Recesi¨®n inducida

El comisario de Asuntos Econ¨®micos, Olli Rehn, ha enviado un mensaje al Gobierno espa?ol que el equipo econ¨®mico deber¨ªa analizar con mucha atenci¨®n. La primera parte de ese mensaje es que Espa?a est¨¢ jugando con su credibilidad ante las autoridades comunitarias y ante los inversores con su declarada intenci¨®n de aplazar los Presupuestos Generales del Estado para 2012 hasta despu¨¦s de las elecciones andaluzas, con la poco sutil intenci¨®n de que los ajustes y recortes en las cuentas, probablemente muy radicales, no pasen factura pol¨ªtica al partido en el Gobierno de la naci¨®n. La Comisi¨®n Europea no entiende que la estabilidad se subordine a conveniencias pol¨ªticas; con raz¨®n. El segundo mensaje es m¨¢s inquietante. Rehn insiste, al menos en primera instancia, en que Espa?a cumpla su compromiso de reducir el d¨¦ficit p¨²blico en 2012 desde aproximadamente el 8% del PIB actual hasta el 4,4%. Un objetivo que, por decirlo suavemente, est¨¢ entre lo inveros¨ªmil y lo imposible.

No se sabe si la Comisi¨®n alberga o no serias dudas sobre el volumen de d¨¦ficit p¨²blico en 2011 y 2012; pero como esas dudas no se han manifestado oficialmente, la situaci¨®n debe analizarse como si no existieran. La insistencia de Europa en el 4,4% supone un rev¨¦s, sin embargo, para Espa?a y para la estrategia econ¨®mica del Gobierno. No es un secreto que Rajoy y su equipo desear¨ªan pactar en Bruselas un nuevo calendario de estabilidad presupuestaria que permitiera reducir el d¨¦ficit de forma m¨¢s pausada. El argumento es que las posibilidades de recortar el d¨¦ficit y la deuda est¨¢n directamente relacionadas con el crecimiento econ¨®mico. En plena recesi¨®n, es pr¨¢cticamente imposible bajar en un solo a?o el d¨¦ficit en cuatro puntos.

Si Europa no flexibiliza sus posiciones sobre el d¨¦ficit, la econom¨ªa espa?ola se encontrar¨¢ en un grav¨ªsimo aprieto. Un ajuste de 40.000 millones equivale a imponer recortes presupuestarios que se traducir¨ªan en aumentos importantes del desempleo y subidas de impuestos (especiales, IVA) que congelar¨ªan un poco m¨¢s el consumo y la inversi¨®n sin permitir, a cambio, est¨ªmulos directos a la demanda. El impacto ser¨ªa equivalente a varios trimestres m¨¢s de recesi¨®n. Para Europa, la inflexibilidad ser¨ªa un grave error, porque llevar¨ªa a la econom¨ªa espa?ola a un grado de exasperaci¨®n social insufrible. En esas condiciones, Espa?a pasar¨ªa a ser probablemente una econom¨ªa poco sostenible seg¨²n los par¨¢metros de desequilibrios econ¨®micos que utiliza el propio Rehn.

No es una pol¨ªtica inteligente acentuar la recesi¨®n en un pa¨ªs de un ¨¢rea que ya ha entrado en una contracci¨®n del PIB global (-0,3% en el ¨²ltimo trimestre de 2011). Existe adem¨¢s un resquicio para pactar condiciones m¨¢s flexibles. El nuevo Tratado permite un margen de d¨¦ficit estructural; en nombre de ese margen puede aceptarse un plan de estabilidad un poco m¨¢s laxo. La Comisi¨®n, Merkel y el BCE disponen, con el nuevo Tratado, de los resortes necesarios para seguir el ajuste espa?ol sin necesidad de imponer tareas imposibles.