Educar frente al discurso de odio
El desaf¨ªo fundamental para el profesorado es dotar a los estudiantes de las habilidades y el conocimiento imprescindible para reconocer las formas antidemocr¨¢ticas de poder
Los discursos pol¨ªticos de odio parece que no tienden a surgir de forma espont¨¢nea y aleatoria, sino que muestran una clara intencionalidad pol¨ªtica, impulsados por ciertos sectores con la finalidad de desestabilizar a gobiernos democr¨¢ticos o figuras p¨²blicas representativas de ellos. Emergen y son impulsados por colectivos minoritarios pero poderosos, muy relacionados entre s¨ª y con fuentes de financiaci¨®n muy potentes. Las campa?as siguen una pauta de difusi¨®n de mensajes muy marcada, ac...
Los discursos pol¨ªticos de odio parece que no tienden a surgir de forma espont¨¢nea y aleatoria, sino que muestran una clara intencionalidad pol¨ªtica, impulsados por ciertos sectores con la finalidad de desestabilizar a gobiernos democr¨¢ticos o figuras p¨²blicas representativas de ellos. Emergen y son impulsados por colectivos minoritarios pero poderosos, muy relacionados entre s¨ª y con fuentes de financiaci¨®n muy potentes. Las campa?as siguen una pauta de difusi¨®n de mensajes muy marcada, actuando como una especie de milicias digitales, que incluso intentan se?alar y perseguir online a quienes cuestionen las ideas que difunden. Se convierten as¨ª en lo que se denominan odiadores o haters.
En las redes sociales se detecta un patr¨®n com¨²n, especialmente en Twitter: grupos vinculados a la ultraderecha organizan campa?as a trav¨¦s de algunas cuentas aut¨¦nticas, seguidas de inmediato por la acci¨®n de un importante n¨²mero de cuentas falsas para convertir determinados hashtags en tendencias e influir de este modo en el estado de opini¨®n. Las investigaciones muestran evidencias encontradas de la automatizaci¨®n de estos procesos: desde la repetici¨®n de determinadas erratas de forma id¨¦ntica en la difusi¨®n de los hashtags o la elevada presencia de cuentas falsas. Un tercer factor es el llamativo aumento del n¨²mero de cuentas creadas en los momentos previos a las campa?as que se utilizan igualmente para difundirlas.
Como han comprobado previamente otras investigaciones, estas campa?as se disfrazan como pretendidas noticias reales, sin ofrecer fuentes fiables. Una de las finalidades es crear la ilusi¨®n de falsos enemigos o peligros, y que la poblaci¨®n vea como amenazas las propuestas ideol¨®gicas y pol¨ªticas asociadas a grupos, gobiernos y colectivos pol¨ªticos y sociales progresistas, de izquierda o que defienden derechos humanos. Para ello, se crean los denominados ¡°diccionarios metapol¨ªticos¡± para imponer una determinada visi¨®n pol¨ªtica muy sesgada, con t¨¦rminos agresivos y que se utilizan como forma despreciativa de descalificar al oponente, que son continuamente repetidos, como ¡°criminal¡±, ¡°okupa¡±, ¡°comunista¡±, ¡°filoetarra¡±, etc¨¦tera.
Estos discursos pol¨ªticos tienden a centrar el foco del inter¨¦s en cuestiones emocionales que apelan a la irracionalidad para que se asuman las noticias sin oposici¨®n y se compartan de forma r¨¢pida alcanzando visibilidad y viralidad (mediante matrices de difusi¨®n que hacen de transmisores). Con su lenguaje agresivo y con ataques incluso personales, contribuyen a polarizar emocionalmente frente al ¡°otro¡±, generando un clima de confrontaci¨®n, miedo, crispaci¨®n y permanente conflicto. Buscan as¨ª que la matriz de opini¨®n opuesta reaccione a esos mensajes pol¨ªticos de odio para viralizarlos, con la propia interacci¨®n de los contrarios.
Se pretende generar un clima social que cuestiona la democracia mediante el descr¨¦dito de la pol¨ªtica como mecanismo de participaci¨®n y de representaci¨®n (tachando de ¡°golpistas¡± a gobiernos elegidos democr¨¢ticamente), difundiendo el mensaje de que las elecciones no son fiables porque el fraude electoral se ha constituido en parte del propio sistema (solo cuando no son elegidos sus l¨ªderes).
Esta estrategia de la ultraderecha est¨¢ siendo asumida y compartida por sectores conservadores, que les retuitean y difunden sus mensajes. Lo m¨¢s grave es el posible car¨¢cter performativo que conllevan, pues se percibe en los casos analizados que este discurso pol¨ªtico del odio difundido en Twitter puede generar un clima de odio pol¨ªtico en la realidad social offline, como hemos visto en tantos casos reales. Se genera as¨ª una situaci¨®n en la que cada vez parece m¨¢s dif¨ªcil construir en la realidad puentes de entendimiento o b¨²squeda de acuerdos entre los diferentes, en funci¨®n del bien com¨²n, la tolerancia y la justicia social.
