Retrasos, resignaci¨®n y desconcierto en el primer d¨ªa sin Cercan¨ªas

"He llegado a Barcelona en autob¨²s 35 minutos m¨¢s tarde que con el tren, estoy en Plaza Espa?a, todav¨ªa tengo que coger el metro y calculo que tardar¨¦ una media hora m¨¢s en llegar al trabajo".

As¨ª explica por tel¨¦fono su situaci¨®n a su jefe esta ma?ana Laia, una vecina de Gav¨¢ (Barcelona) que ha tenido que usar el transporte alternativo al servicio de Cercan¨ªas, y que debe desplazarse a un restaurante de la V¨ªa Augusta donde trabaja como camarera, en un tono de voz que, contra lo que podr¨ªa pensarse, no es furioso, ni tan s¨®lo irritado; es, como ella misma reconoce, "resignado".

Al bajar del autob¨²s, en la avenida Mar¨ªa Cristina, los usuarios se arremolinan alrededor de un pareja de 'chalecos fosforitos': "?De d¨®nde salen los autobuses para volver?, ?cada cu¨¢ndo pasan?", ?qui¨¦n me pagan el metro si mi billete es de Renfe?", ?c¨®mo voy desde aqu¨ª a Arco de Triunfo?".

"Los problemas y los cambios que hay son tan grandes que hasta los usuarios habituales van muy perdidos y, si a eso le sumas todos los turistas que no entienden nada (los carteles est¨¢n solo en catal¨¢n y castellano), acaba pasando lo que se ve", expone Gabriel, uno de los muchos 'chalecos fosforitos' apostado en la estaci¨®n de Sants.

Los m¨²ltiples cortes, modificaciones, obras, camiones y autobuses movi¨¦ndose alrededor de Sants acrecentan la confusi¨®n de los usuarios del tren y en ocasiones tambi¨¦n la de los informantes, lo que complica a¨²n m¨¢s la situaci¨®n.

As¨ª lo confirman Tom¨¢s y Dolores, una pareja de jubilados residente en Ciempozuelos (Madrid) y que ha pasado esta ¨²ltima semana en Barcelona visitando a familiares.

Su vuelo parte desde el aeropuerto de El Prat a las 15.30 horas, pero se han plantado en Sants pocos minutos despu¨¦s de las 10 de la ma?ana.

"Sabemos que los trenes no llegan al aeropuerto y que tendremos que ir en autob¨²s, as¨ª que despu¨¦s de desayunar ya hemos venido (a Sants) para asegurarnos de que no perderemos el avi¨®n", asegura con una sonrisa Tom¨¢s, antiguo oficial de construcci¨®n de carreteras.

Al llegar han seguido, obedientes, los carteles que hay pegados en el suelo y han empezado a andar el camino indicado de Sants a Plaza Espa?a -veinte minutos de paseo con una maleta a cuestas- hasta que una alma caritativa "fosforita" les ha dicho que de la propia estaci¨®n salen autobuses directos a El Prat.

"Las obras se ve que son complejas, pero eso ya se ten¨ªa que haber previsto antes", lamenta, mientras su mujer asegura que van a volver a Barcelona el a?o que viene, "y la pr¨®xima vez vendremos en el AVE para ver como es".

La convivencia de todos estos cambios con las obras de adaptaci¨®n de Sants a la alta velocidad son otra de las circunstancias que ponen m¨¢s trabas, si cabe, a los usuarios.

A pesar de los muros que separan la instalaci¨®n de las obras, el tr¨¢nsito constante de camiones y los ruidos propios de las obras hacen que la sensaci¨®n de caos sea mayor.

"Una rep¨²blica bananera", "un cachondeo sin gracia", "tercermundista" y "m¨¢s parecido a El Cairo que a una capital de algo" son algunos de los calificativos con cuales los sufridos usuarios describen el panorama.

De hecho, en medio de las paradas de taxi canceladas, las de autob¨²s estrenadas hoy mismo y las entradas y salidas de las obras, s¨®lo hay un tipo de transporte que se ha mantenido invariable: el bus tur¨ªstico.

La denominada Ruta Sur de este transporte transita por las plaza de los Pa¨ªses Catalanes y de Joaquim Peir¨®, en dos de las salidas de la estaci¨®n, mientras algunos turistas sentados en el techo descubierto observan la situaci¨®n con inter¨¦s.

De momento, las c¨¢maras digitales no hacen acto de presencia, pero los problemas de Renfe y el devenir resignado de los usuarios se est¨¢n convirtiendo en una estampa tan habitual de la ciudad condal que probablemente acaben por ser fotografiada por los visitantes como algo tan "typical Barcelona", como las Ramblas o el Camp Nou.