El arquitecto del edificio de Telef¨®nica, Ignacio de C¨¢rdenas, tuvo que viajar a Nueva York en 1926 para asesorarse sobre la construcci¨®n de rascacielos. Acababan de encomendarle la construcci¨®n del edificio m¨¢s alto de Europa. En la fotograf¨ªa, cedida por la fundaci¨®n, un detalle de sujeci¨®n de uno de los tirantes de una de las impresionantes gr¨²as que coronaban la edificaci¨®n.La compa?¨ªa telef¨®nica ten¨ªa muy claro que su nueva construcci¨®n deb¨ªa convencer a posibles accionistas y la altura era algo fundamental para su proyecto. Fue, precisamente, este aspecto el primer obst¨¢culo con el que se top¨® el joven arquitecto, Ignacio de C¨¢rdenas, ya que el Arquitecto Inspector de la Reforma Urbana, Jos¨¦ L¨®pez de Sallaberry, se opuso a autorizar una obra de 89,3 metros que duplicaba la altura permitida para su ubicaci¨®n. La compa?¨ªa consigui¨® finalmente saltarse la ordenanza municipal alegando el car¨¢cter monumental y art¨ªstico y la utilidad p¨²blica del edificio. En la fotograf¨ªa, vista general desde la calle del Barco de la estructura met¨¢lica terminada.La Gran V¨ªa era un lugar codiciado, era el centro de la vida p¨²blica y por eso la compa?¨ªa telef¨®nica quer¨ªa estar all¨ª. Pero en este solar estuvo prevista la apertura del que debi¨® ser el segundo centro comercial de la calle tras los almacenes Rodr¨ªguez, inaugurados en 1921, pues el terreno lo adquiri¨® la Sociedad de los Grandes Almacenes Victoria para construir un edificio. Tres a?os despu¨¦s el solar pas¨® a manos de la Compa?¨ªa Telef¨®nica Nacional que pag¨® 3.260.140 pesetas a las que hubo que a?adir otras 850.000 como comepnsaci¨®n de la anulaci¨®n de la obra anterior ya en marcha. En la foto, cedida- como el resto- por la Fundaci¨®n Telef¨®nica, vista del edificio desde la calle de Alcal¨¢.Ignacio de C¨¢rdenas recibi¨® un encargo muy claro: la compa?¨ªa quer¨ªa un edificio que halagase al posible comprador de acciones, es decir, a la masa burguesa y conservadora. De ah¨ª las m¨²ltiples discusiones que de C¨¢rdenas tuvo con su supervisor americano, Louis S. Weeks que estaba empe?ado en repartir los escudos de todas las provincias espa?olas en la fachada, adem¨¢s de otras florituras. De C¨¢rdenas y Weeks consiguieron llegar a un acuerdo, aunque el primero siempre luch¨® por imponer su criterio funcionalista ante el barroquismo desfasado que pretend¨ªan los americanos. En la fotograf¨ªa, un grupo de invitados en una de las terrazas del edificio.Si por algo se caracteriz¨® la construcci¨®n de este edificio fue por la rapidez con la que se concluy¨®. La obra comenz¨® en 1926 y a finales de 1929 ya estaba listo y dando servicio, a pesar de que su inauguraci¨®n se retras¨® a una fecha emblem¨¢tica como fue el 1 de enero de 1930. En la fotograf¨ªa, las telefonistas de la central en sus puestos de trabajo.
