15 fotosA la sombra de Indiana JonesA la sombra de Indiana Jones 15 may 2008 - 00:00CESTWhatsappFacebookTwitterBlueskyLinkedinCopiar enlaceUna isla misteriosa, peligrosos ind¨ªgenas, animales prehist¨®ricos, cineastas sin escr¨²pulos? Y, sin embargo, la verdadera aventura en King Kong es el tr¨¢gico amor imposible de un gorila gigante por una bella aspirante a actriz, interpretada por la inolvidable Fay Wray. De la larga y compleja producci¨®n del filme destaca el trabajo de Willis O'Brien, un maestro de los efectos especiales, que fue el creador del cuerpo (en realidad eran seis miniaturas de tan s¨®lo 45 cent¨ªmetros) y el responsable de los movimientos del gran simio que vemos en la pantalla. S¨®lo dispar¨¢ndole desde un aeroplano pueden los hombres acabar con esa fuerza de la naturaleza que es King Kong encaramado en lo m¨¢s alto del Empire State Building pero, como se dice en la frase que cierra la pel¨ªcula, "no fueron los aviones. La belleza mat¨® a la bestia".ELIO CASTROFue la segunda pel¨ªcula de la serie, con la misma selva, parecidos lances y el mismo despliegue atl¨¦tico por parte de Johnny Weissm¨¹ller. Pero, a diferencia de Tarz¨¢n de los monos, en ¨¦sta el erotismo y la sensualidad sorprenden agradablemente. Jane, Maureen O'Sullivan, luce un atrevido biquini de piel, se ba?a desnuda en las aguas del r¨ªo y la vemos desvisti¨¦ndose a contraluz en una tienda de campa?a. Tan osado atrevimiento tuvo una contundente respuesta de la oficina de censura que recomend¨® a los productores que eliminaran la sensual escena del ba?o o que, al menos, sombrearan el cuerpo desnudo de Jane. Como resultado, en las siguientes pel¨ªculas de Tarz¨¢n vimos a una Jane mucho m¨¢s recatada en el vestir, sin su selv¨¢tico biquini. No era lo mismo, claro, aunque como ella misma dec¨ªa en una escena, "la mejor arma femenina es la imaginaci¨®n de los hombres"ELIO CASTROEsta adaptaci¨®n de la novela de Rudyard Kipling ha emocionado a lo largo de los a?os a generaciones y generaciones de espectadores. Y seguir¨¢ haci¨¦ndolo porque son pocos los capaces de desatar ese nudo que se forma en las gargantas cuando se ve a Manuel, el marinero portugu¨¦s al que da vida Spencer Tracy, desapareciendo entre las aguas del oc¨¦ano. La historia no es otra que un proceso de aprendizaje, el viaje hacia la madurez de un pobre ni?o rico, Freddie Bartholomew, que cae al mar desde un lujoso transatl¨¢ntico y es rescatado por un modesto barco de pesca. A bordo del velero el chico dejar¨¢ atr¨¢s definitivamente su caprichosa infancia, se enfrentar¨¢ cara a cara con la dureza de la vida, y se dar¨¢ de bruces con la realidad de la muerte. ?Hay acaso mayor aventura?ELIO CASTROLos hermanos Korda, Alexander y Zoltan, h¨²ngaros de nacimiento, viajaron por media Europa hasta que recalaron en el Reino Unido, en donde fundaron una productora, la London Films, que se convirti¨® en la piedra angular de la moderna industria cinematogr¨¢fica brit¨¢nica. Las cuatro plumas, basada en la novela de A. E. W. Mason, es una de sus m¨¢s famosas producciones. Ensalza la ¨¦poca colonial brit¨¢nica mostrando un hero¨ªsmo sin l¨ªmites pero tambi¨¦n su amargo reverso, la cobard¨ªa. "Sea cobarde y viva feliz", le dicen al protagonista en un momento del filme. "He sido cobarde y no he sido feliz", responde ¨¦l. Ese