El PSOE necesita plantear una oferta viable
Ya no existen mayor¨ªas naturales. Volver a ser partido de gobierno depende de la habilidad para combinar intereses
Dos fuertes y consecutivas derrotas electorales ha experimentado el PSOE durante 2011. En sendas contiendas se vio privado de la confianza de los ciudadanos porque las cosas las hab¨ªa hecho mal. Por eso el balance obtenido le ha empujado a una situaci¨®n novedosa: nunca en democracia hab¨ªa tenido tan poco poder institucional. Trat¨¢ndose de una fuerza pol¨ªtica importante, esencial para la garant¨ªa de la estabilidad social y del progreso material de la sociedad espa?ola, resultaba pertinente observar la reacci¨®n que se produjera en su seno. Partiendo del resultado obtenido en el recientemente celebrado congreso me aproximar¨¦ a dos de los obst¨¢culos con los que se van a enfrentar inmediatamente.
El primero de ellos est¨¢ determinado por la cr¨ªtica situaci¨®n de la econom¨ªa espa?ola. Por segunda vez, desde 2008, hemos vuelto a entrar en recesi¨®n, lo que llevar¨¢ a que contin¨²e el doloroso ajuste que se est¨¢ produciendo en el mercado laboral. Sin ambages puede decirse que, aqu¨ª y ahora, no hay trabajo. Que quienes lo demandan han de soportar, en muchas ocasiones, m¨²ltiples abusos con tal de poder trabajar y ganar una peque?a cantidad de dinero.
Esto ocurre a la vez que se oye la voz de algunos empresarios diciendo que si son reacios a invertir y crear puestos de trabajo es porque para ellos el acceso al cr¨¦dito es poco holgado y algo caro.
Por otra parte, se extienden las preocupaciones de muchas personas que, ante la vulnerable situaci¨®n que padecen, comienzan a tener miedo sobre lo que les pueda suceder ma?ana. Para ellas, existe el riesgo real de que pueda deshacerse una parte del camino andado durante los ¨²ltimos treinta a?os. Atisban como pr¨®ximo "el trauma social y pol¨ªtico que representa la inseguridad econ¨®mica" (T. Judt), con lo que supone de frustraci¨®n y, qui¨¦n sabe, si hasta de emergencia social.
El radicalismo del PP a la hora de hacer ajustes desencadenar¨¢ un fuerte descontento
Sabemos que en Espa?a, el sistema productivo ha mostrado incapacidad e insuficiencia para generar ocupaci¨®n estable. Ahora, vuelve a reproducirse ese yermo panorama. Resulta necesario afrontar cambios para elevar el crecimiento, absorber el desempleo, mantener la protecci¨®n social y ayudar a los m¨¢s necesitados, a la vez que se le proporciona confianza a los acreedores.
Para conseguir estos objetivos los conservadores sostienen que la crisis ha reducido el territorio econ¨®mico, por lo que se disponen ¨Centre otras v¨ªas¨C a cerrar esa falla a trav¨¦s de una contracci¨®n de la pol¨ªtica fiscal. Si lo logran, retrasar¨¢n algunas d¨¦cadas el reloj de los ciudadanos, oblig¨¢ndoles a vivir, durante un periodo de su vida, en un verdadero barrizal.
Lo contrario lo hemos defendido los socialistas. Puede recuperarse el tiempo perdido, desplegando una bater¨ªa de reformas que corrijan las deficiencias que la crisis puso al descubierto. Para nosotros, el origen de cuanto sucede est¨¢ lejos de la carencia de disciplina fiscal y cerca de las p¨¦rdidas de productividad y competitividad. Orientar el sistema productivo en esa direcci¨®n implica asumir un fuerte compromiso pol¨ªtico con amplias mayor¨ªas sociales.
El PP es un partido que favorece a la clase alta, desde la que busca una bolsa complementaria de votos en copiosos caladeros de la clase media. Para ¨¦l, como se est¨¢ viendo, la clase obrera est¨¢ demasiado lejos, por lo que a la hora de configurar sus dise?os de pol¨ªtica econ¨®mica, explota el ¨¦xito, desequilibrando de forma permanente las relaciones industriales.
Las propuestas que formula las presenta como si la soluci¨®n fuera ¡°t¨¦cnica, imparcial, objetiva, indiscutible o exenta de ideas¡± (J. Sevilla). La realidad es otra. El prop¨®sito que existe tras ellas se dirige a desenclavar las traviesas, incrementando el poder empresarial, con la consiguiente reducci¨®n salarial, como palanca para elevar la competitividad.
