Una juez examinada al mil¨ªmetro
La magistrada del ¡®caso de los ERE ¡¯, Mercedes Alaya, ha puesto en jaque a la Junta andaluza Perseverante, controvertida y enigm¨¢tica, destila un misterio que fascina a los medios
La vida de mi marido y la m¨ªa est¨¢n sometidas a examen¡±. La juez del caso de los ERE, Mercedes Alaya, sabe que se examina con lupa cada paso que da. Por eso su vida, m¨¢s all¨¢ de los contundentes y a menudo pol¨¦micos autos que dicta, es tan reservada. En cuanto abandona los juzgados sevillanos, su relevancia medi¨¢tica se esfuma y no se deja ver en los ambientes sociales de la capital andaluza. En cuanto monta en el taxi que la lleva a casa, la discreci¨®n es su regla de oro.
¡°Es leg¨ªtimo que estas circunstancias de acoso personal provoquen cierta indignaci¨®n, pues vivimos en un Estado de derecho¡±, lament¨® en un informe cuando fue recusada porque su marido hab¨ªa auditado la empresa Mercasevilla, origen del esc¨¢ndalo de los ERE, y que ella examinaba. Alaya ha puesto en jaque a la Junta de Andaluc¨ªa con su investigaci¨®n, milim¨¦trica y descomunal, que analiza la gesti¨®n de nada menos que cinco consejer¨ªas del Gobierno andaluz durante la ¨²ltima d¨¦cada.
¡°Siempre me ha preocupado el estado de ¨¢nimo, el cansancio o cualquier necesidad f¨ªsica que pueda tener cualquier imputado, que por el hecho de serlo y conocer la carga que eso conlleva merece toda mi comprensi¨®n y respeto¡±. ?Una juez que justifica (en un auto) el buen trato que dispensa a sus acusados? Alaya escribi¨® este ins¨®lito entrecomillado en uno de sus frecuentes enfrentamientos con diversos letrados. Es controvertida y de fuerte car¨¢cter. T¨ªmida para algunos, temperamental para otros, incisiva para todos.
La continua atenci¨®n medi¨¢tica que ha supuesto este caso de corrupci¨®n no afecta a su vida social porque Alaya se mantiene tan alejada del meollo como anta?o. Estos d¨ªas, las im¨¢genes de los acusados entrando esposados en el furg¨®n policial tienen su contrapeso en los telediarios: el acceso en el p¨®rtico de los juzgados sevillanos de esta juez que destila misterio y posee un estilo que fascina a los medios, y a la que ning¨²n micro le ha arrancado una sola frase. ?Qui¨¦n es esta sevillana en el ojo del hurac¨¢n pol¨ªtico y judicial andaluz?
Fue madre con apenas 20 a?os y lo compatibiliz¨® con unas duras oposiciones
La perseverancia define el car¨¢cter de esta magistrada de 48 a?os madre de cuatro hijos y casada con Jorge Castro, un repu?tado auditor sevillano. Mercedes Alaya fue madre muy joven, mientras cursaba sus estudios de Derecho, pero esto no impidi¨® que aprobara las oposiciones de juez a la primera, poco despu¨¦s de licenciarse en 1986 con excelentes calificaciones. ¡°Siempre fue un cerebrito¡±, recuerda uno de sus compa?eros de promoci¨®n. Los letrados no olvidan su bautismo en la facultad: los veteranos de Derecho la eligieron ¡°borrega¡± nada m¨¢s comenzar su etapa universitaria por ser la m¨¢s guapa del primer curso. De repente, reci¨¦n aterrizada de la localidad vecina de Alcal¨¢ de Guada¨ªra, Alaya fue paseada por toda la facultad con enormes orejas de novata. Una an¨¦cdota que le sac¨® los colores a pesar de su claro tono de piel.
Tras estar destinada en los juzgados de Fuengirola (M¨¢laga) dos a?os mientras su marido permanec¨ªa en Sevilla, y luego ser trasladada a Carmona, a las afueras de la capital andaluza, Alaya ejerci¨® en un juzgado de primera instancia de Sevilla. Fue antes de convertirse en la titular del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 6 de la misma ciudad en 1998.
Instructora implacable
"Ella se pone en plan juez porque, si no, los abogados piensan que se la pueden comer. Es cierto que tiene un punto de diva, pero tampoco excesivo", explica uno de ellos sobre los enfrentamientos que han derivado en quejas ante los colegios de abogados y el CGPJ. Cuando Alaya hace un tercer grado, suele ser implacable. A su lado, la juez inquisitiva que dibuj¨® Urbizu en 'No habr¨¢ paz para los malvados' parece Bambi. En los ¨²ltimos interrogatorios Alaya ha estado m¨¢s suave que anta?o. "Y parece que le est¨¢ funcionando bien", explica este letrado, a tenor de las confesiones del ex director general de Trabajo Javier Guerrero y su exch¨®fer, Juan Francisco Trujillo.
El incidente de recusaci¨®n que sufri¨® y que apoy¨® la fiscal¨ªa en 2010 le afect¨® profundamente. La recusaci¨®n, finalmente rechazada por
de Sevilla, cuestionaba su independencia, objetividad y val¨ªa para instruir una causa tan compleja como Mercasevilla. ¡°Me genera pudor hablar de mi vida privada, situaci¨®n en la que creo que pocos jueces se han visto¡±, aclar¨® en su escrito. Alaya parece diferenciar de manera tajante su parcela familiar de la profesional: ¡°La intimidad familiar la dedico a otros menesteres distintos al trabajo. No hablamos de trabajo [su marido y ella] aunque pueda parecer extra?o, pr¨¢cticamente nunca lo hemos hecho, pues la parcela personal es necesario mantenerla (¡). ?Piensa que tras acabar mi marido y yo nuestras respectivas jornadas a las diez de la noche tenemos el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s en resolver cuestiones de ¨ªndole jur¨ªdica y econ¨®mica?¡±, inquiri¨® en sus alegaciones.
Ser madre con apenas 20 a?os y compatibilizarlo con unas duras oposiciones y las exigentes carreras de ella y su marido molde¨® su duro car¨¢cter. Y hoy Alaya ofrece dos caras bien distintas: si con su entorno es extremadamente correcta y afable, con abogados, fiscales y polic¨ªas las formas en ocasiones le pueden. En su juzgado es muy querida, y numerosas voces destacan su precisi¨®n, un incisivo manejo de los interrogatorios y su enorme capacidad de trabajo. Adem¨¢s del caso de los ERE (16.000 folios de sumario, m¨¢s otros 200.000 aportados por la Junta), Alaya instruye otros casos tan complejos como el que examina la anterior gesti¨®n del Betis del expresidente Manuel Ruiz de Lopera, al que acusa de apropiaci¨®n indebida y un delito societario continuado.
Su labor despierta pasiones incluso en las redes sociales. Alaya cuenta en Facebook con un club con 1.363 fans y comentarios elogiosos. ¡°Eres el azote de tantos chorizos¡±, comenta uno de ellos junto a un friso de fotos que despliega su fondo de armario.
En los d¨ªas de declaraciones eternas apenas come y disimula ¡°de maravilla¡± el cansancio acumulado, seg¨²n los abogados que asisten a las comparecencias. ¡°Cuando est¨¢ todo el mundo deseando que hagamos un receso¡±, ilustra uno de ellos, ¡°ella parece que se encuentra en el sof¨¢ de su casa¡±.
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