Leonard Cohen, la acosadora y el fin de un ¡°infierno en vida¡±
La representante Kelley Lynch ten¨ªa una orden de alejamiento tras estafar y arruinar al cantante Un tribunal de Los ?ngeles la halla ahora culpable de hostigarle por tel¨¦fono y correo electr¨®nico As¨ª es como el autor de ¡®Hallelujah¡¯ se ha librado de su mayor pesadilla
Pensando en hacer el mal, un d¨ªa Kelley Lynch termin¨® haci¨¦ndole un favor al mundo. As¨ª, podemos atribuirle a esta mujer de 55 a?os el m¨¦rito universal de sacar a Leonard Cohen de su retiro budista de cinco a?os y devolverlo a la carretera (llevaba 15 a?os apartado) y al estudio cuando parec¨ªa que al genio se le hab¨ªa acabado la cuerda. Por otro lado, digamos que los motivos que ofreci¨® al m¨²sico jud¨ªo para retomar su carrera fueron un poco m¨¢s all¨¢ de remover su vocaci¨®n art¨ªstica: seg¨²n Cohen, le rob¨® cinco millones de d¨®lares y no le dej¨® en la cuenta ni para bajar a comprar el pan a la esquina. Ahora, el ¨²ltimo premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras se las ha vuelto a ver con ella en los tribunales. Pero esta vez, denuncia el canadiense, se trata de un asunto de acoso en el que ¨¦l es la v¨ªctima.
Kelley Lynch, a la saz¨®n antigua amante del m¨²sico ¨C¨¦l ha reconocido relaciones sexuales con ella, pero ¡°no rom¨¢nticas¡±¨C y persona que durante a?os se ocup¨® de todos sus asuntos profesionales, le ha estado cosiendo a e-mails y a llamadas en los ¨²ltimos meses tratando de amedrentarle. Tras el episodio de la estafa ¨Cresuelto con una condena que obligaba a Lynch a indemnizarle con 9,5 millones de d¨®lares (m¨¢s de 7 millones de euros) y a cinco a?os de c¨¢rcel en libertad condicional¨C, y despu¨¦s de 17 a?os de relaci¨®n profesional y personal, Cohen la despidi¨® en 2004 y obtuvo una orden de alejamiento que le imped¨ªa seguir contactando con ¨¦l. Esta violaci¨®n le costar¨¢ ahora 11 meses de c¨¢rcel.
Aquella historia hiri¨® profundamente al m¨²sico. Imaginen. Cinco a?os retirado en la cima de un monte angelino, viviendo como un monje budista en un templo, regresa a casa y comprueba que el mundo material ha decidido jugarle una mala pasada y que el fruto econ¨®mico de una de las carreras musicales m¨¢s emocionantes del siglo XX se ha esfumado. Con 74 a?os (hoy tiene 78 a?os), y tocado con su ya inseparable sombrero negro de ala corta, tuvo que embarcarse en una gira mundial para recuperar parte de la suma perdida. Fue, entre otras cosas, cuando Benic¨¤ssim asisti¨® a su apote¨®sico concierto y al reencuentro con su viejo amigo Enrique Morente.
Pero este nuevo y penoso episodio, despachado la semana pasada en la Corte Penal de Los ?ngeles, se escribe ahora con los mimbres de unos mensajes mandados por ella entre febrero de 2011 y enero de este a?o y que los abogados de Cohen aseguran que convirtieron la existencia del m¨²sico en ¡°un infierno en vida¡±. Al parecer, su antigua empleada le hizo llegar treinta correos electr¨®nicos diarios y mantuvo una pelea constante con su buz¨®n de voz, donde deposit¨® una y otra vez el cuerpo del delito sin importarle un cuerno el rosario de pruebas que entregaba. En algunas incluso se puede o¨ªr su voz diciendo que alguien iba a pegarle un tiro al bueno de Cohen.
Le dejaba infinidad de mensajes de voz intimidatorios, sin importarle dejar pruebas
Dicen que no mostr¨® ninguna emoci¨®n al escuchar el veredicto de culpabilidad. Aunque s¨ª debi¨® de acordarse Lynch de aquella clase de primero de intimidaci¨®n que se salt¨®, porque durante el proceso la acusaci¨®n reprodujo en la sala las grabaciones acumuladas en el contestador de Cohen donde se pod¨ªa escuchar n¨ªtidamente, y un tanto desquiciada, su amenazante voz. Seg¨²n public¨® Los Angeles Times, los mensajes conten¨ªan todo tipo de obscenidades, referencias sexuales ¨C¡°Leonard Cohen tiene un pene peque?o, si no inexistente¡±¨C y acusaciones de consumo de drogas al cantante. Curiosamente, la mayor¨ªa de llamadas, se dijo en el tribunal, se realizaron cuando era Lynch la que estaba hasta arriba.
En cuanto a Cohen y sus supuestas adicciones, en 1993 abandon¨® las giras y los escenarios, en parte, porque consider¨® que beb¨ªa ¡°demasiado vino tinto¡± entre conciertos. Y parece que eso es todo. Cansado del esfuerzo, sinti¨¦ndose mayor y con la llamada espiritual golpeando su puerta, colg¨® su viejo instrumento, esa guitarra Conde que compr¨® en la madrile?a calle de Gravina hace 40 a?os, con la intenci¨®n de no volver. Y aunque algunos de sus amigos intentaron convencerle, ¨¦l siempre se resisti¨®. Pero, como dijo en su emocionante discurso en la entrega de los Premios Pr¨ªncipe de Asturias, ¡°la madera nunca acaba de morir¡±.
Aunque v¨¦rselas otra vez con Lynch quiz¨¢ haya sido demasiado. Si la cosa no hab¨ªa quedado suficientemente clara durante el juicio, la acusaci¨®n sac¨® la semana pasada 10 archivadores llenos de e-mails que ella le mand¨® en el ¨²ltimo a?o. En algunos de esos correos, que luego reenviaba a otra gente que Cohen no conoc¨ªa, mencionaba al movimiento neonazi Naci¨®n Aria. Se entiende que debido al origen jud¨ªo de su exjefe. ¡°Empez¨® con un mensaje diario, pero pronto se convirtieron en veinte o treinta al d¨ªa¡±, explic¨® ¨¦l durante el juicio. ¡°No me siento bien denunci¨¢ndola, pero me he visto obligado porque est¨¢ en juego mi reputaci¨®n y la de los m¨ªos¡±.
La fiscal de la ciudad Sandra Jo Streeter sostuvo que Lynch es ¡°incre¨ªblemente brillante y capaz¡± y sab¨ªa perfectamente que estaba violando la ley. Su defensa tiene la rom¨¢ntica opini¨®n de que todo es fruto del complicado mundo de las relaciones sentimentales y de c¨®mo estas se tuercen en alg¨²n momento. Adem¨¢s, alega que Cohen y su entorno intentaron destruir su credibilidad y culparla de los problemas econ¨®micos que sufri¨® el autor de Hallelujah. ¡°Nunca nadie cambi¨® su direcci¨®n de e-mail o los tel¨¦fonos a los que ella llamaba. No usaron ning¨²n filtro de spam porque quer¨ªan saber lo que Kelley ten¨ªa que decir y lo que sab¨ªa¡±. El juez, en cambio, no lo vio as¨ª, y esta vez Lynch no se librar¨¢ de ingresar en prisi¨®n.
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