"Nos han avisado despu¨¦s de la explosi¨®n"
Vecinos y trabajadores de la zona relatan el "susto" que supone vivir un atentado
"Hemos escuchado una explosi¨®n y a continuaci¨®n nos han avisado para desalojar el edificio". Francisco, que hab¨ªa pasado por la esquina de la calle Rufino Gonz¨¢lez con la de Alcal¨¢ apenas diez minutos antes de que estallara el coche bomba colocado por ETA, ha relatado con esas palabras los momentos inmediatamente posteriores al atentado. Francisco, que trabaja en la empresa Codere, a escasos 100 metros del lugar de la explosi¨®n, ha explicado que hab¨ªa salido de la parada de Metro de Suances a las 9.17 y que hab¨ªa pasado junto al coche bomba mientras hojeaba el peri¨®dico unos minutos despu¨¦s. Como cada d¨ªa, ha llegado a su oficina y se ha puesto a trabajar. Al poco, ha o¨ªdo la explosi¨®n -"no me ha parecido que fuera una bomba", dec¨ªa- y despu¨¦s, les han ordenado desalojar, aunque no ha podido precisar qui¨¦n ha dado la orden. "Creo que han avisado a la porter¨ªa y luego nos han dicho que sali¨¦semos". Seg¨²n su testimonio, no hab¨ªa ning¨²n polic¨ªa ni ninguna se?al de alarma cuando ha pasado delante del coche bomba de camino al trabajo.
S¨ª lo hab¨ªa un poco m¨¢s abajo, en el cruce de Rufino Gonz¨¢lez con la calle Albasanz, a unos 150 metros del lugar de la explosi¨®n. All¨ª, escasos segundos antes de la deflagraci¨®n, un polic¨ªa vestido de paisano y exhibiendo su placa en el bolsillo de la camisa, imped¨ªa el paso de los coches por la calle Rufino Gonz¨¢lez hacia la de Alcal¨¢. Su coche, atravesado en la calzada, hac¨ªa lo propio en el otro sentido de la calle. Mientras discut¨ªa con los conductores que quer¨ªan acceder a la calle, se ha o¨ªdo la explosi¨®n, potente como para hacer temblar la ropa, pero no demasiado impresionante. A¨²n as¨ª, los 20 kilos de explosivo colocados en el Renault Express, han causado ocho heridos, todos leves, en su mayor¨ªa por trastornos auditivos.
Inmediatamente, una enorme seta de humo blanco se elevaba por encima del edificio Arag¨®n, el m¨¢s cercano al coche bomba y que hab¨ªa sido desalojado, aunque no totalmente, minutos antes. Los trabajadores de las dos plantas superiores estaban todav¨ªa en el edificio cuando ha estallado el artefacto. Hay dos concesionarios de autom¨®viles en el edificio, aunque ninguno de los empleados ha resultado herido.
Pocos minutos despu¨¦s de la explosi¨®n, trabajadores de los edificios colindantes han bajado a la calle, entre comentarios de indignaci¨®n y algunos llantos y todos m¨®vil en mano, tranquilizando a los familiares y amigos en la medida de lo posible. Muchos de ellos eran compa?eros de Francisco en la empresa Codere, aunque algunos han sentido la explosi¨®n con mayor fuerza. Raquel Urbaneja relataba que, cuando ha o¨ªdo el estallido "sab¨ªa que era una bomba, no era el sonido de un mueble o una estanter¨ªa que se cae". Algunos aseguraban, tras varias horas en la calle sin poder acceder a su lugar de trabajo, que hab¨ªa sido un "susto", aunque otros hablaban de "miedo".
Justo al otro lado de la calle Alcal¨¢, un vecino relataba, con manchas de caf¨¦ en la camisa, que se hab¨ªa "ca¨ªdo al suelo con el caf¨¦ en la mano" al escuchar el estallido. "Ha sido un susto tremendo", dec¨ªa, preguntando a los periodistas, decenas, concentrados en las inmediaciones, si hab¨ªa habido desgracias personales. Mientras, la polic¨ªa iba ampliando el cord¨®n policial ante la posibilidad de que hubiese un segundo artefacto que no ha sido encontrado.
Una vez pasado el "susto", muchos de los viandantes y trabajadores de la zona mencionaban la propuesta de di¨¢logo con la banda terrorista presentada por el Gobierno en el Parlamento. Evidentemente, se han producido discusiones. "La culpa es de Zapatero, que quiere negociar. Con estos no se puede hablar", dec¨ªa una se?ora poco m¨¢s all¨¢ del cord¨®n policial. Inmediatamente, o¨ªa la r¨¦plica: "Se?ora, todos los Gobiernos lo han intentado, Aznar tambi¨¦n". "S¨ª, pero estos no han detenido a nadie", dec¨ªa otro, olvidando, por ejemplo, las detenciones de tres presuntos etarras ayer mismo. Partidarios de unos y otros se echaban en cara las posturas de los partidos. Tras varias horas en la calle y con el susto ya superado, la mayor¨ªa de los que rodeaban el cord¨®n policial eran trabajadores de las empresas pr¨®ximas y muchos de ellos olvidaban el atentado y preguntaban a la polic¨ªa o a los compa?eros cu¨¢ndo les dejar¨ªan volver a sus lugares de trabajo o si, directamente, pod¨ªan irse a casa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.