joven oficial brit¨¢nico que decide renunciar a su carrera militar antes de que comience la guerra luchar¨¢, en definitiva, por encontrar una paz interior perdida devolviendo una a una esas plumas que sus amigos y su novia le han entregado.ELIO CASTROGracias a pel¨ªculas como El Capit¨¢n Blood o El Halc¨®n del mar, hab¨ªamos visto a los piratas como h¨¦roes rom¨¢nticos, seres en perpetua rebeld¨ªa contra el orden establecido. En El cisne negro, adaptaci¨®n del libro de todo un especialista en el g¨¦nero, Rafael Sabatini, nos encontramos, por el contrario, con un corsario, Jamie Waring, interpretado por Tyrone Power, que vive en la fina frontera que delimita dos ¨¦pocas: la de la pirater¨ªa tradicional y una nueva en la que filibusteros, amnistiados por el rey de Inglaterra, ocupan cargos de responsabilidad pol¨ªtica. "Los piratas ya son historia, tienen que ceder paso al progreso", dice nada menos que Henry Morgan, convertido por gracia de Su Majestad en gobernador de Jamaica. Una de piratas, s¨ª, con batallas navales, duelos e historias de amor, pero con un trasfondo amargo, como si asisti¨¦ramos al crep¨²sculo de un tiempo que ya no volver¨¢.ELIO CASTROPara John Huston la vida en s¨ª ya era una aventura y muchas de sus pel¨ªculas reflejaron su inagotable vitalidad, su ansia por exprimir hasta la ¨²ltima gota de la existencia. En El tesoro de Sierra Madre Humphrey Bogart, Tim Holt y Walter Huston encarnan a unos desarraigados perdedores que sue?an con encontrar oro en las monta?as de M¨¦xico. Su insaciable sed de riqueza va alimentando su codicia y la desconfianza mutua. "El oro es una cosa francamente diab¨®lica, cuanto m¨¢s tienes, m¨¢s quieres", se dice en el filme. El resultado final es un amargo retrato de la condici¨®n humana. Unos personajes que pasan ante nuestros ojos desde la ternura m¨¢s profunda a la m¨¢s absoluta mezquindad. Una pel¨ªcula que a Jack Warner, el productor, nunca le gust¨® del todo. Bogart parec¨ªa un vagabundo, no hab¨ªa apenas mujeres y para colmo los bandidos mexicanos hablaban en espa?ol.ELIO CASTROEn una entrevista a Cahiers du Cinema, el propio director reconoc¨ªa su cari?o por este filme pero lo defin¨ªa simplemente como "una buena pel¨ªcula menor". Y sin embargo, cada vez que volvemos a verla nos parece m¨¢s y m¨¢s grande, una absoluta obra maestra. Quiz¨¢ porque tiene todo aquello que se echa en falta en el cine de hoy: talento y diversi¨®n. Con ella Burt Lancaster pretend¨ªa relanzar su carrera, marcada por una serie de pel¨ªculas de cine negro. Y su apuesta no pudo tener un resultado m¨¢s luminoso. El Dardo que interpreta es a la vez valiente e intr¨¦pido, infalible con el arco y capaz de hacer mil y una piruetas y acrobacias. Pero es tambi¨¦n un ser ¨ªntimamente herido, marcado por el abandono de su mujer. A su lado, el fiel Piccolo, el inolvidable Nick Cravat, su silencioso compa?ero de aventuras y volteretas.ELIO CASTRO"Eso pasa en todos los safaris", explica Clark Gable. "La mujer se enamora del cazador blanco y nosotros nos aprovechamos". Lo que pasa es que en Mogambo no hay una mujer, sino dos. Y vaya dos. Una sofisticada y aparentemente glacial Grace Kelly y una volc¨¢nica y felina Ava Gardner. Por si esto no fuera poca aventura, en Espa?a la censura en el doblaje convirti¨® a Grace Kelly en hermana