Cosas de ni?os
"Las damas de la Casa del Rey dan la cara. Son el elenco femenino que explica los actos de los protagonistas, que siempre son hombres, incluso ni?os"
Una vez m¨¢s tenemos que agradecerle a la familia real su inmejorable disposici¨®n para proveernos de nuevos contenidos en estos atribulados d¨ªas. El disparo aristocr¨¢tico y accidental en el pie derecho del niet¨ªsimo Felipe Juan Froil¨¢n, que todos conocen como Froil¨¢n el travieso, le ha disparado al cielo de Twitter. Ha vuelto a poner a tiro la palabra metatarso, m¨¢s propia de los futbolistas y bailarines, y tambi¨¦n nos ha ofrecido unas tranquilizadoras im¨¢genes de la Reina y su hija mayor, madre del autodisparado infante, saliendo de la cl¨ªnica donde convalece el peque?o cazador. ¡°Son cosas de ni?os¡±, declar¨® la Reina en espa?ol, siempre acompa?ada de la ben¨¦vola sonrisa de abuela. ¡°Yo no estaba ah¨ª¡±, sintetiz¨®la Infanta, parapetada detr¨¢s de unas s¨®lidas gafas de sol. No eran de cazadora, sino similares a las que visten esas madres hollywoodenses interpretadas por Lana Turner, que buscan desesperadas a sus hijos en la playa sin quit¨¢rselas, temerosas de que al hacerlo se enfrenten a una inc¨®moda realidad.
La Reina, armada con su perenne sonrisa conciliadora, consigui¨® minimizar el accidente dom¨¦stico con esa certera frase, ¡°cosas de ni?os¡±, desviando as¨ª el tiro. Lo agradecemos: vivimos un sobresalto casi permanente desde hace meses. Pero tambi¨¦n se despierta una cierta inquietud por este ejercicio de las damas dela Casa del Rey en representar el papel de mujeres que dan la cara para decirnos que, en realidad, no pasa nada. Un elenco femenino que explica los actos de los protagonistas, que siempre son hombres, incluso ni?os. La infanta ausente en la foto, do?a Cristina, es hoy una mujer desconocedora del alcance de las cosas de ni?os en las que pudiera estar implicado su marido. Al igual que do?a Elena, ignoramos si sab¨ªa o no que su hijo manipula armas prohibidas para su edad en su ausencia. La Reina quiz¨¢ no imagin¨® cu¨¢n adecuada ser¨ªa su frase. No solo lo de su nieto es una cosa de ni?os, en realidad, mucho de lo que nos pasa parece cosa de ni?os.
No hay que engatillarse ahora en si el padre de Froil¨¢n deber¨¢ someterse a las indiscretas opiniones medi¨¢ticas sobre su responsabilidad. Quien est¨¢ en el disparadero es Rajoy, que con su medida de limitar el pago en efectivo de cualquier transacci¨®n a 2.500 euros nos obliga a volver a clases de c¨¢lculo para saber c¨®mo puede abonarse la posible multa al padre del chaval, que si alcanzara los 3.000 euros tendr¨ªa que efectuar en dos pagos de 1.500 euros o en tres de solo 1.000.
Y es otra cosa de ni?os que Jos¨¦ Fernando, el hijo adoptivo de Roc¨ªo Jurado y Jos¨¦ Ortega Cano, saliese disparado en cuanto supo que ten¨ªa pasta y edad para gastarla. Tambi¨¦n durante la Semana Santa mantuvo en vilo el hogar paterno, y despu¨¦s de reconciliarse, el torero, al igual que la Reina, recurri¨® al t¨®pico de la chiquillada del novillo. Pero Jos¨¦ Fernando no ha hecho m¨¢s que anunciar futuras ver¨®nicas en el agitado ruedo familiar. Despu¨¦s del lance ha vuelto a Yerbabuena, sabiendo ahora que las primas, de riesgo, son capaces de fulminar su mont¨®n de euros y reducirlo a hierba mala.
La vida no es necesariamente siempre un juego de ni?os, pero existen coincidencias. Tanto Felipe Juan Froil¨¢n como Jos¨¦ Fernando fueron inscritos para mejorar su formaci¨®n, con un poquito de fuerza y sin grandes resultados, en severos colegios de las Islas Brit¨¢nicas. Froil¨¢n el travieso lleg¨® a quejarse del fr¨ªo y lo espartano del ambiente, y su padre lo trajo de nuevo a la soleada Espa?a. Jos¨¦ Fernando, que es originario de un pa¨ªs ardiente como Colombia, no puso trabas al clima, pero luci¨® rudeza de car¨¢cter y se vio involucrado en el t¨ªpico asunto de pu?os que transforman las chiquilladas en trastadas masculinas. Teniendo historias como esta en nuestro pa¨ªs, ?qu¨¦ necesidad tiene Gerard Mortier, director del Teatro Real, de contratar las agotadoras parrafadas de supuesta alta intelectualidad de Marina Abramovic? La renovaci¨®n de nuestra alta cultura quiz¨¢ no est¨¦ en el exceso narcisista de esta millonaria artista, sino entre los tiros perdidos de los personajes de nuestra baja cultura. Abramovic cansa tanto como el obispo de Alcal¨¢. El a?o pasado, cuando la diva lleg¨® a la fiesta posterior al estreno de este delirio perform¨¢tico en Manchester, lo ¨²nico que encontr¨® fueron bostezos y miradas de odio de los que hab¨ªamos sufrido su marat¨®n egoc¨¦ntrico.
Al menos, para que exista un cierto equilibrio en el corro, la esposa de Diego Torres, el imputado n¨²mero 2 en el caso Urdangarin, ha decidido igualarse a la infanta Cristina y considerar que su imputaci¨®n no es v¨¢lida, porque sabe lo mismo (una mezcla de nada y mucho) que la se?ora Urdangarin acerca de las cosas de ni?os de sus maridos en el Instituto?Noos. Sin duda, hay que manifestar pena por la disoluci¨®n del equipo y porque estas dos esposas,?la Infanta de Borb¨®n y la esposa de Torres, pierdan aquella amistad de c¨®nyuges de socios. Todo ese tiempo de regatas compartidas, s¨¢ndwiches de caza menor, pero riqu¨ªsima, y confidencias sobre el Pilates, todo eso se ha desvanecido. Los ni?os pueden ser crueles, sus juegos, tambi¨¦n.
As¨ª se entiende ese gesto de c¨®moda tradici¨®n machista en el protocolo de muchas mujeres, incluso de la familia real, en el que pueden disfrutar jugando a parecer ingenuas. Otra tradici¨®n es que algunos padres aproximen armas a sus hijos porque una vez m¨¢s, cazar y disparar, son tambi¨¦n cosas de ni?os.
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