Esplendor y miseria del islam
El mundo isl¨¢mico fue durante siglos m¨¢s rico, avanzado y tolerante que la Europa de su tiempo, pero la deriva dogm¨¢tica de su religi¨®n le ha condenado al atraso cultural y a vivir en constante crispaci¨®n
El islam es la segunda religi¨®n del mundo por el n¨²mero de sus adeptos (unos 1.500 millones) y est¨¢ en camino de convertirse en la primera. Los pa¨ªses miembros de la Conferencia Isl¨¢mica albergan tres cuartas partes de las reservas mundiales de petr¨®leo. Sin embargo, el auge demogr¨¢fico y la loter¨ªa petrolera no han evitado el fracaso pol¨ªtico y econ¨®mico del islam actual, ni su atraso cultural e intelectual.
El mundo isl¨¢mico tuvo una ¨¦poca de esplendor entre los siglos VIII y XII, durante los cuales fue bastante m¨¢s rico, refinado, tolerante y avanzado que la Europa de su tiempo. La diferencia se puso de relieve durante las Cruzadas, un choque violento unilateralmente provocado por los cristianos, que dieron muestras de mayor fanatismo y brutalidad que los muslimes.
En 1097 los cruzados conquistaron la ciudad de Maarat. A pesar de haber prometido respetar la vida de sus habitantes, se lanzaron a una org¨ªa de sangre, pasando a cuchillo a toda la poblaci¨®n. En su furia desatada, incluso llegaron al canibalismo, comi¨¦ndose a muslimes adultos cocidos y a ni?os empalados y asados a la parrilla, seg¨²n confirman tanto las fuentes musulmanas como las cristianas. Cuando dos a?os m¨¢s tarde los cruzados consiguieron conquistar Jerusal¨¦n, lo primero que hicieron fue lanzarse al pillaje y organizar una impresionante carnicer¨ªa, degollando a casi todos sus habitantes. Los jud¨ªos supervivientes fueron encerrados en una sinagoga y quemados vivos dentro.
El cronista Raimundo de Aguilers, que estaba presente, describe as¨ª la situaci¨®n: ¡°Por las calles y plazas se ve¨ªan montones de cabezas, manos y pies cortados. En el Templo y en el p¨®rtico de Salom¨®n, los nuestros cabalgaban en la sangre de los sarracenos, que les llegaba hasta las rodillas. Justo y admirable juicio de Dios, que quiso que este lugar recibiese la sangre de aquellos mismos que durante tanto tiempo lo hab¨ªan manchado con sus blasfemias¡±.
La cultura isl¨¢mica perdi¨® su creatividad y ya no tuvo ning¨²n papel en? la ciencia moderna
Los muslimes, m¨¢s tranquilos y refinados, quedaron conmocionados por la ferocidad de los cruzados, una conmoci¨®n que todav¨ªa perdura en la zona y que es comparable a la que entre nosotros produjo el ataque de Al Qaeda a las torres gemelas de Nueva York en 2001. La crueldad de la conquista cristiana de Jerusal¨¦n contrasta con la caballerosidad y moderaci¨®n de su reconquista por Saladino, 90 a?os despu¨¦s. Los jud¨ªos medievales, desde luego, siempre prefirieron estar bajo la f¨¦rula del islam que aguantar el fanatismo de los cristianos.
Las tres grandes religiones monote¨ªstas se parecen mucho y sus ideas proceden del tronco com¨²n judaico, del que el cristianismo y el islam pueden considerarse herej¨ªas. Las tres parten de la idea del Dios ¨²nico, en torno a la cual construyen sus elucubraciones doctrinales. En cualquier caso, la teolog¨ªa isl¨¢mica es m¨¢s razonable y menos confusa que la cristiana, pues no est¨¢ lastrada por el galimat¨ªas de la Sant¨ªsima Trinidad.
A diferencia de otras religiones en que la relaci¨®n del creyente con la divinidad pasa por intermediarios como los sacerdotes o la Iglesia, el islam insiste en la relaci¨®n directa del creyente con Al¨¢, lo cual podr¨ªa favorecer la libertad de pensamiento. En 529 el emperador Justiniano cerr¨® la escuela filos¨®fica de Atenas, sumiendo a Europa en un largo periodo de oscuridad. Mientras las luces postreras de la ciencia griega se apagaban, sus ¨²ltimos portadores buscaban refugio en el Pr¨®ximo Oriente, entre los persas y ¨¢rabes, m¨¢s tolerantes y curiosos que los cristianos fan¨¢ticos de los que hu¨ªan. Sus sucesores, junto a otros eruditos jud¨ªos y cristianos nestorianos, se lanzaron a traducir del griego al ¨¢rabe los textos de la filosof¨ªa y la ciencia hel¨¦nicas; sabios llegados de India traduc¨ªan del s¨¢nscrito, patrocinados todos por el Califato abas¨ª a trav¨¦s de la Casa de la Sabidur¨ªa de Bagdad.
