China al asalto de Europa
El avance de la nueva potencia econ¨®mica en algunos ¨¢mbitos estrat¨¦gicos produce una gran preocupaci¨®n, pero la necesidad de liquidez fuerza a determinados pa¨ªses a desentenderse de sus recelos iniciales
En un nuevo golpe de efecto diplom¨¢tico, China ha exhibido una vez m¨¢s su poder¨ªo financiero ante un mundo que contin¨²a empantanado por la crisis. El pasado lunes, en el marco de la cumbre del G-20 celebrada en M¨¦xico, Pek¨ªn propuso una aportaci¨®n adicional de 43.000 millones de d¨®lares al Fondo Monetario Internacional (FMI), en lo que sin duda supone un nuevo gesto de que el gigante est¨¢ dispuesto a contribuir a sacar a Europa y al mundo occidental de su par¨¢lisis econ¨®mica. Una ayuda que, sin embargo, no est¨¢ dispuesta a prestar a cualquier precio.
Ese ha sido, de hecho, el discurso que China ha articulado en los ¨²ltimos meses, desde el recrudecimiento de la crisis en el Viejo Continente. Y qued¨® convenientemente contrastado, por ejemplo, cuando el primer ministro chino, Wen Jiabao, despleg¨® en febrero ante Herman Van Rompuy y Jos¨¦ Manuel Durao Barroso un discurso rotundo, firme e inflexible, mientras sus hom¨®logos europeos trataban en vano de complacer al emperador mandar¨ªn. En ese teatro diplom¨¢tico se escenific¨® el cambio de rumbo que desde el estallido de la crisis ha tomado la relaci¨®n entre China y el Viejo Continente.
La Europa pr¨®spera y orgullosa, defensora en otros tiempos de los derechos humanos y las buenas pr¨¢cticas en los negocios, ha cambiado aquel rol paternalista por el de un continente abrumado que solicita ayuda ¡ªcomo la que Pek¨ªn ofreci¨® en el G-20¡ª para salvar la Eurozona gracias a sus compras millonarias o a inversiones que impulsen el empleo.
El Viejo Continente, que defend¨ªa orgulloso los derechos humanos, pide ahora ayuda abrumado
Es en este contexto que las empresas chinas se han lanzado a una estrategia de adquisici¨®n de activos estrat¨¦gicos por toda Europa, aprovechando los recursos a profundidad de sus bolsillos y la acuciante necesidad de liquidez de los europeos. Con ello China logra diversificar sus inversiones internacionales, despeja de obst¨¢culos su acceso al mercado europeo y accede a la tecnolog¨ªa de la que carece. Las operaciones m¨¢s sonadas han sido, entre otras, la entrada de corporaciones p¨²blicas chinas en las dos joyas del sector el¨¦ctrico portugu¨¦s: Energ¨ªas de Portugal y Redes Energ¨¦ticas Nacionales, con participaciones del 21,3 y 25 por ciento, respectivamente. O la concesi¨®n por 35 a?os del puerto griego de El Pireo a la estatal china Cosco, a cambio de 3.400 millones de euros.
No son las ¨²nicas. Entre otras, el gigante asi¨¢tico anda tambi¨¦n detr¨¢s de otros puertos griegos, ha entrado en el sector vin¨ªcola de Burdeos y se presta a competir cuerpo a cuerpo con la todopoderosa Alemania, donde el gigante est¨¢ adquiriendo compa?¨ªas cuya tecnolog¨ªa le permita disputar la hegemon¨ªa mundial en sectores de alto valor a?adido. Ejemplo de ello es la reciente adquisici¨®n de la china Sany de su rival Putzmeister, que convertir¨¢ al grupo chino en l¨ªder mundial en maquinaria de bombeo y proyecci¨®n de hormig¨®n.
Pero esto no es m¨¢s que la punta del iceberg de un proceso imparable que ir¨¢ en aumento los pr¨®ximos meses. La inversi¨®n china en Europa acumulada ha pasado de 36.700 millones de d¨®lares en 2010 a 52.100 millones en 2011, seg¨²n The Heritage Foundation, y estas cifras podr¨ªan ser r¨¢pidamente superadas si se cuentan los m¨¢s de 30.000 millones de d¨®lares que Pek¨ªn ha inyectado en el fondo soberano China Investment Corporation (CIC), exclusivamente dedicado a sus adquisiciones en el Viejo Continente. Los ilimitados recursos financieros del pa¨ªs con las mayores reservas de divisas del planeta son un comod¨ªn de lujo en estos tiempos de austeridad.
?Y todo esto a cambio de qu¨¦? Pek¨ªn sabe que tiene ante s¨ª una ocasi¨®n de oro para influir sobre Europa. De ah¨ª que se especule con las contrapartidas que Bruselas tendr¨ªa que poner sobre el tapete en t¨¦rminos de precio pol¨ªtico por la ayuda china, a lo que sin duda ha contribuido Pek¨ªn al vincular m¨¢s o menos directamente el auxilio al reconocimiento de China como econom¨ªa de mercado. En la citada cumbre entre China y Europa celebrada en Pek¨ªn, Herman Van Rompuy ¡ªgirado en direcci¨®n a Wen Jiabao¡ª no pudo ser m¨¢s claro: ¡°Quiero se?alar que es la primera vez que incluimos en el comunicado conjunto de una cumbre China-UE un apartado que menciona la voluntad pol¨ªtica de Europa¡± para avanzar en el reconocimiento del pa¨ªs asi¨¢tico como econom¨ªa de mercado.