El derecho y la propia Constituci¨®n Espa?ola garantiza el derecho a la libre expresi¨®n de ideas u opiniones (art¨ªculo 20), pero no como derecho absoluto e ilimitado, sino que debe ejercerse de forma que no atente contra los derechos de los dem¨¢s respetando el derecho al honor, a la dignidad, a la igualdad y la no discriminaci¨®n, como recomienda el C¨®digo de conducta para combatir el discurso de odio ilegal en l¨ªnea (Code of conduct on countering illegal hate speech online) firmado por la UE con Twitter y las redes sociales. Por eso deber¨ªamos avanzar, no solo en medidas legales y punitivas respecto a los discursos pol¨ªticos de odio, sino tambi¨¦n a trav¨¦s de una educaci¨®n que los prevenga y dote a las futuras generaciones de herramientas de an¨¢lisis y respuesta ante ellos.
Los mensajes, noticias y campa?as que llegan a trav¨¦s de las redes sociales son ahora la fuente de lecturas y contenidos de buena parte de la ciudadan¨ªa, especialmente de los m¨¢s j¨®venes. Una de las herramientas que en este sentido se ha implementado en la educaci¨®n formal ha sido la asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa y los Derechos Humanos durante la vigencia de la LOE (2006). Aunque con la Lomce (2013) se elimin¨® esta materia, en la nueva ley educativa (Lomloe, 2020) se recupera con la asignatura de Educaci¨®n en valores c¨ªvicos y ¨¦ticos que, seg¨²n el art¨ªculo 121 de esta ley, debe formar ciudadanas y ciudadanos comprometidos con los valores democr¨¢ticos y con el desarrollo de capacidades digitales y una cultura de alfabetizaci¨®n medi¨¢tica cr¨ªtica que ense?e a leer e interpretar el mundo. Puede ser una oportunidad clave para facilitar esas herramientas de an¨¢lisis y respuesta al discurso pol¨ªtico de odio en las redes, sabiendo, no obstante, que estas herramientas no siempre muestran una eficacia significativa.
Necesitamos otro modelo de educaci¨®n para otro modelo de sociedad donde no sea posible, ni siquiera pensable, el neofascismo y sus doctrinas del odio al diferente, de antifeminismo, de antiecologismo y de desprecio a los derechos humanos m¨¢s fundamentales. Un modelo de educaci¨®n basado en el bien com¨²n.
La reconstrucci¨®n de otro tipo de sociedad requiere no solo necesarias e imprescindibles propuestas, reivindicaciones y acciones concretas, directas y a corto plazo. Son luchas cruciales. Pero hemos de pensar tambi¨¦n en la ¡°batalla ideol¨®gica global¡± en la que estamos inmersos. Lo cual exige un planteamiento estrat¨¦gico fundamental a m¨¢s largo plazo: la necesidad de deconstruir la genealog¨ªa de los ¡°valores¡± neofascistas y neoliberales dominantes que se infiltra en la educaci¨®n y la imprescindible tarea de entusiasmar y comprometer con ¡°valores¡± y concepciones solidarias a toda la ciudadan¨ªa y a las nuevas generaciones en aras del bien com¨²n. Es aqu¨ª, en el campo de batalla de la educaci¨®n donde se libra la lucha estrat¨¦gica y esencial, y es aqu¨ª donde tambi¨¦n se han de concentrar fuerzas.
Por eso el desaf¨ªo fundamental para el profesorado y las comunidades educativas, dentro de la actual ¨¦poca de neofascismo, es facilitar a los estudiantes las condiciones y dotarles de las habilidades y el conocimiento imprescindible para reconocer las formas antidemocr¨¢ticas de poder, la forma represiva en que los intereses ideol¨®gicos invaden no s¨®lo las escuelas sino tambi¨¦n la cultura popular, inquirir sobre las razones profundas de las injusticias y pelear contra las sistem¨¢ticas desigualdades econ¨®micas, de clase, de etnia y de g¨¦nero, conectar el trabajo escolar con los asuntos de la vida social y pol¨ªtica real de nuestra sociedad.
Se trata no solo de aprobar en antifascismo, sino de sacar la m¨¢xima nota en el rechazo y la eliminaci¨®n del fascismo, la homofobia, el machismo y el racismo, que est¨¢n unidos por el mismo hilo de odio y discriminaci¨®n, sacando matr¨ªcula en derechos humanos y sociales en todo el sistema educativo, desde infantil a la universidad. Porque, para ser dem¨®cratas hay que ser antifascistas.
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