La lucidez de Chavela Vargas
La cantante ofrece ma?ana un concierto en el Teatro Alb¨¦niz de Madrid
A sus 87 a?os, Chavela Vargas mantiene una lucidez fruto de una memoria que guarda m¨¢s de 400 canciones, y un f¨ªsico producto del ejercicio continuo; pero, a¨²n as¨ª, no deja de pensar en su marcha: "Morir¨¦ un lunes, el d¨ªa m¨¢s aburrido", ha dicho, "pero no quiero cruces ni llantos. Que dejen descansar a la Vargas".
La cantante, nacida en Costa Rica, pero "mexicana de coraz¨®n", ofrecer¨¢ ma?ana un concierto en el madrile?o Teatro Alb¨¦niz, con las entradas agotadas hace d¨ªas. Lleva 14 a?os actuando en esta sala. "Yo soy la aut¨¦ntica due?a de este recinto", ha manifestado. El de ma?ana ser¨¢ un concierto "lindo", donde cantar¨¢ "mis canciones de siempre y otras viejas a las que tengo mucho respeto", dice; para luego a?adir, con la mayor naturalidad, "ya casi es como una despedida", aunque luego apostilla: "El a?o que viene estar¨¦ de nuevo aqu¨ª, aunque sea en silla de ruedas".
Chavela ha afirmado que nunca volver¨¢ a haber otra como ella. "No es vanidad, pero no la habr¨¢", ha dicho esta mujer que confiesa haber llevado una vida "muy intensa". "Todo lo he hecho a sabiendas y no me arrepiento de nada. Ni de lo bueno, ni de lo malo, ni de los momentos felices, ni de las tristezas. Al final, tengo el alma llena de paz y tranquilidad". Vive en una casita al lado del mar y es all¨ª donde le gustar¨ªa morirse "una tarde". Ella, que nunca ha sido una cantante al uso, dice, bromeando: "Me sali¨® mal el sue?o de artista. Al final soy una mujer de alma y esp¨ªritu, pero sin dinero". Y recuerda cuando, hace poco, se le cay¨® el techo de su casa: "Estaba tan triste que las sirenitas se acercaban y me cantaban 'vente con nosotras al fondo'; pero yo no me quiero morir todav¨ªa".
El secreto de su juventud
El secreto de mantener su juventud mental siendo octogenaria est¨¢ en su pasado y en su presente, como cuenta Chavela: "Siempre he hecho mucho ejercicio. Ando en bicicleta y llego donde voy. Adem¨¢s, tengo m¨¢s de 400 canciones en la cabeza, y eso ayuda. Si me metiera a rezar rosarios estar¨ªa revieja y morir¨ªa triste". Ma?ana saldr¨¢ al escenario envuelta en su poncho, el "jorongo" mexicano. "Es como la casulla para el sacerdote, con ¨¦l celebro mi ritual en el escenario. Me siento como en un rito maya o azteca. Con el jorongo te abrigan cuando naces, cuando enfermas y cuando mueres. Es la cobija de los mexicanos, tanto de los dioses como de los humildes, por eso es bell¨ªsima".
La ranchera es, para la reina del g¨¦nero, "la m¨²sica del sentimiento, la que canta las cosas que salen del fondo del alma. Y en esto, el corrido es muy parecido al flamenco por esa tristeza y ese dolor final", afirma Chavela, quien se siente feliz por tener en M¨¦xico a una heredera, la cantante Lila Downs: "Ella es la ¨²nica, no hay m¨¢s", dice. Y a?ade: "Su m¨²sica es pura pasi¨®n y desgarro". Chavela echa de menos a los viejos compositores mexicanos de sus a?os de juventud, hasta el punto de afirmar que hoy M¨¦xico "est¨¢ hu¨¦rfano" en este terreno. "Me han dicho que hay una nueva generaci¨®n -comenta-, pero no los he o¨ªdo nunca. No hay sangre nueva que releve a aquella de Agust¨ªn Lara, Alvaro Carrillo, Cuco Sancho o Jos¨¦ Alfredo Jim¨¦nez, 'que era capaz de escribir cuatro canciones en un d¨ªa'".
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