Los colegios mayores afrontan el mayor cambio en 80 a?os: convertirse en mixtos
Aunque empezaron como granero de adoctrinamiento franquista, algunos fueron un foco de lucha contra el r¨¦gimen con una potente vida cultural, pero todav¨ªa hay resistencia a la convivencia entre estudiantes de distinto sexo
Escenas pol¨¦micas de novatadas o de machismo, como la vivida en el El¨ªas Ahuja de Madrid, llevan espor¨¢dicamente a las portadas de la prensa unas andanzas en los colegios mayores que destilan un regusto anacr¨®nico y violento que no se corresponde con la vida diaria de la mayor¨ªa de estos centros. Estas instalaciones, donde actualmente conviven en Espa?a 17.000 universitarios, nacieron en 1943 como granero de adoctrinamiento franquis...
Escenas pol¨¦micas de novatadas o de machismo, como la vivida en el El¨ªas Ahuja de Madrid, llevan espor¨¢dicamente a las portadas de la prensa unas andanzas en los colegios mayores que destilan un regusto anacr¨®nico y violento que no se corresponde con la vida diaria de la mayor¨ªa de estos centros. Estas instalaciones, donde actualmente conviven en Espa?a 17.000 universitarios, nacieron en 1943 como granero de adoctrinamiento franquista y se rigen desde entonces ¡ªaunque nadie se ha propuesto reformarlo¡ª por un decreto preconstitucional, de 1973. Con el paso del tiempo, sus trayectorias divergieron: unos se convirtieron en un gran foco de protesta contra el r¨¦gimen dictatorial con una programaci¨®n cultural de primer orden, otros se han mantenido casi igual ¨DVox trata de reclutar all¨ª a nuevas hornadas de simpatizantes¨D, y una mayor¨ªa se ha ido modernizando y mantiene la actividad cultural. En este escenario, la decisi¨®n del Ministerio de Universidades de desvincular de los campus p¨²blicos a los colegios que sigan segregando por sexos no ha sido bien acogida en algunos sectores. Se comprueba en las redes sociales, donde incluso hay quien habla del ¡°fomento del acoso y la cultura de la violaci¨®n¡± si los colegios ¨Dahora hay 50 mixtos en Espa?a y 59 que no lo son¨D pasan a acoger a los dos sexos.
En 1365 la Corona de Castilla fund¨® en Bolonia (Italia) ¨Ddonde ya hab¨ªa otros¨D el Colegio de San Clemente de los Espa?oles para dar estudios a personas sin recursos y talento. Sus inscritos copiaron el modelo en Espa?a y en 1401 se inaugur¨® en Salamanca el primer colegio en territorio nacional. Durante sus primeros dos siglos, los colegios formaron a los mejores como cantera de altos funcionarios. Nicanor G¨®mez Villegas, doctor en Historia Antigua y director del colegio mayor Isabel de Espa?a, cuenta en un texto c¨®mo se torci¨® la deriva: ¡°La nobleza puso sus ojos en esas becas y comenz¨® a acapararlas de modo fraudulento. La perpetuaci¨®n del esp¨ªritu de casta y del nepotismo entre colegiales y antiguos colegiales har¨ªan el resto¡±.
¡°La idea no era recoger a gente con un modo de vida privilegiado, pero con el paso de los siglos suscitaron la atenci¨®n de corporaciones y fundaciones religiosas que vieron la posibilidad de insertar sus propios objetivos de formaci¨®n dentro de la formaci¨®n general universitaria¡±, sostiene Jos¨¦ Joaqu¨ªn Caerols, catedr¨¢tico de Filolog¨ªa Latina en la Universidad Complutense de Madrid. ¡°Esto era espurio, porque el prop¨®sito de un colegio mayor era y es que los colegiales se re¨²nan con el objetivo com¨²n del conocimiento¡±, prosigue el tambi¨¦n director de la asociaci¨®n de antiguos alumnos del San Juan Evangelista, en Madrid, conocido popularmente como el Johnny. La nobleza acapar¨® estos centros y se cre¨® un resentimiento hacia lo que los colegiales representaban. Perdieron prestigio, pero revivieron coincidiendo con los periodos absolutistas de Fernando VII, los gobiernos moderados del XIX y la dictadura de Primo de Rivera.
Pese a que la Residencia de Estudiantes ¨Ddisc¨ªpula de los primeros colegios medievales¨D creada en 1910 por la Junta para Ampliaci¨®n de Estudios e Investigaciones (un ente p¨²blico de la Monarqu¨ªa), se cerr¨® al inicio de la Guerra Civil, su esp¨ªritu innovador pervivi¨® en algunos colegios durante la dictadura. Terminada la guerra, ya en 1943, los colegios se refundaron para perpetuar el r¨¦gimen, pero algunos en Madrid ¨Dencabezados por el Chaminade, el San Juan Evangelista o el Isabel de Espa?a¨Dse convirtieron en un hervidero de protesta antifranquista
¡°El San Juan Evangelista siempre fue un colegio de grandes oportunidades, al que pudimos ir j¨®venes de provincias sin una situaci¨®n boyante¡±, recuerda Caerols. ¡°Ten¨ªa una pol¨ªtica de precios m¨¢s bajos porque en vez de 100 habitaciones, hab¨ªa 400¡å. Por eso, la asociaci¨®n ha pedido a la Complutense que mantenga los 400 dormitorios cuando lo reforme y reabra. ¡°Las mejores experiencias y los amigos para toda la vida se hacen en una habitaci¨®n compartida¡±, sostiene. ¡°Se pod¨ªa hablar y pasar a la acci¨®n no de forma estruendosa, pero s¨ª de facto¡±, cuenta orgulloso el profesor. All¨ª se reun¨ªa el colectivo gay, se proyectaban pel¨ªculas prohibidas por el r¨¦gimen y se escond¨ªa a amigos buscados por la polic¨ªa.
