Bienvenido, se?or supermillonario
Sin impuestos ni delincuencia, el dinero se siente seguro y acompa?ado en M¨®naco Alberto II mima a su clientela mientras reformula un estado al que le urge una reinvenci¨®n La dur¨ªsima competencia y los gustos de los nuevos ricos amenazan su cetro
Al anochecer de un d¨ªa g¨¦lido de enero, dos Rolls Royce (uno matriculado en Bahamas, el otro en M¨®naco) circulan por la plaza del casino de Montecarlo, barrida por el viento. Hay pocos transe¨²ntes. Tres hombres con pinta de eslavos, uno de ellos enfundado en un abrigo de astrac¨¢n, cruzan hacia el paseo que bordea el puerto. La plaza brilla iluminada por las luces del Hotel de Par¨ªs, el casino y el Caf¨¦ de Par¨ªs, con sus escaparates de tiendas lujosas.
Toda la magia de Montecarlo se concentra en estos pocos metros cuadrados: los que van del mar al hotel Hermitage, que se alza un poco m¨¢s lejos. Este pedazo de M¨®naco es casi la ¨²nica se?a de identidad en pie de los tiempos gloriosos del Principado. Cuando los ricos del mundo se dejaban caer por el casino, y probaban suerte en la ruleta, bajo las deslumbrantes ara?as. Hoy la piqueta amenaza a algunos de los edificios art d¨¦co, porque el espacio vale aqu¨ª millones. Comprar un apartamento (con precios medios de 40.000 euros el metro cuadrado) es prohibitivo, pero tambi¨¦n un negocio seguro. El sector inmobiliario no decae, alimentado por el dinero de los superricos, incluidos antiguos dictadores, como el tunecino Ben Ali, que pose¨ªa un edificio entero en el Principado. Los rascacielos surgen entre las villas antiguas, con un cierto desorden, complicando un poco m¨¢s el trazado enrevesado de la ciudad: un entramado de t¨²neles y pasos subterr¨¢neos, de calles a distinto nivel unidas por escalinatas y ascensores.
¡°Somos una especie de Hong Kong mediterr¨¢neo, es cierto¡±, reconoce una monegasca. Un Estado de juguete, con apenas dos kil¨®metros cuadrados de superficie, donde viven, siquiera nominalmente, casi 36.000 personas. M¨®naco es ¨²nico. Una Babel con gente de m¨¢s de 120 pa¨ªses, con el catolicismo como religi¨®n de Estado, sin conflictos de ning¨²n tipo, porque el dinero engrasa las relaciones en este lugar con la mayor densidad de ricos del mundo.
La cifra de delitos es insignificante: hay m¨¢s de 500 polic¨ªas y c¨¢maras de v¨ªdeo en cada esquina. M¨®naco es seguro como una caja fuerte
Aqu¨ª el dinero se siente acompa?ado y seguro. Cualquier se?ora que coge el autob¨²s lleva zapatos de Louboutin y un bolso de Prada colgado del brazo. ¡°No todos somos ricos. Yo no lo soy, ni frecuento a los millonarios¡±, protesta Benito P¨¦rez-Barbadillo, uno de los 284 residentes espa?oles en el Principado. Casi todos veteranos, porque la actual legislaci¨®n obliga a tributar en Espa?a los cinco primeros a?os de residencia. Lleg¨® hace 16 a?os, para trabajar en la Asociaci¨®n de Tenis Profesional (ATP), y termin¨® montando su propia agencia de comunicaci¨®n, Communications & Sport Marketing, con una cartera de clientes que incluye a Rafael Nadal. Del pa¨ªs de adopci¨®n tiene pocas quejas. Si acaso, le molestan las prebendas de los monegascos, apenas 8.000 personas, que son por ley los primeros en las listas de contrataci¨®n de personal. Casi todo lo dem¨¢s le encanta. ¡°El clima es agradable, y la seguridad, total¡±. Un servicio a coste cero porque en M¨®naco no hay impuestos directos, ni est¨¢n tasados los beneficios de las empresas, siempre que las tres cuartas partes de las ganancias se produzcan en el territorio. ¡°Para m¨ª eso no es lo importante¡±, dice P¨¦rez-Barbadillo, que ten¨ªa entre sus clientes, hasta el a?o pasado, a Novak Djokovic, otro monegasco adoptivo.
