Cuarenta d¨ªas en una prisi¨®n turca
Un turista espa?ol fue encarcelado en Turqu¨ªa por comprar un 'souvenir' que result¨® ser una antig¨¹edad romana
Cuando entr¨®, todos los presos se acercaron a preguntarle. "?Name?". "Me llamo Gin¨¦s". "?Country?". "Espa?a", respondi¨®. "?Problem?". "Soy un turista tonto". El protagonista de esta historia ironiza sobre su papel en ella, ahora que ya puede contarla, pero confiesa que pas¨® los peores momentos de su vida en el m¨®dulo de extranjeros de aquella prisi¨®n turca situada cerca de Antalya, donde se hacinaban una veintena de internos de 14 nacionalidades. "Eran de Siria, Kazajst¨¢n, Chechenia, Georgia, Moldavia, Alemania... Estaban all¨ª por tr¨¢fico de drogas, violaci¨®n, homicidio o falsificaci¨®n, pero me impresion¨® su solidaridad", explica este valenciano de 41 a?os, empleado en una empresa de artes gr¨¢ficas. "Enseguida me dejaron algo de ropa y unas chanclas, ya que llegu¨¦ con lo puesto". Esa noche, en su litera, tuvo tiempo de acordarse de un vendedor con el que se cruz¨® la v¨ªspera en una callejuela del bazar. "Me ped¨ªa 15 euros, pero al final me la dej¨® por 10. No sab¨ªa lo cara que me iba a salir aquella piedra. No ten¨ªa ni idea de que fuese antigua".
Gin¨¦s P¨¦rez emprendi¨® un viaje organizado a Turqu¨ªa el 23 de abril. Ten¨ªa previsto volver el d¨ªa 30, pero lo har¨ªa el 10 de junio, despu¨¦s de pasar 40 d¨ªas en prisi¨®n.
Cuando se dispon¨ªa a regresar con su mujer, Miguela, en el aeropuerto fue detenido e interrogado sobre el souvenir. "Mandaron la piedra al museo y result¨® que era un fragmento de alg¨²n objeto romano de hace 2.000 a?os". La ley turca prev¨¦ condenas de 5 a 10 a?os para quien intente salir del pa¨ªs con obras de m¨¢s de un siglo de antig¨¹edad. "El gu¨ªa deb¨ªa haber informado y no lo hizo", reflexiona Gin¨¦s, que explica su odisea para prevenir a otros turistas y llamar la atenci¨®n de las agencias de viajes.
Al principio, no daba la impresi¨®n de que el asunto fuera a complicarse. "Tranquilo, no le va a pasar como en El expreso de medianoche", le dijo, en alusi¨®n a la famosa pel¨ªcula de Alan Parker, la abogada de oficio en su primera declaraci¨®n. "Cuando el juez me mand¨® a la c¨¢rcel", explica Gin¨¦s, "pens¨¦ que la situaci¨®n empezaba a parecerse". Miguela continu¨® el viaje de vuelta a Valencia con la convicci¨®n de que, una vez aclarado lo sucedido, su marido la seguir¨ªa en otro vuelo. "En el aeropuerto de Madrid", cuenta, "me llam¨® por el m¨®vil y me dijo que lo llevaban preso". Ya no pudieron volver a comunicarse hasta mucho despu¨¦s. "Tard¨¦ 29 d¨ªas en lograr permiso para hacer una llamada", se queja Gin¨¦s, a quien los polic¨ªas turcos trataron bien pero descubri¨® que en la c¨¢rcel hab¨ªa que comprarlo todo menos el rancho. Por otra parte, pocas cosas de las que le mandaron desde Valencia llegaron, en efecto, a sus manos..
La esposa y la familia del detenido se movilizaron. "Llamamos a todo el mundo", relata Miguela, "al Ministerio de Asuntos Exteriores, al consulado espa?ol, y hasta hablamos con la Embajada de Turqu¨ªa en Espa?a. Llam¨¦ tambi¨¦n a su jefe y tuve que repetirle lo que ocurr¨ªa porque cre¨ªa que estaba bormeando". "Mi jefe, mis amigos, familiares y compa?eros se han portado muy bien", apunta Gin¨¦s, que en la c¨¢rcel encontr¨® un interlocutor providencial en Rudi, un alem¨¢n con el que se entend¨ªa chapurreando franc¨¦s. En el m¨®dulo ingres¨® otra persona en sus mismas circunstancias. "Tiene esposa y tres hijos, y fue detenido por comprar una piedra tallada muy similar tambi¨¦n en Antalya", comenta. "Al detenerlo, le ense?aron una foto m¨ªa. Aunque su mujer es francesa, Domanick es de las Islas Mauricio y todav¨ªa est¨¢ all¨ª porque le han retrasado el juicio al 3 de julio".
Rudi le advirti¨® de que, en la c¨¢rcel, hab¨ªa que dar parte de lo que se compraba a un grupo de siete georgianos que, en teor¨ªa, se encargar¨ªan de repartirlo. "Les d¨ª unos paquetes de tabaco y me evit¨¦ problemas", cuenta Gin¨¦s: "Pero a un iran¨ª y un b¨²lgaro que no lo hicieron les metieron una paliza impresionante. Bajaron ensangrentados de las habitaciones y alertaron a los guardias. Entonces irrumpieron en el m¨®dulo una quincena de polic¨ªas que lo revolvieron todo. Se llevaron a los georgianos y no volvimos a verlos".
De la situaci¨®n del turista estuvo al tanto la vicepresidencia del Gobierno, informada por el diputado valenciano Ferran Bono, y el detenido recibi¨® la visita en la c¨¢rcel del canciller del consulado en Estambul, Marcos Rodrigo. Tras aconsejarse en la Fundaci¨®n Ram¨®n Rubial, que ayuda a presos espa?oles en el extranjero, la familia eligi¨® como abogado a Levent Ger?eler, que ya hab¨ªa defendido casos similares y tiene la ventaja de ser de la propia Antalya. Y Gin¨¦s, a quien acudi¨® a auxiliar en Turqu¨ªa su hermano Ra¨²l, compareci¨® el 9 de junio ante el juez. "Me llevaron esposado en un furg¨®n con otros 25 presos", recuerda. El juicio dur¨® media hora. "Podr¨¢ volver a su pa¨ªs", le dijeron. Gin¨¦s P¨¦rez confiesa: "De repente, me sent¨ª cansado, agotado, completamente exhausto".
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