Mucho m¨¢s que contra Berlusconi
Y sin embargo se mueve. Esto es lo que muchos observadores, sobre todo extranjeros, deben de haber pensado ante la manifestaci¨®n que el domingo llev¨® a m¨¢s de un mill¨®n de mujeres (y muchos hombres) a las plazas italianas. Desde hac¨ªa mucho tiempo no se lograba entender c¨®mo la sociedad italiana no reaccionaba, no daba una se?al fuerte, en masa, frente a los esc¨¢ndalos pol¨ªticos del ¨²ltimo a?o. Esc¨¢ndalos que han tenido como protagonistas a muchas j¨®venes que, en virtud de su belleza y sus relaciones personales con el Presidente del Consejo, recib¨ªan dinero, oportunidades de trabajo y, en algunos casos, al menos seg¨²n lo que ha surgido de las interceptaciones telef¨®nicas, candidaturas y cargos p¨²blicos. Los jueces establecer¨¢n la naturaleza legal o ilegal de estas relaciones, pero desde luego, la imagen que ha surgido de la investigaci¨®n ha sacudido profundamente a la opini¨®n p¨²blica italiana y asombraba que no hubiera reacciones visibles por parte de la sociedad civil y, en particular, de las mujeres. El domingo lleg¨® esta se?al, fuerte y visible en todo el mundo.
Pero lo que quiz¨¢ muchos no han entendido es que no se ha tratado sencillamente de una manifestaci¨®n contra Berlusconi. Al contrario, las organizadoras pusieron mucho cuidado en distinguir su causa de las peticiones de dimisi¨®n que otras asociaciones o partidos pol¨ªticos hab¨ªan presentado en los ¨²ltimos d¨ªas.
Sabemos que la emancipaci¨®n de la mujer es una batalla dif¨ªcil en todos los pa¨ªses del mundo, sobre todo en los mediterr¨¢enos, pero la lentitud con la que avanza este proceso en Italia parece m¨¢s preocupante que en otros lugares. Basta con observar los ¨²ltimos datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica Italiano (Istat) para tener la confirmaci¨®n.
En Italia el 49% de las mujeres est¨¢n ¡°inactivas¡±, lo que significa que una mujer de cada dos no trabaja y no busca trabajo. Se trata de un ¨ªndice de inactividad que supera el de todos los dem¨¢s pa¨ªses europeos (excluida Malta): en Espa?a el ¨ªndice es del 35%; en Francia, del 33%; en Alemania, del 28,6%. Paralelamente, las mujeres ¡°activas¡± en Italia representan el 46,3% frente al 66,2% de Alemania, el 60% de Francia, por no hablar del 71,5% de Holanda. Incluso Espa?a, que tiene tradiciones y cultura m¨¢s parecidas a las nuestras, tiene un ¨ªndice de actividad m¨¢s elevado (53%). Tambi¨¦n el ¨²ltimo informe del Foro Econ¨®mico Mundial sobre la paridad de sexos en el mundo del trabajo evidencia este retraso y sit¨²a a Italia en el puesto 74?, despu¨¦s de Malawi, Ghana y Tanzania, por poner algunos ejemplos (Espa?a est¨¢ en el 11? puesto).
Evidentemente, una situaci¨®n tan atrasada no se pude imputar solo al actual Presidente del Consejo italiano, sino a un sistema econ¨®mico y pol¨ªtico que sigue siendo en su mayor¨ªa masculino y que hace bien poco por destacar y valorar la contribuci¨®n femenina. Desde luego, los incidentes y las declaraciones de Berlusconi han vuelto a encender el debate, no tanto por sus costumbres sexuales como porque han hecho m¨¢s evidente una visi¨®n de la mujer que hasta ese momento era m¨¢s sutil y ega?osa, escondida entre los pliegues de los peque?os chantajes cotidianos, de las peque?as grandes batallas que muchas mujeres libran cada d¨ªa en su casa y en el trabajo. Y sin embargo, las mujeres italianas son conscientes de que en Italia la cuesti¨®n de la mujer va m¨¢s all¨¢ de la figura y el comportamiento de Berlusconi, y saben que dif¨ªcilmente los dem¨¢s pol¨ªticos y partidos de la oposici¨®n, todos a¨²n firme e incre¨ªblemente en manos de hombres, podr¨¢n sacar adelante una aut¨¦ntica revoluci¨®n cultural a menos que ellas mismas est¨¦n siempre alerta, listas a apremiar y dejarse o¨ªr. Por eso se echaron a la calle, en muchos casos junto a sus propios compa?eros, padres, hijos y hermanos, para recordar a toda la clase dirigente del pa¨ªs y a la sociedad que ellas est¨¢n ah¨ª, y que ya no aceptan ser objeto de atenciones morbosas, intercambios o chantajes, sino que quieren ser protagonistas activas de la vida pol¨ªtica, social y econ¨®mica de Italia.
Algunos analistas, incluso mujeres de gran valor intelectual, han calificado esta manifestaci¨®n de in¨²til y veleidosa. Ahora es dif¨ªcil valorarlo. Desde luego, el silencio en que las mujeres italianas han permanecido los ¨²ltimos 20 a?os no parece haberles hecho ning¨²n bien. Y quiz¨¢ ahora se han dado cuenta.
Traducci¨®n de News Clips.
Irene Tinagli es investigadora de la Universidad Carlos III y columnista de La Stampa.
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