La a?orada Grace
La boda de Rainiero III con la actriz estadounidense Grace Kelly marca uno de los momentos ¨¢lgidos en la historia del Principado de M¨®naco. La estrella de Hollywood aport¨® grandes dosis de ¡®glamour¡¯ y, seg¨²n las malas lenguas, dinero a las arcas algo maltrechas del pa¨ªs. La princesa se convirti¨® en un adalid de las causas caritativas, coloc¨® en primer plano a la Cruz Roja monegasca, que estren¨® en sus a?os una magn¨ªfica sede, y proyect¨® sobre el Principado una imagen exquisita de juventud, bondad y belleza. Los tres hijos de la pareja principesca, Carolina, Alberto y Estefan¨ªa, pusieron broche de oro al M¨®naco de postal, que se ha quedado vieja.
El n¨²mero uno del tenis mundial tiene en el Principado un confortable refugio donde vive con su novia, Jelena Ristic, y sus dos perritos. Aunque los premios de las competiciones est¨¢n sujetos a la tasaci¨®n fiscal del pa¨ªs donde se reciben, Novak disfruta del nulo peso impositivo del Principado sobre su considerable fortuna, y del olvido de los periodistas. M¨¢s o menos las mismas ventajas que han encontrado otros colegas de la raqueta como Caroline Wozniacki, ex n¨²mero uno del tenis femenino; el croata Ivan Ljubi?i?, el checo Radek ?t¨§p¨¢nek o el sueco Robin S?derling.
La patria monegasca es c¨¢lida, acogedora y productiva. Y despu¨¦s de todo, ellos viven en el avi¨®n. Igual que los brit¨¢nicos David y Frederick Barclay, due?os de un emporio de prensa en Reino Unido y de un conglomerado hotelero. Los hermanos gemelos Barclay, ya septuagenarios, tienen direcci¨®n postal en La Montagne, su hogar monegasco, aunque son due?os tambi¨¦n de un gigantesco castillo de falso estilo g¨®tico en una peque?a isla del canal de la Mancha. En M¨®naco acaban de nombrarles embajadores itinerantes del pa¨ªs.
Alberto II, el actual soberano, que cumple el mes que viene 54 a?os, mima a los supermillonarios. El pr¨ªncipe vive pendiente de las cumbres del clima y de los grandes eventos deportivos, como el Grand Prix de f¨®rmula 1 o el centenario Master de Tenis, que son imagen de marca del Principado. Pero tambi¨¦n est¨¢ atento a los negocios. Supervis¨® personalmente el acuerdo que ha convertido al magnate ruso Dmitry Rybolovlev, residente en el Principado, en principal accionista del club de f¨²tbol local, el AS M¨®naco, en el que ha invertido 100 millones de euros.
Brit¨¢nicos, rusos y libaneses ¨C como el inversor Toufic Aboukhater, comprador reciente de una serie de hoteles Intercontinental, entre ellos el de Madrid¨C han sentado sus reales en M¨®naco. Tambi¨¦n la millonaria alemana Vanessa von Zitzewitz, tercera esposa de Juan Villalonga, expresidente de Telef¨®nica, con la que se cas¨® en M¨®naco en 2010, que se dedica a la fotograf¨ªa. Aqu¨ª ha ido envejeciendo tranquilo el actor brit¨¢nico Roger Moore, y aqu¨ª ten¨ªa su domicilio el tenor Luciano Pavarotti, aunque el fisco italiano lo persigui¨® con sa?a, convencido de que viv¨ªa en su mansi¨®n del lago de Garda y M¨®naco era solo su direcci¨®n postal.
En M¨®naco residi¨® Luciano Pavarotti y viven hoy Novak Djokovic, Roger Moore y varios millonarios rusos
¡°Nosotros desaconsejamos esa f¨®rmula de residencia solo nominal. Entre otras cosas, porque queremos que los ricos vivan aqu¨ª y consuman¡±, protesta el consejero (ministro) de Finanzas y Econom¨ªa del Principado, Marco Piccinini. El consejero, romano de casi 60 a?os, vive en M¨®naco desde la adolescencia y ha tenido el honor, explica, de que el pr¨ªncipe le concediera la nacionalidad monegasca. Piccinini, que usa gafas de hipermetrop¨ªa y viste traje ligero en beis tostado, tiene una elocuencia persuasiva, digna de un monse?or vaticano. Todo en su conducta parece ajustarse a un protocolo largamente estudiado. Desde el tiempo que hace esperar a la periodista hasta la interrupci¨®n, una vez comenzada la entrevista, para firmar una pila de documentos ¡°urgent¨ªsimos¡±. Su despacho, amplio y un poco desordenado, est¨¢ presidido por una fotograf¨ªa de Alberto II y la bandera del Principado. Antes de llegar a ministro, ha sido director deportivo de Ferrari y miembro del consejo de administraci¨®n de la gran empresa nacional, la Soci¨¦t¨¦ des Bains de Mer (SBM), que gestiona los principales establecimientos tur¨ªsticos de lujo, incluido el casino, en la que el Estado monegasco, que es tanto como decir los Grimaldi, posee el 69% de las acciones. La sociedad financia tambi¨¦n instituciones culturales como los ballets de Montecarlo, la ¨®pera local y la orquesta filarm¨®nica. El edificio del Gobierno (hay cinco ministros en total) est¨¢ en la Roca, el promontorio donde se alza el M¨®naco viejo, y el palacio principesco, con un aire a parque tem¨¢tico que cautiva a los siempre deseados turistas.