La filosof¨ªa renaci¨® en pensadores isl¨¢micos como Al Farabi, Avicena o Averroes, hombres de gran originalidad y audacia intelectual. Cient¨ªficos de enorme calibre, como Al Jwarismi, Al Razi, Omar Jayam, Biruni o Ibn Jald¨²n contribuyeron al progreso de la ciencia. Sus textos fueron traducidos al lat¨ªn e influyeron en el pensamiento europeo. El matem¨¢tico, astr¨®nomo, fil¨®sofo y poeta persa Omar Jayam adopt¨® una posici¨®n materialista y esc¨¦ptica. No tuvo pelos en la lengua a la hora de criticar la religi¨®n dogm¨¢tica y literalista predominante ni al expresar sus dudas sobre la inmortalidad del alma, lo que le acarre¨® no pocos conflictos, que super¨® gracias a su prestigio.
La mayor parte de las noticias sobre el islam en las ¨²ltimas d¨¦cadas se refieren a terrorismo
La sociedad musulmana de entonces era lo suficientemente libre y abierta como para tolerar opiniones divergentes o heterodoxas y para respetar y admirar el trabajo cient¨ªfico. Posteriormente, la cultura isl¨¢mica perdi¨® todo su dinamismo, frescura y creatividad para caer en el dogmatismo est¨¦ril, la intolerancia y la cerraz¨®n mental (el funda-mental-ismo). El mundo isl¨¢mico no ha desempe?ado papel alguno en el desarrollo de la ciencia moderna y apenas tiene presencia en la investigaci¨®n actual.
Seis de los ocho pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo son miembros de la Conferencia Isl¨¢mica. Exceptuando las plutocracias hereditarias asentadas sobre el petr¨®leo, la mayor¨ªa de los muslimes vive en la miseria, que tiene muchas causas: la explosi¨®n demogr¨¢fica, la educaci¨®n in¨²til de las madrazas, reducida a aprender el Cor¨¢n de memoria, la obsesi¨®n por ocultar y reprimir a las mujeres, el fatalismo, la corrupci¨®n desenfrenada e incluso la imposici¨®n de normas religiosas a la actividad financiera, como la que proh¨ªbe el cr¨¦dito con inter¨¦s. De hecho, no solo el Cor¨¢n condena el pr¨¦stamo con inter¨¦s; tambi¨¦n lo hace la Biblia. Los cristianos y jud¨ªos medievales condenaban la usura en los mismos t¨¦rminos que los musulmanes. La diferencia consiste en que los cristianos y jud¨ªos se fueron olvidando de esa prohibici¨®n, propia de una sociedad primitiva de pastores de cabras, y aceptaron los cr¨¦ditos con inter¨¦s en sus transacciones, mientras que los ulemas se aferraron a las regulaciones ancestrales.
La mayor parte de las noticias sobre el islam de las ¨²ltimas d¨¦cadas se refieren a los continuos atentados terroristas. El odio a Am¨¦rica, a Israel y a India, a los extranjeros y turistas y al mundo moderno en general, combinado con la obsesi¨®n por ocultar y reprimir a las mujeres y con la intolerancia virulenta hacia las otras sectas, disidencias y presuntas apostas¨ªas del propio mundo musulm¨¢n, incluyendo a los suf¨ªes y los chi¨ªes, ha conducido a la glorificaci¨®n del terrorista suicida y a una constante crispaci¨®n y agresividad. Desde luego, no todos los actos de terror son obra de radicales isl¨¢micos, pero s¨ª la mayor parte. M¨¢s esperanzadoras son las noticias de las recientes revueltas ¨¢rabes, a veces iniciadas por j¨®venes modernos conectados a Internet. Sin embargo, las elecciones libres que han logrado convocar han acabado siendo ganadas por los tradicionalistas religiosos, que son los ¨²nicos que llevan generaciones adoctrinando a las masas.
A diferencia de la mayor¨ªa de los cristianos y jud¨ªos (y no digamos de los japoneses o chinos), que cada vez se han ido haciendo m¨¢s esc¨¦pticos y tolerantes y consideran su religi¨®n como una mera tradici¨®n cultural entre otras, muchos muslimes conservan un fervor religioso exacerbado que los hace inasequibles al sentido del humor. Cuando en 2005 un modesto diario dan¨¦s public¨® en su p¨¢gina de humor unas triviales caricaturas de Mahoma, los que no las hab¨ªan visto enseguida las calificaron de blasfemas. Las embajadas danesa y noruega en Siria fueron incendiadas y en las violentas manifestaciones de protesta atizadas por los ulemas se produjeron m¨¢s de 100 muertos. En contraste con esa reacci¨®n y tambi¨¦n en 2005, la cantante Madonna dio un concierto en el estadio ol¨ªmpico de Roma, a solo 3 kil¨®metros del Vaticano, en que aparec¨ªa ¡°crucificada¡± y cantaba desde la cruz. Aunque el concierto fue calificado de blasfemo por la jerarqu¨ªa cat¨®lica, a nadie en Italia se le ocurri¨® prohibirlo, no hubo manifestaciones en contra e incluso fue un ¨¦xito de p¨²blico.
Jes¨²s Moster¨ªn es fil¨®sofo y autor de ¡®El islam: historia del pensamiento¡¯ (Alianza).
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