Siria, sin soluci¨®n
El r¨¦gimen de El Asad acent¨²a la represi¨®n ante una comunidad internacional impotente
La diplomacia europea y norteamericana parece a¨²n actuar como si la soluci¨®n para Siria pasara por un golpe de Estado interno que derroque a Bachar el Asad y permita una negociaci¨®n entre lo que quede de su r¨¦gimen y la oposici¨®n. En ese sentido va el reforzamiento de las sanciones diplom¨¢ticas, comerciales y financieras decididas por los Veintisiete. Ser¨ªa lo deseable, pero, hoy por hoy, El Asad se sigue sintiendo fuerte como para seguir masacrando a los que protestan en Homs y otras ciudades y para haber celebrado una pantomima de refer¨¦ndum sobre una reforma constitucional que le permitir¨ªa aspirar a quedarse al frente del pa¨ªs hasta 2028.
Temerosos de una guerra civil que desequilibrar¨ªa no solo a Siria, sino a toda la zona, los occidentales se resisten formalmente a armar al rebelde Ej¨¦rcito Libre Sirio, integrado por desertores. Pero acabar¨¢ arm¨¢ndose. En cuanto a la oposici¨®n pac¨ªfica, no est¨¢ a¨²n lo suficientemente organizada. El Consejo Nacional Sirio ha sido reconocido en la frustrante reuni¨®n en T¨²nez de ¡°amigos de Siria¡± como interlocutor, pero no el ¨²nico. De hecho, ya han surgido divisiones en su seno. El r¨¦gimen de El Asad sabe que frente a ¨¦l no existe a¨²n una alternativa.
Siria une a una compleja mezcla de etnias su condici¨®n de gozne geopol¨ªtico en el que se est¨¢ llevando una peligrosa partida entre EE UU, Rusia, Ir¨¢n, Israel, Arabia Saud¨ª, Turqu¨ªa y otros, incluida Al Qaeda, en un pulso general entre sun¨ªes y chi¨ªes en la regi¨®n. El juego de intereses choca con los principios de la moral. El principio de la responsabilidad de proteger, que inspir¨® la intervenci¨®n en Libia, brilla por su ausencia ante esta crisis, debido a la experiencia con Tr¨ªpoli y a que Siria dispone de unas Fuerzas Armadas potentes que suponen un reto para toda intervenci¨®n.
La iniciativa la debe llevar la Liga ?rabe, pues Occidente se ha vuelto sospechoso en la regi¨®n. Es significativo que la ONU y la Liga hayan designado a Kofi Annan como enviado especial a Siria. Es un referente, pero con una misi¨®n casi imposible ante un conflicto de fuerzas desiguales. Lo m¨¢s que busca ahora es conseguir un alto el fuego y permitir la llegada de ayuda humanitaria. Es urgente generar una din¨¢mica que obligue al r¨¦gimen, al menos, a reducir su nivel de violencia y a entender que no tiene futuro y que, si no dejan el poder antes, sus responsables tendr¨¢n que rendir cuentas de los cr¨ªmenes cometidos. Pero nadie sabe realmente c¨®mo lograrlo.
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