y no en esposa. Se quer¨ªa as¨ª ocultar el posible adulterio pero el resultado fue peor porque se insinuaba un incesto. Rodada en ?frica, lejos de su querido Monument Valley, y con unos actores que no eran de su cuadrilla, puede parecer a priori el menos fordiano de los filmes de John Ford. Pero escarbando un poco encontramos f¨¢cilmente la fina iron¨ªa y esa inequ¨ªvoca camarader¨ªa que est¨¢n presentes en muchas de las pel¨ªculas del genial director.ELIO CASTROCuatro hombres, mitad aventureros mitad desesperados, transportan una carga de nitroglicerina en unos destartalados camiones, atravesando un inh¨®spito pa¨ªs latinoamericano con la misi¨®n de apagar un pozo petrol¨ªfero que ha ardido. H. G. Clouzot, el c¨¦lebre director de Las diab¨®licas, adapt¨® la novela de Georges Arnaud y consigui¨® hilvanar una historia en donde el peligro por el posible estallido de la carga se va mascando no ya minuto a minuto, sino casi segundo a segundo. Pero, por debajo de esa tensi¨®n subterr¨¢nea, el director ofrece al espectador una met¨¢fora del capitalismo m¨¢s salvaje y despiadado, as¨ª como una visi¨®n profundamente nihilista de la existencia humana. El salario del miedo gan¨® en 1953 la Palma de Oro del Festival de Cannes. En 1977, con los mismos hilos, William Friedkin realiz¨® una nueva versi¨®n de la historia, titulada Carga maldita, que fue un sonoro fracaso.ELIO CASTROUna vez m¨¢s la eterna lucha entre el hombre y la naturaleza. De una parte, un rico propietario, due?o de una plantaci¨®n de cacao en plena selva suramericana. De otro, un devastador ej¨¦rcito de hormigas. En medio, una hermosa mujer que se ha casado por poderes con el latifundista. El atractivo de la pel¨ªcula radica por una parte en ese enemigo difuso, la marabunta, que va apareciendo de forma gradual ante el espectador. Y por otra, en la tensi¨®n sexual entre el personaje interpretado por Charlton Heston, experto en el cultivo del cacao pero poco versado en mujeres, y una viuda a la que da vida una magn¨ªfica Eleonor Parker, y que deja para el recuerdo una memorable contestaci¨®n cuando Heston se entera de que no es virgen. "Si usted supiera m¨¢s de m¨²sica, se dar¨ªa cuenta de que un piano suena mejor cuando se ha tocado".ELIO CASTROKirk Douglas explica en sus memorias que en realidad la pel¨ªcula no deja de ser un western que se desarrolla en tiempos de los vikingos. Pero lo cierto es que la explosi¨®n de traiciones, conquistas y saqueos que nos depara este filme es dif¨ªcil de encontrar en una historia que transcurra m¨¢s all¨¢ de R¨ªo Grande. Fue producida por el propio Douglas, que contrat¨® a expertos n¨®rdicos para que le asesoraran hist¨®ricamente, construy¨® un poblado vikingo en Noruega y se hizo con los servicios del mayor n¨²mero posible de remeros noruegos para que guiaran los drakkars. Pero viendo al propio Douglas enfrentado a su hermanastro, Tony Curtis, por el amor de Janet Leight, o saltando de remo en remo, o ese funeral, con la nave vikinga alej¨¢ndose mar adentro mientras se incendia, magistralmente fotografiada por el operador Jack Cardiff, se le perdona cualquier anacronismo que cometiera.ELIO CASTROEn Hatari, que significa peligro, un grupo de cazadores, con John Wayne a la cabeza, sale por las ma?anas dispuesto a cumplir con su trabajo, que no es otro que