La cocina de los famosos muertos

En un mundo en el que los cocineros famosos comienzan a aburrirnos m¨¢s que una misa en televisi¨®n, sorpresas como The dead celebrity cookbook resultan providenciales. El libro, publicado recientemente en Estados Unidos, recopila m¨¢s de 100 recetas de personajes populares que viven en el m¨¢s all¨¢, desde el cordero a la barbacoa de Frank Sinatra hasta el pollo con aguacate y champi?ones de Elizabeth Taylor, pasando por la inesperada suprema de salchichas y pimientos de Farrah Fawcett.

La obra de Frank DeCaro no solo contiene f¨®rmulas para preparar platos m¨¢s o menos potables. Cr¨ªtico de cine, locutor de radio y petarda profesional, el autor ha sabido llenar su compendio de an¨¦cdotas, cotilleos, an¨¢lisis y sugerencias que sabr¨¢n a manjar a cualquier amante de la cultura pop. Ley¨¦ndolo, me ha encantado descubrir que Andy Warhol sol¨ªa preparar coles rellenas de carne en Halloween, a las que llamaba ¡°gulash macabro¡±. Que los creadores de la serie Batman estaban obsesionados con la comida, imaginando muertes por ahogo en caviar o picadillos de superh¨¦roes para fabricar cereales o sopa Borsch. O que Gloria Swanson, la inolvidable Norma Desmond de El crep¨²sculo de los dioses, tuvo un aspecto estupendo hasta el final de sus d¨ªas porque era una talibana de lo sano: su receta es un muy apetitoso ¡°caldo de potasio¡± hecho con verduras y agua mineral, sin aceite ni sal.

Los m¨ªticos brownies de Katharine Hepburn, que un servidor se va a lanzar a hacer en cuanto pueda, tambi¨¦n est¨¢n incluidos. Y otras recetas que dan m¨¢s penica: ning¨²n alma sensible puede quedar inmune ante la tarta chiclosa de Karen Carpenter, v¨ªctima de la anorexia, o el pastel de boniato de Michael Jackson, que el cantante deb¨ªa de preparar en su ¨¦poca pre-propofol.

Ning¨²n alma sensible puede quedar inmune ante la receta del pastel de boniato que preparaba Michael Jackson

DeCaro recuerda en el pr¨®logo que las celebrities que se cre¨ªan chefs llegaron antes que los celebrity chefs. Aunque las recetas de estas estrellas no sean el s¨²mmum de la creaci¨®n culinaria y se deslicen hacia el kitsch en m¨¢s de una ocasi¨®n, ¨¦l las defiende con un argumento imbatible: ¡°Seguro que en casa de Julia Child la comida era mejor, ?pero no habr¨ªas preferido ser invitado a la de Liberace?¡±. Personalizando la misma l¨®gica, yo a?adir¨ªa que en los sesudos libros sobre elBulli o Mugaritz se aprender¨¢ m¨¢s de cocina, pero a m¨ª me divierte bastante m¨¢s este extravagante recetario.