A¨²pa, Marina
A lo tonto a lo tonto, Marina Danko est¨¢ haciendo historia. No es que haya vuelto a la Universidad a los 57 a?os largos, que tambi¨¦n, m¨ªrala con ese fach¨®n y esa melenaza a las puertas de La Sorbona, ah¨ª es nada, ella por menos no empolla una l¨ªnea. Resulta que la colombiana, reci¨¦n separada de Palomo Linares tras 34 a?os de matrimonio, quiere recuperar el tiempo y se ha matriculado en un cursillo de cultura francesa con el ?Hola! por testigo. Est¨¢ por ver si es cierto o se est¨¢ haciendo la interesante, tengo a mi colega Jos¨¦ Mar¨ªa Irujo investigando el asunto a tiempo completo, que para eso destap¨® el caso Rold¨¢n y otros falsos curr¨ªculos. Pero eso es lo de menos. Que tiene derecho a rehacer su vida, se autorreivindica la Danko, esa es la primicia.
Las se?oras bien de esas edades ya no se limitan a salir con las ¨ªntimas a tomar un t¨¦ y unas tortitas. Ahora trabajan ¨Co dise?an¨C, trasnochan, trasiegan gintonics como cosacas y disparan a todo lo que les interesa, como ellos desde que el mundo es mundo. Lo del s¨ªndrome del nido vac¨ªo es de pobretonas y de antiguas. Hoy, con los ni?os criados y el marido a su bola o de capa ca¨ªda, las que vuelan son ellas, aunque sea a la fuerza, como Marina. Dicen que el torero la ech¨® de su jaula de oro con lo puesto despu¨¦s de d¨¦cadas de darle disgustos. A¨²pa, Marina, nunca es pronto ni tarde para quitarse un muerto de encima. O de debajo, que en la variedad est¨¢ el gusto.
Desde que le dieron puerta, Danko no para en casa. Que si baila en Pach¨¢ en el deb¨² de su hijo el bater¨ªa, que si sale de compras, que si presenta su colecci¨®n de pedruscos: eso es una vuelta al ruedo medi¨¢tico por la puerta grande y no las de su exesposo en su ¨¦poca. El otro d¨ªa la pillaron a ella y a su amigu¨ªsima Ana Rodr¨ªguez, ex de Bono I de Castilla La-Mancha, en plan comida de chicas. Arregladas pero informales, que cantaba Martirio, pero en ultrapijo. Daba gusto verlas tan guapetonas con sus bolsazos de firma, sus gafas de pantalla y su empaque de se?oronas como es debido, no como su coet¨¢nea Obreg¨®n y toda esa tropa. Esto son dos pibones libres al borde de los 60, qu¨¦ pasa, retaban ambas mirando a c¨¢mara, y a mucha honra. Lo malo es que el mercado est¨¢ fatal, para ellas y para las dem¨¢s.
Dado que a los varones de su estatus ¨Cy al resto¨C les gustan unas d¨¦cadas m¨¢s j¨®venes, y que les sacamos dos lustros de esperanza de vida, no me extra?a que algunas, en vez de cuidarle la pr¨®stata al segundo o arriesgarse a quedarse viudas a la primera de cambio, se tiren a los pipiolos, como Madonna, Demi y Cayetana, cada una a su estilo. En sentido figurado y en el otro. Porque eso de que la menopausia baja la libido es historia. Se lo tiene dicho a sus pacientes Santiago Palacios, el ginec¨®logo de las progres de toda la vida. Hay unas pomadas de estr¨®genos que, aplicadas dos veces por semana donde ¨¦l te indique, te dejan m¨¢s suave que un guante. Y digo yo por mi cuenta y riesgo: ?No nos ponemos el s¨¦rum, el contorno y la hidratante ma?ana y noche en el careto? ?Qu¨¦ nos cuesta a?adir otro mejunge por si acaso? ?Ser¨¢ por cremas? Las nuevas sesenta?eras que no sesentonas est¨¢n poniendo las cosas en su sitio. Ni incontinencia urinaria ni furor uterino: la virtud est¨¢ en el t¨¦rmino medio, que dec¨ªa Arist¨®teles. Onassis no, el otro.
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