La clave fue el casino
Aunque el pa¨ªs existe como tal desde el siglo XIII, cuando Francesco Grimaldi, alias ¡®Malizia¡¯, un bucanero derrotado por la familia Doria en G¨¦nova, tom¨® la ciudadela disfrazado de monje, el pr¨ªncipe Carlo III fue el verdadero inventor, a finales del siglo XIX, del para¨ªso fiscal monegasco. El pa¨ªs hab¨ªa perdido gran parte de su territorio y hab¨ªa que encontrar alguna forma para salir adelante. Su idea estaba clara: convertir el Principado en un refugio selecto para los m¨¢s ricos. As¨ª surgi¨® la Soci¨¦t¨¦ des Bains de Mer (SBM) para gestionar las joyas que fueron surgiendo en el nuevo barrio de Montecarlo. En 1863 se inaugur¨® el casino en el actual edificio (en la imagen), gestionado por dos franceses: los hermanos Blanc, y el Hotel de Par¨ªs, el colmo del lujo y del refinamiento. M¨¢s tarde, un modesto hotel, el Hermitage, fue transformado y convertido en un cinco estrellas, cerrando as¨ª el cuadrado de oro del Principado. Paralelamente comenz¨® el ¡®boom¡¯ del ladrillo, que no ha dejado de crecer pese a la angustiosa falta de terreno. Un h¨¢bil empresario, Jean-Baptiste Pastor, monegasco de origen catal¨¢n, fue comprando las huertas y las casitas que hab¨ªa al borde del mar, dispuesto a levantar en su lugar grandes y lujosos edificios que permitieran a los m¨¢s ricos instalarse en M¨®naco o pasar en ¨¦l unas vacaciones inolvidables. El ¨¦xito del casino fue tal que el pr¨ªncipe opt¨® por liberar de cargas fiscales a los residentes. As¨ª creci¨® la fortuna de M¨®naco. La SBM sigue siendo un puntal econ¨®mico del Principado y, con 3.000 trabajadores a su cargo, el mayor empleador del pa¨ªs. Los Pastor se han convertido en un gigantesco clan que controla construcci¨®n, seguros, servicios inmobiliarios¡
¡°Pero la fuerza de M¨®naco est¨¢ en una econom¨ªa diversificada que se apoya en varias patas. Los servicios financieros, el casino, el turismo, el sector inmobiliario. Tenemos tambi¨¦n un sector industrial que produce piezas de excelencia en componentes del autom¨®vil¡±, explica el responsable de las finanzas. Los ricos son bienvenidos, claro que s¨ª, pero no a cualquier precio. ¡°En M¨®naco, uno no puede comprar una sociedad a trav¨¦s de Internet. No queremos sociedades que sean una mera direcci¨®n postal, queremos que haya actividad real. El dinero no viene a esconderse a M¨®naco. Aqu¨ª el que quiere venir a residir lo hace abiertamente, notific¨¢ndolo en su consulado¡±.
Y aspirantes a una direcci¨®n en M¨®naco no faltan, porque, adem¨¢s de no recaudar impuestos, es un lugar seguro como una caja fuerte. Con c¨¢maras de v¨ªdeo en cada esquina y m¨¢s de medio millar de polic¨ªas, en el Principado la cifra de delitos contra la propiedad es insignificante. Aqu¨ª pueden lucirse sin miedo diamantes y bolsos de pit¨®n, o dejar abierto el deportivo en la calle.
