Discurso del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, previsto durante la presentaci¨®n del libro de Heribert Barrera "Qu¨¦ piensa Heribert Barrera"
Recib¨ª la petici¨®n de presentar un libro sobre Heribert Barrera. Sobre qu¨¦ piensa Heribert Barrera, en un cierto sentido, qui¨¦n es Heribert Barrera.
Siempre he tenido consideraci¨®n por ¨¦l. Aunque s¨¦ que a veces ha estado muy en desacuerdo con actuaciones y orientaciones m¨ªas. Desacuerdo expresado algunas veces de una manera tajante. Otras veces m¨¢s suavemente. Otras, simplemente adivino su desaprobaci¨®n. Por tanto, pens¨¦, este libro en m¨¢s de un punto deber ser cr¨ªtico con CiU y con el Gobierno de la Generalitat.
No tuve antes de irme a M¨¦jico tiempo de leer el libro. Nada m¨¢s mir¨¦ el ¨ªndice, que no daba ninguna orientaci¨®n. Lo oje¨¦ muy r¨¢pidamente. Demasiado r¨¢pidamente. Vi que hac¨ªa algunas cr¨ªticas contra algunos hechos y algunas personas y tambi¨¦n contra nuestra actuaci¨®n de los ¨²ltimos a?os. Nada que me aconsejara decir que no. Y dije que s¨ª. Que lo presentar¨ªa.
?Por qu¨¦ dije que s¨ª en un gesto de confianza? Porque tuve presente lo que ha sido y lo que ha significado Barrera durante muchos, muchos a?os.
Barrera empieza a actuar a los 17 a?os en el BEN (Bloc Estudiantil Nacionalista). Durante la guerra es voluntario del Ej¨¦rcito de la Rep¨²blica. Se exilia el a?o 1939 a Montpellier. Cede su piso en algunos casos a jud¨ªos que pasan por Montpellier huyendo hacia Espa?a. Es detenido por la Gestapo. Vuelve a Catalu?a en 1952.
Por tanto, tiene un historial de dem¨®crata aut¨¦ntico. Con un perfil muy influido por la pol¨ªtica francesa, y poniendo por tanto, mucho, el acento en los derechos humanos.
Una vez en Catalu?a, milita en ERC y con el tiempo se convierte en uno de los pol¨ªticos catalanes m¨¢s vinculados a la Instituci¨®n de la Generalitat en el exilio. De hecho, la pol¨ªtica de resistencia catalana en el interior de Catalu?a tuvo, durante mucho tiempo, poca relaci¨®n con la Generalitat y con el Presidente Tarradellas. No fue el caso de Barrera.
El resto, desde los a?os 70 hasta la actualidad, ya es conocida. Es conocido, por ejemplo, que fuera el primer Presidente del Parlamento. Y tambi¨¦n sabemos todos que ha sido y es un cr¨ªtico con el proceso auton¨®mico, tal como se ha llevado a cabo y tal como se lleva. Cr¨ªtico con CiU, que ha jugado un papel no exclusivo pero s¨ª importante, y cr¨ªtico conmigo. Todo esto era previsible que saliera en el libro, y as¨ª es. No por ello deb¨ªa de dejar de presentar el libro. No hace falta estar del todo de acuerdo con un libro para presentarlo.
Pero existen otros puntos en los cuales Barrera y yo no ve¨ªamos las cosas de la misma manera, donde no hay acuerdo entre nosotros. Sobre todo, en el tema de la inmigraci¨®n, donde el desacuerdo es profundo.
No entrar¨¦ a debatir nada. Barrera me permitir¨¢, en cambio, que aproveche este acto para decir, por en¨¦sima vez, lo que pienso sobre este tema. Un tema sobre el que he trabajado desde hace 50 a?os. Siempre en la misma l¨ªnea. Con la integraci¨®n de las personas, con la cohesi¨®n social y con la convivencia ciudadana como objetivos b¨¢sicos. Objetivos a conseguir a trav¨¦s del respeto de los derechos humanos y de la creaci¨®n de una sociedad abierta a la promoci¨®n social, econ¨®mica, cultural y de estatus de las personas y de las familias.
Una pol¨ªtica que ha de poner, al mismo tiempo, el acento en los derechos y en los deberes de todos. Los inmigrantes han de ser conocedores de sus derechos y los han de poder reclamar con resultados tangibles. Y de sus deberes, que son los de todos los ciudadanos y adem¨¢s, el de aceptar que el pa¨ªs receptor tiene una identidad propia que los reci¨¦n llegados han de respetar y, de una manera y otra seg¨²n los casos, y con mayor o menor grado, aceptar. Por lo que respecta a los ciudadanos del pa¨ªs receptor, tienen el deber de tener claro que los reci¨¦n llegados tienen los mismos derechos que ellos (y a veces con discriminaci¨®n positiva si lo requiere su condici¨®n social, econ¨®mica y familiar) y que en ciertos aspectos necesitan especial comprensi¨®n. Y tienen el derecho de reclamar que su estilo de vida no sea alterado substancialmente y que su identidad como colectividad no se vea amenazada.
El resultado de todo esto, como dec¨ªa, ha de ser de convivencia y cohesi¨®n, trato justo y posibilidad de promoci¨®n para todos los ciudadanos, sea cual sea su origen. Y que lo que durante siglos ha sido el tronco central de Catalu?a persista como tal con los injertos que la historia y la demograf¨ªa le vayan a?adiendo.
Como dec¨ªa, la consideraci¨®n que siento hacia Heribert Barrera, y que hoy me hace estar aqu¨ª, me permite bien lealmente expresar lo que sobre esto he pensado, y que est¨¢ lejos de sus puntos de vista.
Esta ha sido siempre mi postura, y es la del Gobierno de la Generalitat. Las opiniones contrarias a este posicionamiento, sean de quienes sean, y vengan de donde vengan, no har¨¢n que ni el Presidente ni el Gobierno modifiquen ni su discurso ni su actuaci¨®n.
Barrera y yo hacemos hoy un ejercicio de di¨¢logo. Desde posiciones contradictorias, en este tema y en alg¨²n otro. Yo no lo podr¨ªa hacer si no supiera que Barrera es un dem¨®crata y que quiere al pa¨ªs. Que es serio, que no es superficial ni oportunista.
Sin complejos.
Sin miedo. Sobre todo, sin miedo. El miedo solo aconseja mal. Y nuestro pa¨ªs ha superado bastantes pruebas, suficientemente dif¨ªciles, para que podamos tener confianza en nosotros mismos. Para que podamos no tener miedo. Hemos construido, y tenemo shoy una sociedad de convivencia y de progreso individual y colectivo. En este sentido, muchos expertos de todas partes han valorado muy bien nuestra experiencia, nuestra realidad, la manera como todos juntos lo hemos hecho. La han valorado como un hecho poco frecuente y, por tanto, especialmente positivo. No nos hemos de dejar quitar este tesoro. Todos hemos contribuido. Los seis millones de ciudadanos de Catalu?a. Por tanto, a todos ellos les invito a la confianza y a la autoestima.
Barcelona, 1 de marzo de 2001.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.