Hermanos Musulmanes 2 - Mujeres 0
Una mujer se manifiesta en El Cairo. / MIGUEL ?NGEL S?NCHEZ
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Las mujeres del pa¨ªs del Nilo sienten c¨®mo la revoluci¨®n se les escapa de las manos. La historia se repite en Egipto. Si en 1919 y 1952 sus esperanzas revolucionarias fueron aplastadas, en 2011 ya han sufrido los primeros empellones. Esta semana los islamistas Hermanos Musulmanes que defienden la sharia como base de Derecho, han pedido que se vete la posibilidad de que mujeres y cristianos puedan alcanzar la presidencia del pa¨ªs. El pr¨®ximo s¨¢bado los egipcios decidir¨¢n con su voto si aceptan las enmiendas constitucionales propuestas por un comit¨¦ de sabios en el que no hab¨ªa ni una sola mujer.
La misma noche que Mubarak abandonaba el poder, el 11 de febrero, acababa la primavera revolucionaria en la que todas las mujeres afirmaban haber sido sorprendidas por un inusual respeto y una rara sensaci¨®n de igualdad. Las agresiones, asaltos y acosos sexuales tan comunes en toda la regi¨®n, volv¨ªan a las calles. Esa misma noche, la periodista de CBS Lara Logan sufr¨ªa un brutal asalto. Nada nuevo bajo el sol.
No mucho despu¨¦s, el 8 de marzo, D¨ªa de la Mujer, las egipcias se lanzaron a la plaza de Tahrir, donde hab¨ªan luchado como iguales junto a sus compatriotas, para pedir igualdad. Pero encontraron algo muy distinto. La marcha del mill¨®n de mujeres se convirti¨® en su peor pesadilla. Lo que empez¨® siendo una reivindicaci¨®n pac¨ªfica que reclamaba que nadie olvidara que ellas son una parte importante de las sociedades ¨¢rabes y no deben ser dejadas atr¨¢s, se convirti¨® en el peor ejemplo de por qu¨¦ Egipto necesita un cambio urgente en cuesti¨®n de g¨¦nero.Hoda Badran, directora de la Alianza de Mujeres ?rabes, con sede en El Cairo, no puede estar m¨¢s de acuerdo. "Debemos estar en alerta para luchar y saber que no ser¨¢ f¨¢cil", me dice en una conversaci¨®n que se encendi¨® por momentos. "Tenemos una religi¨®n, una sociedad patriarcal y una legislaci¨®n que nos discrimina. Todo est¨¢ en contra", lamenta.
En la plaza les gritaban ¡°fuera, fuera¡±, las instaban a volver a casa, donde deb¨ªan estar, seg¨²n sus agresores. Algunos de los hombres que las atacaron las culpabilizaban de obstaculizar la revoluci¨®n les chillaban ensa?¨¢ndose en su condici¨®n de mujeres que s¨®lo serv¨ªan para parir y criar hijos. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Las egipcias, a diferencia de sus hermanas de otros pa¨ªses ¨¢rabes como Libia, donde en Bengasi las mujeres se manifiestan a diario en una zona acotada, camparon a sus anchas los 18 d¨ªas que dur¨® el alzamiento. Rompiendo tab¨²es pasaron la noche en la plaza, veladas o no, junto a cientos de hombres que dorm¨ªan a la intemperie o bajo improvisadas jaimas.
Tal vez fuera eso lo que no les perdonaban sus acosadores el D¨ªa de la Mujer. "Los hombre sienten que la base de todo lo que conocen se est¨¢ tambaleando. El 20% de las familias ya est¨¢n encabezadas por mujeres. Su supremac¨ªa como proveedores, su preeminencia respecto a la mujer en la religi¨®n es insostenible. Est¨¢n aterrorizados y debemos aprovechar para organizarnos", subrayaba Badr¨¢n. La excusa del sexo d¨¦bil ya no es asumible.
Mahmud Mukhtar, un activista pol¨ªtico y director de teatro egipcio, me contaba hace unos d¨ªas que muchos de los rumores que se hicieron circular sobre los que ocurr¨ªa en la plaza de Tahrir para desmoralizar a los manifestantes y generar un rechazo popular a la protesta, afirmaban que exist¨ªan relaciones sexuales y actos imp¨²dicos entre los manifestantes Pero no s¨®lo los m¨¢s beatos acosaban a las mujeres el 8 de marzo. Hombres de toda clase social les recriminaban no estar en casa ¡°limpiando y cuidando a sus hijos¡±.No se trataba de una cuesti¨®n de religi¨®n, argumentaban algunas de las chicas, con las que la directora de la Alianza de Mujeres ?rabes est¨¢ totalmente de acuerdo, sino de machismo puro y simple.
¡°Las cosas no han cambiado, est¨¢n cambiando¡±, afirma Mozn Hasan, de 32 a?os, la directora ejecutiva de la organizaci¨®n Nazra para Estudios Feministas, en un art¨ªculo publicado por The New York Times hace unos d¨ªas. ¡°Simplemente, ganamos la primera fase¡±. Una forma de explicar que la revoluci¨®n fue solo el primer paso de todos los que a las egipcias a¨²n les quedan por dar.
No le faltaba raz¨®n. Ablaci¨®n, unas escandalosas cifras de acoso sexual (el C¨®digo Penal no criminaliza el maltrato y solo si hay heridas puede llegar a considerarlo delito) y escasa, por no decir nula, representaci¨®n pol¨ªtica. "No podemos permitir que nos dejen fuera en esta revoluci¨®n igual que tampoco podemos aceptar que la cifra de analfabetismo entre nosotras sea del 40%", aduce Badran.
En 2010, las mujeres ocuparon s¨®lo ocho de los 454 esca?os del Parlamento. Las fraudulentas elecciones parlamentarias de diciembre fueron las primeras que incorporaron una mejora: se fij¨® una cuota femenina limitada a 64 asientos. Pero la transici¨®n tampoco ha empezado con buen pie. Si el Gobierno de Hosni Mubarak ten¨ªa a tres mujeres entre una veintena de ministros, el nuevo Gabinete de Essam Sharaf solo tiene a una: Fayza Abul Naga. Sin olvidar el asunto de la enmienda constitucional, cuyos reformadores eran todos varones.
Para Badr¨¢n el problema tiene una clara soluci¨®n de m¨ªnimos: "Las mujeres deben estar presentes en cualquier ¨®rgano o comit¨¦, representadas al menos con un 30% del total". En su opini¨®n es inadmisible que en un comit¨¦ que enmienda la constituci¨®n haya al menos dos simpatizantes de los Hermanos Musulmanes y un jefe de grupo, "muy conservador e inclinado claramente en contra de la igualdad de g¨¦neros". Para Badr¨¢n el mismo intento se est¨¢ haciendo en T¨²nez, al dejar a las mujeres sin representaci¨®n. Por eso su organizaci¨®n, junto a una coalici¨®n de asociaciones de defensa de los derechos de la mujer, ha presentado una petici¨®n para reunirse con la c¨²pula del Gobierno militar que hasta ahora no ha recibido respuesta.
Para poner la guinda al pastel,como dec¨ªamos, los Hermanos exigen la exclusi¨®n de las mujeres de la presidencia.Visto as¨ª no es raro que Egipto sea el pa¨ªs n¨²mero 125 de 134, seg¨²n un informe del Foro Econ¨®mico Mundial,en lo que se refiere a igualdad entre hombres y mujeres.
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