¨¢cticas que favorezcan la gesti¨®n de la subjetividad: el equilibrio emocional, que fortalezcan los buenos tratos, refuercen las estrategias de comunicaci¨®n y los afectos, tanto referidas a menores como a familias y profesorado. La escuela debe cuidar la de estrategias, que potencien la implementaci¨®n entre el alumando y sus familias el cuidado del equilibrio interior, el sentimiento de seguridad¡ Tambi¨¦n sabemos que el contacto con la naturaleza, las actividades corporales y las din¨¢micas cooperativas facilitan el bienestar. Las pr¨¢cticas de gesti¨®n emocional implementadas entre el profesorado han facilitado ambientes escolares m¨¢s estimulantes, acogedores.
b. Es necesario poner alcance de todos unas estrategias que nos capaciten para reaccionar ante lo imprevisible y nos habiliten para saber solucionar problemas. El pensamiento cr¨ªtico facillita el discernimiento entre informaci¨®n y alarmismo y ayuda a saber elegir en qu¨¦ y en qui¨¦n confiar.
c. Los conocimientos de la psicopatolog¨ªa infantil tienen que estar m¨¢s presentes en las escuelas para posibilitar estrategias sanadoras antes de que el malestar eche ra¨ªces y enferme el interior.
Crisis por el aislamiento y las soledades
En muchos, el miedo al contagio ha generado recelo a las interacciones y est¨¢n a un paso del miedo a los dem¨¢s. Muchos han perdido los contextos espont¨¢neos de interacciones y se han quedado solos. Educar siempre es un proceso complejo que precisa alegr¨ªa, algunos conocimientos y, sobre todo, tener con quienes compartir. Educar es tan complejo que requiere participar en una comunidad de saberes. Perdida la comunidad se pierde el equilibrio y queda muy mermada la capacidad de entender qu¨¦ sucede en la familia y qu¨¦ le sucede a uno mismo. Los recursos y saberes han crecido mucho m¨¢s que las dificultades. Sin embargo, quien queda desconectado de la comunidad corre el riesgo de volver a las l¨®gicas educativas de hace 100 a?os.
Las familias no siempre se han topado con circunstancias favorables. Pero esta vez hay un h¨¢ndicap singular: cuando el desconcierto y el miedo son colectivos, muchos queden bloqueados e ignoran incluso lo que saben. Muchos de los ni?os criados en din¨¢micas de aislamiento evidencian fuerte dependencia a sus progenitores, recelos en las relaciones, ansiedad ante situaciones desconocidas e incluso episodios de rabia intensa. Algunos padres y madres, por su parte, tambi¨¦n sienten la relaci¨®n permanente con el ni?o como una necesidad. Viven cualquier distancia con una sensaci¨®n de p¨¦rdida.
?Qu¨¦ podemos hacer?
Frente al aislamiento y el miedo educativo es necesario avanzar en la socializaci¨®n de la crianza. Muchas pr¨¢cticas se han evidenciado como ¨²tiles:
a. En los centros, cuidar la acogida tanto de los ni?os y ni?as como de las familias. Cuidar la seguridad afectiva en el grupo. Garantizar el ambiente sereno, alegre, optimista, solidario¡ Promover encuentros de familias en grupos estables favoreciendo el nacimiento de amistades estables.
b. Talleres ¨C tertulias de familias ya sean presenciales o por medios telem¨¢ticos basadas en conversaciones entre ellas. Facilitar, potenciar la generaci¨®n de redes entre las familias. Potenciar la puesta en com¨²n de recursos y estrategias descubiertas para hacer frente a las actuales dificultades.
c. Cuidado de las familias que han entrado en una din¨¢mica de desorientaci¨®n y soledad frente a las dificultades educativas.
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