Pero este para¨ªso del lujo parece haber dejado atr¨¢s sus mejores tiempos y lucha ahora por reinventarse como guarida de una nueva generaci¨®n de fortunas surgidas del deporte, o llegadas de Oriente, que consumen de otra manera y no se sienten atra¨ªdas por la ruleta. Pensando en ellos se han abierto restaurantes asi¨¢ticos y cuatro casinos al estilo de Las Vegas, con moquetas llamativas y m¨¢quinas tragaperras. Pero la competencia es fuerte. El dinero tiene muchos sitios a los que emigrar. En Reino Unido, los millonarios pueden eludir al fisco inscribi¨¦ndose all¨ª como residentes no domiciliados.
Una oferta especialmente tentadora para los franceses, porque vivir en M¨®naco no les libra de pagar impuestos en Francia. Pese a ello, son mayor¨ªa en el Principado y tienen un papel relevante. Te¨®ricamente, tras el cambio de la Constituci¨®n monegasca, en 2002, y la modificaci¨®n de un par de tratados con Francia, ya no es obligatorio que el jefe del Gobierno sea franc¨¦s, como en el pasado. Aun as¨ª, el pr¨ªncipe Alberto ha escogido para el cargo a Michel Roger, un antiguo asesor del ex primer ministro galo Jean-Pierre Raffarin. Son franceses tambi¨¦n el ministro del Interior, el jefe de Polic¨ªa, el fiscal general, un largo etc¨¦tera de jueces, adem¨¢s del director de los servicios fiscales. Francia, con la que existe uni¨®n aduanera, est¨¢ detr¨¢s del Principado all¨¢ donde se mire. M¨®naco no puede despegarse del poderoso vecino con el que comparte idioma y frontera, hasta el punto de parecer un peculiar a?adido, un Estado un poco ficticio, pese a su pertenencia a las grandes instituciones internacionales.
Y poco importa que la mayor parte de la c¨²pula dirigente carezca de derecho al voto, reservado a los monegascos, que eligen cada cinco a?os al Consejo Nacional (parlamento unicameral). El verdadero poder lo ostenta Alberto II Grimaldi, que designa al Gobierno.
Como dice el ministro de Finanzas, ¡°M¨®naco existe porque existe el pr¨ªncipe¡±. Y el pr¨ªncipe parece una figura intocable. Al menos para la prensa local. Una t¨ªmida cr¨ªtica a su alteza le cost¨® el cargo, en 2006, a Didier Laurens, entonces director de Monaco Hebdo, principal peri¨®dico del pa¨ªs. Periodistas del semanario dicen que el despido se debi¨® a desavenencias con el propietario, Antonio Caroli, uno de los grandes de la industria de la construcci¨®n monegasca.
Los Grimaldi? inventaron la f¨®rmula de ¨¦xito: lujo, casino, para¨ªso fiscal. Pero las cosas est¨¢n cambiando. El juego genera hoy apenas el 3% de la riqueza
Los Grimaldi son la historia de M¨®naco. Los que mantuvieron su delicada independencia e inventaron la f¨®rmula del ¨¦xito que ha funcionado hasta ahora: lujo, casino, para¨ªso fiscal. Pero las cosas est¨¢n cambiando. El juego genera hoy apenas el 3% de la riqueza, frente al 15% que aportan los servicios financieros. Un sector que gestiona unos 75.000 millones de euros y que ha levantado siempre muchas suspicacias. ¡°Son estereotipos sobre M¨®naco. Aqu¨ª est¨¢ todo controlado, los bancos, las agencias inmobiliarias, los intermediarios financieros. Y tenemos muchos contactos con la banca de Francia¡±, subraya el ministro Piccinini.
Un informe del Parlamento franc¨¦s de 2000 desat¨® la alarma sobre la escasez de controles del Principado a la hora de impedir el blanqueo de dinero. Y hubo que reforzar la vigilancia. Dos a?os despu¨¦s, dinero del caso Parmalat, un sonado esc¨¢ndalo financiero italiano, fue localizado en el Principado. En septiembre pasado, el exministro de Energ¨ªa ruso, Evgeny Adamov, fue juzgado por un tribunal monegasco, acusado de haber colocado nueve millones de d¨®lares extorsionados al Estado ruso y a los estadounidenses. Los jueces no hallaron pruebas para condenarle. ¡°No somos perfectos¡±, dice el ministro de Finanzas. ¡°Pero la justicia act¨²a, ya lo ve¡±.
