Una Paris Hilton en el reino del Tea Party
Meghan McCain es una de las caras m¨¢s fr¨ªvolas asociadas al ¡®Grand Old Party¡¯ La hija del senador John McCain despliega su provocaci¨®n en una entrevista en ¡®Playboy¡¯
![Meghan McCain, hija del excandidato republicano a la presidencia John McCain, en su casa de Phoenix](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/VFH6KL6VSOZN5TOFFTERHEG4C4.jpg?auth=b9e7947e9ddc391fac6b14c16c1a875f1298f31821054582c18692bb308819b9&width=414)
En un momento en el que buena parte del Partido Republicano de Estados Unidos se halla en una deriva conservadora donde ni siquiera el uso de anticonceptivos o el acto homosexual se dan por leg¨ªtimos, una voz vuelve de la ultratumba electoral a las p¨¢ginas de Playboy para hablar de escotes, de fiestas nocturnas y de c¨®mo le gusta el sexo. Cierto es que desde que su padre perdi¨® las elecciones presidenciales de 2008, a Meghan McCain no se le conoce un oficio fijo. Y acostumbrada a focos, objetivos y entrevistas, ahora parece capaz de decir cualquier cosa, lo que sea, para que le sigan prestando atenci¨®n.
¡°No lo puedo evitar. Me encanta el sexo. Y me encantan los hombres¡±. La entrevista es provocaci¨®n tras provocaci¨®n. ¡°A veces me entra la paranoia, cuando llevo vestidos cortos, por si alguien toma una foto y la pone en Internet, diciendo: ¡®Ah¨ª est¨¢ Meghan ense?ando los pechos de nuevo¡±. Pero a?ade: ¡°?Sabes? Ense?ar un poco de escote hace que una tambi¨¦n se sienta sexi¡±. ?Qu¨¦ hubiera pasado si su padre hubiera ganado las elecciones y ella viviera ahora enla Casa Blanca? ¡°Ser¨ªa la hija presidencial m¨¢s loca de la historia, y s¨¦ que dar¨ªa pie a titulares rid¨ªculos y da?ar¨ªa al Gobierno siempre¡±. Todo un motivo para que los estadounidenses se alivien por haber elegido a Barack Obama, parece.
En la vertiente social, apartado saraos, Meghan tiene lo que se necesita para aparecer en c¨®cteles de toda ¨ªndole. Aunque, a tenor de la sobriedad de las recepciones de la Casa Blanca, parece mejor que se haya quedado a sus puertas. En Beverly Hills, en 2009, se dej¨® ver ante los paparazis con Tila Tequila, alguien que, como su propio nombre da a entender, no es ning¨²n dechado de decoro. Tequila es una modelo abiertamente bisexual que se gana la vida, ocasionalmente, como presentadora de programas de televisi¨®n algo picantes. Desde entonces,la Redbulle con rumores de que Meghan es lesbiana.
Su historia es la de una ni?a rica acosada en el instituto que ahora aspira a diva gay
Por si alguien no pod¨ªa dormir a causa de la duda, Meghan lo niega en Playboy. ¡°Cari?o, uno no es nadie hasta que hay un rumor de que es gay en su vida. Me han entrado mujeres de vez en cuando, y mi vida ser¨ªa mucho m¨¢s f¨¢cil si fuera gay. Pero no¡±, dice.
Meghan ha hecho campa?a en numerosas ocasiones a favor del matrimonio gay. ¡°Para m¨ª es un asunto de derechos civiles. Con qui¨¦n se quiera acostar la gente y a qui¨¦n decida amar no deber¨ªa mezclarse con la pol¨ªtica o el Gobierno. Si me ves en un bar gay, solo ser¨¢ porque en ellos ponen la mejor m¨²sica y porque a mis amigos gais les encanta bailar. Los gais me adoran. Es por mis grandes pechos y mi pelo rubio¡±.
