Sermoneando
En la pol¨¦mica en torno a las palabras del obispo de Alcal¨¢, el verdadero disparate es que se emita una misa por un canal p¨²blico
Hace a?os vi un documental sobre j¨®venes gais jud¨ªos ortodoxos (todos los adjetivos son necesarios) que luchaban porque se les permitiera ser rabinos. Dedicaban su juventud a ese empe?o y sufr¨ªan horrores con la negativa de una Iglesia en absoluto tolerante con su condici¨®n sexual. Durante la hora que duraba la pel¨ªcula yo me preguntaba, ?por qu¨¦ no dedican sus energ¨ªas a otra cosa? ?por qu¨¦ no llaman a las puertas de otra religi¨®n que los admita? Para los creyentes espa?oles la posibilidad que propongo de cambiar a otra religi¨®n si la tuya no te admite tal cual eres pueda sonar fr¨ªvolo; no lo es en cambio para muchos ciudadanos americanos que eligen su fe en funci¨®n de las condiciones que cada Iglesia ofrece y demanda.
Nosotros a¨²n no hemos establecido una relaci¨®n plenamente democr¨¢tica con la Iglesia cat¨®lica: ni el Estado (que a¨²n no entiende el laicismo), ni los creyentes, ni tampoco los ateos. En la pol¨¦mica en torno a las palabras del obispo de Alcal¨¢ en contra de la homosexualidad y del aborto no he visto que en ning¨²n momento haya quien se plantee que el verdadero disparate de este asunto es que se emita una misa por un canal p¨²blico que pagan cat¨®licos y fieles de otras religiones, ateos, agn¨®sticos, gais, lesbianas, transexuales, heteros, mujeres a favor de la ley de plazos, mujeres a favor de los tres supuestos y siga usted a?adiendo las incontables variables de la ciudadan¨ªa. A m¨ª, lo que diga este obispo me importa bien poco, y en cierto modo no me parece mal que exprese con tal claridad lo que piensa, siempre que lo haga para su p¨²blico. Cada club, religi¨®n o creencia tiene reservado el derecho de admisi¨®n. Imponer que instituciones tan arcaicas adoctrinen a sus fieles de una manera que consideramos justa acaba siendo una restricci¨®n poco democr¨¢tica. Eso s¨ª, que prediquen en su casa, no en la de todos.
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