El pa¨ªs que no ama los impuestos
En M¨®naco no existe la menor conciencia de que no pagar impuestos sea algo an¨®malo. El ministro de Finanzas, Piccinini, tiene adem¨¢s a mano su propia argumentaci¨®n. ¡°Los impuestos se crearon en Europa y en Estados Unidos para financiar la Primera Guerra Mundial y las guerras coloniales. Lo cruel es que los ricos pagaban y los pobres combat¨ªan¡±. Lo cierto es que en M¨®naco se aplica el IVA. Y las tasas en el fabuloso negocio inmobiliario son esenciales en las cuentas del Principado. M¨®naco figur¨® hasta 2009 entre los para¨ªsos fiscales ¡°no cooperadores¡±, seg¨²n la OCDE. Una lista negra de la que sali¨® tras firmar 12 acuerdos de cooperaci¨®n bilateral. ¡°La mitad con pa¨ªses considerados para¨ªsos fiscales tambi¨¦n¡±, dice el portavoz de los inspectores de Hacienda espa?oles, Francisco de la Torre. ¡°M¨®naco ha sido durante d¨¦cadas un lugar opaco. Con el casino m¨¢s importante de Europa, que permit¨ªa camuflar como ganancias del juego el dinero ¡®negro¡¯, y un pa¨ªs sin registro de sociedades, adem¨¢s. Lo que pasa es que han sabido darse una imagen distinta, con sus premios deportivos y sus princesas¡±.
Es cierto que el Principado no quiere problemas ni verse envuelto en asuntos feos. Robert Eringer, periodista, escritor y supuesto exesp¨ªa estadounidense, en otro tiempo amigo personal del pr¨ªncipe y hoy enemigo jurado, ha contado que Alberto requiri¨® sus servicios para impedir que la mafia rusa se colara en M¨®naco. ?Verdad? ?Mentira? ¡°Aqu¨ª todo es bastante opaco¡±, dice Henri Taddone, sentado muy digno ante la mesa de despacho en una de las salas de la Union de Syndicats de Monaco (USM), de cuya direcci¨®n colectiva, y rotatoria, forma parte. En la entrevista le acompa?a otro colega de la direcci¨®n sindical, Jean-Paul Hamet, bret¨®n, antiguo cocinero de la Soci¨¦t¨¦ des Bains de Mer. Los dos se quejan de que el M¨®naco opulento esconda algunas mezquindades. ¡°No hay escala salarial. Se cobra el salario m¨ªnimo franc¨¦s, 9,22 euros la hora, m¨¢s una bonificaci¨®n del 5%, pero en Francia rigen las 35 horas y aqu¨ª se trabaja 39¡±. Y los mejores trabajos son para los nacionales del pa¨ªs, que copan casi los 6.000 puestos de funcionarios.
La sede sindical est¨¢ en un extra?o edificio sobre la estaci¨®n subterr¨¢nea de M¨®naco, el lugar m¨¢s concurrido del Principado a eso de las seis de la tarde, cuando los que hacen funcionar el pa¨ªs regresan a sus casas, en Menton, Niza o Ventimiglia. El brit¨¢nico Matthew Stanton es uno de ellos, aunque no es un trabajador cualquiera, sino el responsable de la firma de yates Sunseeker Monaco, con oficina en Rue Grimaldi. Una firma que vende yates majestuosos, como uno de 34 metros de eslora, de 10 millones de euros. Dice Stanton que, pese a la crisis, siguen recibiendo pedidos, ¡°de rusos, asi¨¢ticos y tambi¨¦n de checos¡±.
Y es que la crisis no ha tocado a las firmas de lujo. ¡°Pero ha dejado a trabajadores sin empleo. Lo que pasa es que aqu¨ª no hay parados, porque se inscriben en las oficinas de desempleo de Francia e Italia¡±, proclaman los dos sindicalistas de la USM. Algo as¨ª no pasaba en sus tiempos. En la ¨¦poca de Rainiero III, conocido como el patr¨®n. ¡°Una persona dictatorial, que trataba con mucha dureza a su hijo¡±, comentan. Rainiero fue tambi¨¦n el que supo dar con la clave del ¨¦xito al casarse con Grace Kelly. El Principado languidec¨ªa cuando lleg¨® la bella actriz estadounidense. Su presencia le dio nueva vida, aunque hay quien dice que lo fundamental fue la dote que aport¨® al matrimonio. M¨®naco renaci¨®. Alberto II se enfrenta ahora al gran reto de mantener aquel ¨¦xito. Y aunque el negocio va viento en popa, el pr¨ªncipe deber¨ªa estar atento. ¡°A M¨®naco puede pasarle como al jerez¡±, dice P¨¦rez-Barbadillo. ¡°Triunfaba en el mundo, hasta que lleg¨® una generaci¨®n que beb¨ªa otras cosas¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.