Cierto es que, t¨®picos y estridencias aparte, Meghan ha prestado su voz y su cara cuando ha podido a favor de la causa del matrimonio gay. Fue, junto a su madre, una de las primeras famosas en ceder su imagen a la campa?a NOH8, contra la prohibici¨®n del matrimonio entre personas homosexuales en California. Su foto con la boca tapada con cinta adhesiva se convirti¨® en un s¨ªmbolo entre los famosos pol¨ªticos de serie B. Adem¨¢s, ha dado numerosos discursos en las agrupaciones de gais republicanos, un grupo bastante marginado por su partido.
McCain contra Palin
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/JK2KVU3GAL35OJSUDV2WNCXE2Y.jpg?auth=9afbfcfbe6c91bfaeeca0b0c7aa26e8934bf312257a411096c1ea7eacbbaa357&width=414&height=233&smart=true)
Cuenta Bristol Palin, la hija de la exgobernadora de Alaska y candidata a la vicepresidencia con McCain en 2008, en su libro ¡®Sin miedo a la vida¡¯ que qued¨® anonadada al descubrir con ¡°cu¨¢ntas maletas de Louis Vuitton, cu¨¢ntos tel¨¦fonos m¨®viles y cu¨¢ntos asistentes para hacer el pelo y el maquillaje¡± viajaban Meghan y su madre, Cindy, en la campa?a electoral. No contenta con eso, le lanz¨® a Meghan otro pu?al, que a¨²n debe de llevar clavado. Cuando la conoci¨®, dice, se le qued¨® ¡°la impresi¨®n de que con ella uno ten¨ªa que cubrirse las espaldas¡±.
¡°Todo eso que ella escribi¨® es una mentira total¡±, dijo Meghan McCain en su entrevista a ¡®Playboy¡¯. ¡°Tengo, a lo mejor, solo un bolso de Louis Vuitton. Solo es una chica joven, confundida, a la que se arrastr¨® a todo este asunto. Los medios no se comportan bien con ella. Pero la verdad es que cuando alguien aparece en ¡®Bailando con las estrellas¡¯, es dif¨ªcil tenerle simpat¨ªa¡±. Cierto es que Bristol tom¨® parte en la versi¨®n estadounidense de ese concurso, y que, para m¨¢s inri, lo perdi¨®.
Por ello, ha tenido varios encontronazos con mujeres l¨ªderes de su partido. El momento de m¨¢s tensi¨®n lo vivi¨® en 2009, cuando escribi¨® una entrada de blog en la que aseguraba que no todas las conservadoras deb¨ªan estar cortadas por el mismo patr¨®n y que hab¨ªa espacio para m¨¢s variedad. Una de las comentaristas m¨¢s recalcitrantes de los programas de derecha en EE UU, Laura Ingraham, le dedic¨® una broma cruel: ¡°Meghan quer¨ªa entrar en [el programa de telerrealidad] The real world, pero no la aceptaron porque no dejan participar a modelos de tallas extragrandes¡±.
Aquello llev¨® a un momento crucial en la vida de Meghan, compartido, por supuesto, con periodistas y c¨¢maras de televisi¨®n de todo el pa¨ªs. En la cresta de la ola de la victimizaci¨®n, escribi¨® otra entrada de blog en la que imploraba a sus detractores que dejaran de hablar de su talla y de su cuerpo. ¡°En lugar de debatir sobre nuestras divergencias ideol¨®gicas y sobre el futuro del Partido Republicano, Ingraham se dedic¨® a burlarse de mi edad y de mi peso, del mismo modo que hacen las chicas malas en el instituto¡±, dijo.
Es cierto: la historia de Meghan es la de una gran catarsis, de ni?a mimada de familia rica, acosada por las chicas malas del instituto a causa de su curvil¨ªnea figura, a aspirante a sex symbol con predicamento kitsch en la comunidad gay. Pol¨ªticamente, tiene poco que aportar. Y nadie la escuchar¨ªa si no fuera porque es hija de su padre, h¨¦roe de guerra en Vietnam y senador rebelde por excelencia en el Capitolio. Pero tiene una plataforma, y la emplea para servir de peque?o acicate al sector m¨¢s retr¨®grado de su partido.
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