Una reforma... para destruir empleo
Toda la evidencia econ¨®mica permite asegurar que la estrategia de bajar el coste del despido no es adecuada para crear puestos de trabajo
La reforma laboral es un tsunami de incalculables consecuencias. En este momento inicial, nuestro prop¨®sito es describir los efectos de las medidas m¨¢s graves para se?alar que tendr¨¢ consecuencias econ¨®micas y laborales intensamente negativas, y que es in¨²til e innecesaria. Utilizaremos para ello parte del an¨¢lisis realizado por ¡°Economistas Frente a la Crisis¡±.
I. La reforma, en primer t¨¦rmino, promueve el despido. Para ello, se adopta toda una bater¨ªa de medidas por lo que resulta absurdo que ahora l¨ªderes del PP traten de negarlo. Uno, se rebajan hasta un 43% las indemnizaciones por despido sin justificaci¨®n (improcedente) de los nuevos contratos indefinidos. Dos, esa misma reducci¨®n se aplica tambi¨¦n, a partir de la entrada en vigor del Decreto ley, a los casi nueve millones de asalariados del sector privado (y a una parte del sector p¨²blico) que ahora tienen contrato indefinido. Una regresiva novedad en las reformas laborales, que nunca hab¨ªan afectado a los contratos vigentes. Tres, se reforma el despido objetivo por causas econ¨®micas: una simple merma coyuntural de ingresos, no de beneficios, durante tres trimestres, justifica el despido. Cuatro, se facilitan los despidos colectivos incorporando la causa econ¨®mica anterior y eliminando la autorizaci¨®n administrativa para convertir la decisi¨®n empresarial en soberana. Cinco, se crea un nuevo contrato indefinido para las empresas de menos de 50 trabajadores (m¨¢s del 95% del total) con un periodo de prueba de ?un a?o!, durante el cual l¨®gicamente no rigen las reglas ni las indemnizaciones por despido.
Las medidas, por tanto, son m¨²ltiples. Suponen la mayor rebaja cuantitativa de la indemnizaci¨®n por despido, y el mayor volumen de trabajadores afectados, que se ha realizado hasta la fecha. Es necesario un detenido an¨¢lisis de sus efectos conjuntos, pero se pueden plantear ya algunas cuestiones relevantes: si el objetivo de la reforma fuera facilitar el despido justificado, ?por qu¨¦ se rebaja el coste del improcedente?; si la pretensi¨®n fuera crear empleo, ?por qu¨¦ se reducen las indemnizaciones a los ya empleados?; si no se quisiera aumentar el da?o social del despido, ?por qu¨¦ se incrementa tanto la facilidad de los despidos colectivos?; si en suma, el prop¨®sito de la reforma fuera que el despido sea el ¨²ltimo recurso de las empresas, ?por qu¨¦ se fomenta a¨²n m¨¢s el despido?
Adem¨¢s, la creaci¨®n de un contrato con un periodo de prueba de un a?o va a causar un desastre incalculable: al no necesitar justificaci¨®n para su rescisi¨®n durante ese plazo, ?por qu¨¦ no van a sustituirse por este, cuyo coste de rescisi¨®n es cero, todos los contratos temporales? El Gobierno ha dado por fin con la piedra filosofal para eliminar la temporalidad: millones de contratos ¡°indefinidos¡± pero de menos de un a?o de duraci¨®n.
A corto plazo aumentar¨¢n los despidos y, a medio y largo plazo, la inestabilidad en el mercado de trabajo
En el otro gran ¨¢mbito de la reforma, la negociaci¨®n colectiva, se otorga prevalencia al convenio de empresa y se invalida toda la negociaci¨®n colectiva de ¨¢mbito superior, que poco a poco ser¨¢ superflua. Si el tama?o medio de las empresas en los convenios sectoriales son 7 trabajadores, realmente no habr¨¢ negociaci¨®n colectiva.
Por otro lado, se limita la ultraactividad del convenio a dos a?os, ofreciendo una posici¨®n de infinita ventaja a la parte empresarial: sabiendo que en un par de a?os todo lo que hay en el convenio (salarios, jornada, todo) se lo lleva el viento, nunca llegar¨¢ a acuerdos, excepto si son draconianos para los trabajadores y se inicia un proceso de r¨¢pida rebaja de los est¨¢ndares de trabajo.