El pa¨ªs asi¨¢tico ha entrado en el sector el¨¦ctrico portugu¨¦s y en el puerto de El Pireo
Dicho reconocimiento implicar¨ªa para Europa el sacrificio de su mejor herramienta jur¨ªdica de la que dispone para luchar contra el dumping chino en la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC). Pero, como el pa¨ªs asi¨¢tico asumir¨¢ el estatus de econom¨ªa de mercado autom¨¢ticamente en 2016 en virtud de su protocolo de acceso a esta organizaci¨®n, Bruselas probablemente opte por transigir y adelantarse. ?sta quiz¨¢ sea la moneda de cambio m¨¢s inmediata, aunque no la ¨²nica.
La cuesti¨®n de los derechos humanos, por ejemplo, ha desaparecido por completo de la agenda bilateral, a diferencia de Estados Unidos, muy implicado en este asunto, como demostr¨® el caso del abogado ciego Chen Guangcheng. Ello no deja de ser un logro importante para Pek¨ªn, porque la alusi¨®n constante a la violaci¨®n de los derechos y libertades en China incomoda desde siempre al r¨¦gimen comunista.
Particularmente reprochable es el silencio de Bruselas, Par¨ªs, Berl¨ªn o Madrid en un momento en que las organizaciones defensoras de las libertades civiles denuncian un recrudecimiento de la censura para silenciar las cr¨ªticas. La directora internacional de la ONG Chinese Human Rights Defenders (CHRD), Renee Xia, ha llegado a decir que ¡°2011 fue el a?o m¨¢s represivo desde que el movimiento de defensa de los derechos comenz¨® en 2000¡±. Hace unos meses la Asamblea Legislativa china aprobaba una ley que legaliza las detenciones secretas extrajudiciales de disidentes por un plazo de seis meses.
El levantamiento del embargo de armas, vigente desde la masacre de Tiananmen de 1989, de la que se acaba de cumplir 23 a?os, es otra pretensi¨®n china. Pero, por el momento, parece que dif¨ªcilmente podr¨¢ reunir la unanimidad de los 27 requerida para que salga adelante. En cualquier caso, lo que parece un hecho es la p¨¦rdida de fuerza de Bruselas en su poder de negociaci¨®n ¡ªpese a ser el mayor socio comercial de China¡ª; no digamos ya el de los estados europeos que ven al gigante asi¨¢tico como el camino m¨¢s corto para salir de la crisis. En este sentido, nadie es ajeno a la actitud complaciente de algunos pa¨ªses de la Europa perif¨¦rica, ni a la parad¨®jica consecuencia de que puedan acabar ejerciendo lobby en favor de Pek¨ªn. Eso incluye a Espa?a o Grecia, entre otros.
No sorprende que este avance de China en Europa produzca cierta preocupaci¨®n en determinados c¨ªrculos del Viejo Continente, sobre todo teniendo en cuenta que las inversiones chinas en el exterior alcanzar¨¢n el bill¨®n de d¨®lares en 2020. No es casualidad que el Parlamento Europeo votara en mayo una resoluci¨®n no vinculante para crear un organismo que supervise las inversiones for¨¢neas; un ente inspirado en el Comit¨¦ para Inversiones Extranjeras de Estados Unidos que, casualmente, ha vetado m¨²ltiples inversiones chinas en sectores estrat¨¦gicos como el del petr¨®leo o las telecomunicaciones.
Detr¨¢s de semejante iniciativa no est¨¢ ¨²nicamente la percepci¨®n de una cierta vulnerabilidad propia, consecuencia de las urgencias europeas y de la necesidad de remontar el vuelo cuanto antes, sino que demuestra que las inversiones del gigante son vistas con recelo, pese a considerarse necesarias. Aunque es cierto que muchas inversiones chinas las acometen empresas del sector privado que no tienen, al menos en teor¨ªa, v¨ªnculos directos con el Estado chino, las empresas estatales siguen siendo los verdaderos arietes de la expansi¨®n internacional de China. Dichas corporaciones, que se benefician de subsidios de toda ¨ªndole ¡ªencubiertos o no¡ª y reciben financiaci¨®n preferencial del Estado, son las que competir¨¢n ¡ªdeslealmente¡ª con las empresas europeas en el futuro.
Por si fuera poco, est¨¢n los obst¨¢culos que sufren nuestras empresas en China: mientras las europeas se topan con infranqueables barreras de acceso al mercado, el Imperio del Centro tiene v¨ªa libre para desplegar sus tent¨¢culos en el mercado europeo.
Heriberto Ara¨²jo y Juan Pablo Cardenal, periodistas y autores del libro La silenciosa conquista china, trabajan en un nuevo libro sobre la relaci¨®n del gigante asi¨¢tico con Occidente.
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