capturar animales para los zool¨®gicos, y regresa por la tarde a casa con la satisfacci¨®n del deber cumplido. El rodaje en s¨ª del filme ya fue toda una aventura, como se puede deducir viendo las arriesgadas escenas persiguiendo a las fieras. Pero, sobre todo, la pel¨ªcula es un hermoso canto a la amistad, la camarader¨ªa, la solidaridad y a la valent¨ªa personal y colectiva. La presencia de una mujer en ese grupo de hombres, esa fot¨®grafa interpretada por Elsa Martinelli, har¨¢ que se resquebraje por momentos esa s¨®lida y p¨¦trea uni¨®n. Pero como ocurre en muchas de las pel¨ªculas de Hawks, al final el grupo saldr¨¢ fortalecido y m¨¢s unido si cabe.ELIO CASTRODersu Uzala naci¨® despu¨¦s de que el director japon¨¦s superara una profunda depresi¨®n que le llev¨® a las mismas puertas del suicidio. Quiz¨¢ por ello el filme es un hermoso canto a la vida y a la naturaleza. Ese viejo cazador nos ense?a lo imprescindible que es cada ser que habita en la taiga, a interpretar el sonido del viento y el crepitar del fuego por la noche. Todo en la naturaleza tiene su l¨®gica y romperla caprichosamente es quebrar una armon¨ªa universal. Dersu Uzala es tambi¨¦n la historia de una profunda amistad entre dos hombres aparentemente muy distintos: el capit¨¢n Arseniev, que representa la inteligencia cultivada y el progreso, y ese peque?o gu¨ªa dotado de un conocimiento natural e intuitivo. Y es tambi¨¦n un canto nost¨¢lgico de un mundo condenado a desaparecer irreversiblemente, y de los hombres, que como Dersu Uzala, lo habitan.ELIO CASTROAislados en mitad de las monta?as, gastando el ¨²ltimo le?o con el que combaten la nieve y el fr¨ªo, los p¨ªcaros soldados que interpretan Sean Connery y Michael Caine comprenden resignados que su muerte est¨¢ cercana. Es entonces cuando repasan su vida, recuerdan algunas de sus haza?as y comienzan a re¨ªrse de forma estruendosa. Las carcajadas provocan un gran alud que les permitir¨¢ seguir su aventura en busca del reino de Kafirist¨¢n. Ninguna escena mejor que ¨¦sa puede resumir el esp¨ªritu de esta pel¨ªcula, basada en un relato de Rudyard Kipling, alegre y vital como pocas. "No somos dioses, somos ingleses, que es casi lo mismo", grita Sean Connery a un grupo de ind¨ªgenas. Y viendo la pel¨ªcula estamos a punto de creer, efectivamente, que el arrojo y la voluntad del hombre lo pueden todo, hasta convertir a dos soldados del ej¨¦rcito imperial brit¨¢nicos en reyes.ELIO CASTROCuando parec¨ªa que el cine de aventuras hab¨ªa ca¨ªdo en la mediocridad, cuando no en el olvido, George Lucas y Steven Spielberg decidieron homenajear las antiguas producciones de serie B y crearon a un inagotable arque¨®logo que busca tesoros ocultos, ya sea el arca perdida o el mism¨ªsimo Santo Grial, con la misma ansia que un ni?o disfruta de sus juguetes una ma?ana de Reyes. Harrison Ford da vida a este Indiana Jones, un h¨¦roe vulnerable, que siente un p¨¢nico incurable ante las serpientes, pero dotado de una picard¨ªa y un carisma que le hacen inmediatamente c¨®mplice del espectador. Cada vez que vemos una de las pel¨ªculas de la saga, subimos a una especie de atracci¨®n de feria; dejamos que Spielberg juegue con nosotros desde el pr¨®logo, y nos mueva, acelere y frene a su antojo. Una monta?a rusa de la que desear¨ªamos no bajarnos nunca.ELIO CASTRO