Nueva m¨ªstica de la feminidad
Women are beautiful (1975) es el nombre de una serie de fotograf¨ªas de Garry Winogrand que se presenta estos d¨ªas en la Fundaci¨®n Colectania de Barcelona. En la exposici¨®n se pueden observar escenas de la vida cotidiana de mujeres estadounidenses de la d¨¦cada de 1960 que configuran un retrato interesante del movimiento de la liberaci¨®n de la mujer. Im¨¢genes en parques, cafeter¨ªas, fiestas de sociedad y, sobre todo, en las calles de Nueva York muestran con frescura y sensibilidad la libertad de la nueva vida cotidiana de la mujer por parte de uno de los grandes renovadores de la fotograf¨ªa norteamericana. ?Por qu¨¦ este t¨ªtulo? Winogrand defend¨ªa la belleza de las nuevas expresiones de la mujer en el espacio p¨²blico, lo que parad¨®jicamente no le ahorr¨® las cr¨ªticas del movimiento feminista.
Cierto es que por aquel entonces la principal batalla de las mujeres era el reconocimiento de su propia identidad m¨¢s all¨¢ del papel de esposas, madres, hermanas o hijas ya denunciado por Simone de Beauvoir en El segundo sexo en 1949. Hoy, tras d¨¦cadas de instrucci¨®n y acceso al mercado de trabajo, existe una considerable unanimidad en defender el cambio del papel de la mujer en la sociedad como una de las transformaciones m¨¢s revolucionarias de los ¨²ltimos tiempos. Y, sin embargo, persiste un cierto clima de malestar en las mujeres. A pesar de su incorporaci¨®n al mundo laboral, la relativa igualdad con la que se relacionan con los hombres, la mejora de su representaci¨®n pol¨ªtica y social y la satisfacci¨®n, seg¨²n muchas encuestas, con la riqueza de sus vidas como profesionales, madres, parejas y otras facetas vitales, ?por qu¨¦ muchas mujeres siguen inc¨®modas en el mundo en el que les ha tocado vivir?
En su iluminadora M¨ªstica de la feminidad (1963), Betty Friedan habla de un "malestar sin nombre". Este cl¨¢sico del pensamiento feminista descubre la desaz¨®n que afectaba en silencio a muchas mujeres norteamericanas de finales de los a?os cincuenta, a pesar de disfrutar de marido, hijos, hogar y todo aquello que una potente m¨ªstica de la plenitud femenina conven¨ªa en defender como horizonte vital para la mujer. Tras una extensa investigaci¨®n emp¨ªrica, Friedan aun¨® caso tras caso hasta tejer un paisaje colectivo de insatisfacci¨®n de unas mujeres ¨²nicamente definidas por su relaci¨®n de g¨¦nero con los varones, y no en funci¨®n de sus propias virtudes en la sociedad. Friedan llega a hablar de "desgarro esquizofr¨¦nico" para describir la distancia entre la realidad de la vida ¨ªntima de las mujeres y el rol social que ten¨ªan asignado. Dice Friedan, a prop¨®sito de este malestar enterrado, acompa?ado de sentimiento de culpa y, a menudo, responsable de enfermedades f¨ªsicas y mentales: "Cuando [LA MUJER]hac¨ªa las camas, la compra, ajustaba las fundas de los muebles, com¨ªa s¨¢ndwiches de crema de cacahuete con sus hijos (...) y se acostaba junto a su marido por las noches, le daba miedo hacer, incluso hacerse a s¨ª misma, la pregunta nunca pronunciada: '?Es esto todo?".
A pesar de los progresos realizados desde los tiempos descritos por Friedan, es todav¨ªa fundamental luchar por una mayor igualdad salarial, conseguir una mejor conciliaci¨®n entre vida profesional y personal y, por encima de todo, combatir cualquier tipo de violencia contra las mujeres. Asimismo, es imprescindible alcanzar su mayor visibilidad en la esfera p¨²blica y por el camino superar el tramposo debate entre calidad y cuotas de representaci¨®n (horror, ?nos faltan mujeres!).
Quiz¨¢ m¨¢s importante a¨²n es desmontar ideol¨®gicamente esa nueva m¨ªstica de la feminidad que promueve a una supermujer, competente, resolutiva, inteligente, cari?osa, sexy, buena pareja y mejor madre, deportista, en¨¦rgica y siempre satisfecha, y que sin duda tambi¨¦n esconde alg¨²n malestar sin nombre. El mundo ha cambiado y la batalla a favor de la igualdad debe alejarse de la dial¨¦ctica de las mujeres contra los hombres. Ellos tambi¨¦n han empezado a entender que una vida liderada por la codicia y la competitividad es insuficiente y que conviene reforzar los v¨ªnculos de la vida ¨ªntima. Todos debemos hacer frente com¨²n contra un mundo injusto. Acaso otra victoria de la igualdad consistir¨ªa en socializar la eterna pregunta sobre el sentido de la vida y conseguir que los hombres, al acostarse, se preguntaran con nosotras "?es esto todo?".
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