II. La reforma es, por lo tanto, terriblemente m¨¢s dura que las abordadas en el anterior periodo de gobierno, 1996-2004. Una reforma tan propia del ala m¨¢s radicalmente neoliberal del PP como completamente in¨²til. Primero, sin crecimiento econ¨®mico, ninguna reforma crear¨¢ empleo. Ni siquiera esta, por m¨¢s cruel y desreguladora que sea. ?Alguien, dentro o fuera del Gobierno, est¨¢ dispuesto a asegurar que crear¨¢ empleo antes de que la econom¨ªa recupere el crecimiento? ?Se comprometer¨¢ p¨²blicamente a ello el Presidente? Los m¨¢s avispados afirman que la reforma mejorar¨¢ el empleo cuando crezca la econom¨ªa. Pero el empleo ya crec¨ªa cuando crec¨ªa la econom¨ªa: Espa?a es el pa¨ªs de la OCDE que registr¨® el mayor crecimiento del empleo en el periodo expansivo 1994-2007, y con la regulaci¨®n laboral de entonces. Segundo, toda la evidencia econ¨®mica permite asegurar que la estrategia de bajar el coste del despido no es adecuada para crear empleo. Lean, incluso, los informes del FMI. Tercero, no s¨®lo la evidencia econ¨®mica sino el sentido com¨²n desaconsejan vivamente facilitar el despido en medio de una recesi¨®n. Cuarto. Otro argumento para justificar la reforma es provocar una?devaluaci¨®n interna para recuperar la competitividad perdida y crear condiciones para generar empleo. Pero esto es poco riguroso. Por un lado, no parece muy clara la p¨¦rdida de competitividad cuando Espa?a es de los pocos pa¨ªses que ha mantenido su cuota en el mercado mundial. Por otro, la idea de ser competitivos bajando salarios es ¨Caparte de desastrosa- sencillamente quim¨¦rica: un somero an¨¢lisis de la estructura de nuestras exportaciones indica inequ¨ªvocamente que nuestros problemas no son salariales.
En cuanto al funcionamiento del mercado de trabajo, menos justificada es una reforma que se dirige a facilitar los despidos. Porque, acudiendo a la fuente m¨¢s fiable, los indicadores de protecci¨®n del empleo de la OCDE, la situaci¨®n espa?ola no es especialmente desfavorable. Es intermedia, muy pr¨®xima al promedio europeo, e inferior a la de pa¨ªses a menudo mencionados como modelo, como Alemania, Holanda o Suecia.
La reforma va a aumentar a corto plazo los despidos y, a medio y largo plazo, uno de nuestros grandes problemas, la inestabilidad en el mercado de trabajo, incrementando los flujos de entrada y salida, y elevando la volatilidad del empleo. No es esperable, en consecuencia, que estimule la mejora de la formaci¨®n y la productividad del trabajo. Si esta reforma, como dice el Gobierno, pretende terminar con la segmentaci¨®n del mercado de trabajo y aumentar su estabilidad, no ha podido adoptar medidas m¨¢s equivocadas.
En s¨ªntesis, la reforma laboral es in¨²til para lograr los objetivos que se establecen: no puede crear empleo y el Gobierno la aprueba porque no sabe c¨®mo hacer que crezca la econom¨ªa mientras sus medidas fomentan los despidos, agravando los problemas de nuestro mercado de trabajo. La reforma es, adem¨¢s, injusta: desequilibra las relaciones laborales en favor de una de las partes y, aprovechando la coyuntura econ¨®mica, reduce los derechos de los trabajadores. Se dir¨ªa que su prop¨®sito es dar satisfacci¨®n a los grupos m¨¢s radicales que apoyan al PP desde posiciones neoliberales.
Antonio Gonz¨¢lez y Alfonso Prieto, son economistas y miembros de ¡°Economistas Frente a la Crisis¡± www.economistasfrentealacrisis.com
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