Quiero

Con 31 a?os de experiencia laboral a mis espaldas creo que voy aprendiendo a sintetizar lo que quiero. Quiero, por ejemplo, que los directivos de los medios de comunicaci¨®n sean escrupulosos en el tratamiento que se les da a las mujeres, no s¨®lo desde la informaci¨®n o el editorial sino tambi¨¦n desde las columnas. La chuler¨ªa y el desprecio hacia la condici¨®n femenina a¨²n tiene un sorprendente hueco celebrad¨ªsimo en el columnismo espa?ol. Me gustar¨ªa que los sueldos de las mujeres igualaran a los de los hombres, que se considerara la promoci¨®n de las mujeres a puestos directivos si ¨¦stas cuentan con los mismos m¨¦ritos que los hombres. Quiero que se respete la maternidad en los centros laborales porque es algo que, entre otras cosas, nos beneficia a todos. Quiero que en el trabajo se nos trate con igual consideraci¨®n que a los hombres. Es posible que los varones no sean conscientes de ello pero es habitual percibir un trato condescendiente o paternalista que se nos concede, para colmo, como un regalo.

Quiero que el sentido com¨²n que desprende el documento escrito por el fil¨®logo Ignacio Bosque y suscrito por varios acad¨¦micos sobre el lenguaje no sexista contagie de sentido com¨²n otras decisiones de la Real Academia, que entre elegir a un nuevo ilustre mediocre o a una nueva ilustre mediocre se suelen decantar con demasiada frecuencia por la primera opci¨®n. Es decir, que traten de predicar con los hechos; al fin y al cabo, es lo que est¨¢n defendiendo en su escrito.

No quiero que sindicatos, centros laborales dependientes de un ministerio o comunidades aut¨®nomas, etc¨¦tera, presionen a trabajadores o aspirantes a utilizar el lenguaje de determinada manera. Son tan fundamentales los aspectos que las mujeres deseamos mejorar que, francamente, estar incluida en un plural masculino que se entiende como gen¨¦rico me importa bien poco.