La vida cultural y subversiva ¡°no solo pasaba en el San Juan, pero era el que m¨¢s se ve¨ªa, el que menos se ocultaba¡±. En los a?os sesenta en ese colegio se estren¨® en Espa?a la pel¨ªcula rusa El acorazado Potemkin, entonces ilegal, con un piano tocando m¨²sica en directo. Tras los visionados se hablaba de pol¨ªtica y libros. En democracia la programaci¨®n no desmereci¨®. El ¨²ltimo concierto de Camar¨®n de la Isla, en 1992, fue en el Johnny, que se convirti¨® en un templo del jazz y el flamenco. Mientras, Gabinete Caligari grab¨® un disco en directo en el Mendel.
¡°Cada colegio ten¨ªa una cosa que yo echo de menos, una singularidad¡±, se lamenta Caerols. ¡°Unos, el deporte; otros, la pintura o la m¨²sica. Y hab¨ªa muchas actividades compartidas. Viernes, s¨¢bado y domingo, ¨ªbamos de un colegio a otro¡±. La singularidad se mantiene, aunque con perfil m¨¢s bajo, y siguen las actividades de debate, teatro o ajedrez intercolegiales. El Cisneros, en Madrid, contin¨²a siendo la cuna del rugby; en el Albor¨¢n de Sevilla, del Opus, ampl¨ªan los horizontes de sus colegialas con un potente programa para empoderar a sus alumnas, y en el Oviedo de Salamanca practican ahora tiro con arco.
El decreto franquista obligaba a que colegiales y colegialas no viviesen juntos, pero en democracia las cosas cambiaron. ¡°El San Juan oficiosamente siempre fue mixto, hubo un trasiego enorme de personas de ambos sexos y parejas pr¨¢cticamente conviviendo en los a?os setenta¡å, recuerda Caerols, que vivi¨® all¨ª entre 1979 y 1984. ¡°El colegio no pon¨ªa ning¨²n reparo a que esa situaci¨®n se diese¡±. En los a?os noventa muchos colegios se fueron haciendo mixtos, en muchas ocasiones por el ingreso masivo de mujeres en las aulas ¨Drepresentan hoy el 55% de los alumnos de grado¨D. Incluso admiti¨® a chicas el colegio Barber¨¢n y Collar, del Ej¨¦rcito del Aire. Matilde Fern¨¢ndez, ministra socialista entonces, fue una de las personas que presion¨® para que as¨ª fuese.
En este escenario, la Complutense decidi¨® hacer mixtos tres colegios de su propiedad en 2010 y se vivieron momentos de gran tensi¨®n. Unos 300 estudiantes increparon al entonces rector, Carlos Berzosa, lo zarandearon y tuvo que salir escoltado. En opini¨®n de algunos colegiales, era una afrenta a su intimidad, identidad y tradici¨®n, ¡°algo que se est¨¢ perdiendo inexplicablemente en nuestro pa¨ªs¡±, declar¨® un colegial a este diario. ¡°Perder¨ªamos parte de lo que tenemos, los mixtos tienen m¨¢s problemas de convivencia¡±, subray¨® otro estudiante de ingenier¨ªa aeron¨¢utica.
¡°Fue muy desagradable. Me hab¨ªan advertido de que los colegiales quer¨ªan montar un foll¨®n, as¨ª que yo llegu¨¦ al rectorado pronto. Se reun¨ªa el consejo de gobierno¡±, recuerda Berzosa. ¡°Ya estaban. Chillaban y chillaban y yo les dec¨ªa: ¡®Por favor, que estamos en un ambiente universitario, vamos a dialogar¡¯. Les invit¨¦ a que entraran dos o tres a exponer sus argumentaciones, con voz pero sin voto. No quisieron, lo cual es muy sintom¨¢tico¡±, reflexiona. Apenas una persona de la setentena de miembros del consejo de gobierno vot¨® en contra de dejar de segregar por sexos.
En el colegio Marqu¨¦s de la Ensenada, adscrito a la Complutense, Berzosa no encontr¨® tanto rechazo. ¡°Nos encontramos un problema de homofobia, hicimos una inspecci¨®n ¨Daunque hab¨ªa alguna duda porque era privado¨D y a ra¨ªz de esta situaci¨®n, cerraron, hicieron reformas y con la excusa lo hicieron mixto¡±, recuerda el exrector, abiertamente progresista. ¡°Aunque era de una fundaci¨®n muy conservadora, me invitaron para que viera lo que hab¨ªan cambiado¡±.
El ministro de Universidades, Joan Subirats, plante¨® esta semana en EL PA?S la necesidad de redactar un nuevo decreto: ¡°No tenemos por qu¨¦ volver a los tiempos de la tuna, sino generar un marco de juego en el que los colegios mayores puedan tener sentido¡±. Queda como m¨¢ximo un a?o de legislatura, as¨ª que quiz¨¢ el nuevo texto tenga que esperar.
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