Hace falta un respiro
Espa?a tiene que negociar un nuevo calendario de estabilidad y no simples concesiones para 2012
El Gobierno dispone ya de un adelanto de las proyecciones macroecon¨®micas de Bruselas, de forma que puede calcular su Presupuesto para este a?o y los ajustes de d¨¦ficit necesarios. La Comisi¨®n Europea confirma que la econom¨ªa espa?ola sufrir¨¢ en 2012 una contracci¨®n del PIB en torno al 1% y una fase recesiva al menos durante los tres primeros trimestres del a?o. Puesto que ese c¨¢lculo incluye los efectos depresivos del ajuste de 15.000 millones aplicado por el Gobierno de Rajoy en diciembre, pero no tiene en cuenta el recorte de gastos que tendr¨¢ que aplicarse en el Presupuesto (en torno a 25.000 millones m¨¢s), no es aventurado suponer que la contracci¨®n de la econom¨ªa espa?ola se aproximar¨¢ este a?o al 1,5%. En un contexto recesivo (la zona euro caer¨¢ en torno al 0,3%), parece una decisi¨®n obligada que la Comisi¨®n revise el calendario de cumplimiento del d¨¦ficit, una vez que el Gobierno ha hecho p¨²blicamente prop¨®sito de enmienda.
Una vez la Comisi¨®n ha admitido que puede negociar una flexibilizaci¨®n de los compromisos de d¨¦ficit, el resto es una tarea pol¨ªtica exigente y meticulosa. Porque lo que Espa?a ha de defender ahora ante Bruselas no es una simple concesi¨®n de unas d¨¦cimas de m¨¢s en el d¨¦ficit para este a?o, sino un nuevo esquema de plazos y cuant¨ªas. De forma que el pa¨ªs disponga de al menos dos a?os m¨¢s para bajar del 3%. A poco que la canciller Merkel y la burocracia europea hayan aprendido del caso griego (un pa¨ªs arruinado y en estado permanente de mot¨ªn social por unas exigencias de ajuste imposible), Espa?a puede conseguir ese calendario razonable y, por supuesto, obligarse a cumplirlo.
Parece obligada, adem¨¢s, otra negociaci¨®n delicada. La tesis de Bruselas, anunciada por el comisario Olli Rehn, es que Espa?a debe presentar un Presupuesto para 2012 a finales de marzo con el criterio de ajuste del 4,4% del PIB; luego, la Comisi¨®n decidir¨¢. Este procedimiento revela un elevado grado de desconfianza hacia la capacidad espa?ola para aplicar los recortes y moderar el d¨¦ficit; desconfianza que se traduce en la exigencia de hacer primero los deberes en las peores condiciones y fiar la mejora de las condiciones de ajuste a la generosidad del interventor. Pero nada impide que Bruselas, una vez comprobado que sobre el papel se puede alcanzar el 4,4% de d¨¦ficit, se atenga a ese Presupuesto dr¨¢stico y opte por una flexibilidad m¨ªnima. Ser¨ªa m¨¢s ¨²til conocer los l¨ªmites de esa flexibilidad y construir el Presupuesto sobre ese fundamento.
Pero, incluso con un calendario m¨¢s generoso para cumplir con los ajustes, este periodo de recesi¨®n ser¨¢ muy destructivo para la econom¨ªa espa?ola. La ca¨ªda de la demanda y la destrucci¨®n de empleo (esta vez de empleo fijo) puede desestabilizar la paz social. Por esa raz¨®n es necesario insistir en que la pol¨ªtica econ¨®mica tiene que aportar algo m¨¢s que recortes de gasto y decisiones restrictivas; y que corresponde aportar alg¨²n tipo de est¨ªmulo a la actividad y al empleo. Hasta ahora, la respuesta a esa cuesti¨®n se acerca al silencio.
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