La posici¨®n de los socialistas es otra. El PSOE ha estado apoyado en una base social firme, que electoralmente le ha sido fiel. Gracias a ella levant¨® un proyecto reformista inequ¨ªvocamente socialdem¨®crata. La parte m¨¢s numerosa de esa base proced¨ªa de la clase obrera, si bien de una manera progresiva han ido integr¨¢ndose en su electorado otros n¨²cleos portadores de distintos enfoques e intereses. Este hecho tiene una innegable l¨®gica pol¨ªtica. En el capitalismo avanzado, ninguna clase social posee la condici¨®n de sujeto pol¨ªtico hegem¨®nico, aunque solo sea porque en estas sociedades ya no existen mayor¨ªas naturales. Las mayor¨ªas que se producen son el resultado de operaciones interclasistas que una vez alcanzadas hay que empe?arse mucho en mantener.
La izquierda tiene que dejar de cavar su propio pozo y elaborar una? nueva oferta
Esta trayectoria no es otra cosa que una elemental adecuaci¨®n al principio de realidad, que se deber¨¢ seguir en el pr¨®ximo futuro. De su habilidad para realizar combinaciones de intereses depender¨¢ que vuelva a ser un partido de gobierno duradero.
El segundo obst¨¢culo con el que se enfrentar¨¢n los socialistas est¨¢ en la pol¨ªtica espa?ola, una parte de la cual se residencia en el PSOE. Juega a su favor el resultado del ¨²ltimo congreso, ya que ahora dispone de una direcci¨®n pol¨ªtica desde la que poder desencadenar estrategias dirigidas a recuperar el electorado que ha perdido. Por lo que podr¨¢ actuar con determinaci¨®n ante los problemas que ir¨¢n apareciendo, si bien su tarea esencial consistir¨¢ en disponer de un proyecto alternativo al de la derecha.
El PP, como se est¨¢ viendo, clarifica el per¨ªmetro de su acci¨®n pol¨ªtica mediante una serie de decisiones encadenadas en una doble direcci¨®n. Medidas que, solo en su opini¨®n, contribuyen a la recuperaci¨®n de la actividad econ¨®mica, cuya orientaci¨®n es profundamente agresiva, con las que se dispone a realizar un ajuste que dada su radicalidad ocasionar¨¢ estragos, muchas veces incontrolados, aunque siempre generadores de un fuerte descontento social.
La reducci¨®n del d¨¦ficit, en la intensidad que pretende, no es el camino que lleva a la recuperaci¨®n, es todo lo contrario. Por ese sendero, solo se llega a la contracci¨®n, que inclusive puede que sea imposible de soportar. Dig¨¢moslo claro, la restricci¨®n presupuestaria, pura y dura, tal como quiere llevar a cabo en Espa?a no es suficiente para encontrar la salida de la crisis. Hay que hacer m¨¢s cosas, hay que discriminar y seleccionar las pol¨ªticas. Los objetivos de reducci¨®n del d¨¦ficit han de cumplirse mediante un recorrido razonable en plazos, pero a la vez han de aplicarse otros instrumentos que favorezcan el crecimiento.
Pero la pol¨ªtica del PP ir¨¢ a¨²n m¨¢s lejos ya que pretender¨¢ configurar un modelo de sociedad donde existan mayores desigualdades. Tratar¨¢ de socavar ¨Cal socaire de la crisis¨C las conquistas alcanzadas. Por eso, al ajuste presupuestario le acompa?a un recorte de los derechos.
Ninguna sorpresa me ha producido el discurrir de los acontecimientos. Aquel planteamiento de Milton Friedman sobre la teor¨ªa del statu quo es lo que est¨¢ encima de la mesa. Pero los ciudadanos, cuando se percaten de lo que sucede, reclamar¨¢n que se lleven a cabo los alineamientos pertinentes. El PSOE debe ser consciente de que, cuanto antes est¨¦ en condiciones de poder responder al empuj¨®n de la derecha, mejor.
Por eso, lo que le ocurra aguas abajo es relevante. Digo esto porque si algo caracteriza a la izquierda es su voracidad con los propios. Para evitarla deber¨ªa reflexionar sobre aquella vieja idea de Tolstoi de que "en el bosque hay algo m¨¢s que le?a para hacer fuego". Tendr¨ªa que dejar de cavar su propio pozo y dedicarse a otras tareas. Aunque solo sea porque el PSOE est¨¢ emplazado para elaborar una oferta viable, realista y financieramente consistente, desde la que se sostengan las actuaciones a favor del progreso material y del bienestar social. En esa oferta han de aparecer soluciones poseedoras de mayor cohesi¨®n social que las que hay detr¨¢s de las pol¨ªticas del PP.
Este proyecto permitir¨¢ recuperar terreno al socialismo deslig¨¢ndolo de aquellas pol¨ªticas que no supieron conectar con la ciudadan¨ªa. Termino apoy¨¢ndome en Popper, quien dec¨ªa que "hemos de revisar nuestra actitud hac¨ªa los errores". A ese proyecto se le exigir¨¢ la adecuaci¨®n a las circunstancias en las que ahora nos desenvolvemos. Disponer de ¨¦l llevar¨¢ un tiempo que no ser¨¢ breve, durante el que hay que repensar lo que se ofrece a la hora de afrontar los retos que se nos presentan como sociedad.
Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n fue diputado del PSOE
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