Tiempos amargos
El antecedente de la pesadilla argentina deber¨ªa servir para que el Gobierno buscara instrumentos diferentes a los que se ensayaron en aquel pa¨ªs
Dos importantes leyes econ¨®micas se tramitan actualmente en las Cortes. La Ley de Presupuestos para 2012 y la Ley de Estabilidad Presupuestaria. La filosof¨ªa econ¨®mica de ambas se identifica notablemente.
Empezando por la Ley de Estabilidad, cuyos contenidos negociamos directamente los que suscribimos este art¨ªculo, se?alaremos que en ella se deber¨ªa reflejar el desarrollo del acuerdo firmado entre PSOE y PP para introducir dicho principio en la Constituci¨®n. Pues bien, aunque el l¨ªmite del d¨¦ficit estructural de los pa¨ªses miembros de la UE se ha establecido en un 0,5% del PIB, el PP unilateralmente lo ha fijado en el cero por ciento para 2020.
Con semejante decisi¨®n, Espa?a se aleja de los compromisos establecidos en el Pacto Fiscal de la UE y el PP rompe con descaro el acuerdo pol¨ªtico firmado con el PSOE en el que se fijaba un l¨ªmite del 0,4% del PIB. Y lo que es peor, le pone una aut¨¦ntica "camisa de fuerza" a la econom¨ªa espa?ola.
Pocos precedentes hay en el mundo de naciones que optaran por aplicar a sus cuentas p¨²blicas la norma del d¨¦ficit cero. Argentina lo hizo en 2001 de la mano de Domingo Cavallo quien recurri¨® a las pol¨ªticas de austeridad y a fuertes recortes fiscales en una econom¨ªa en la que uno de cada cinco trabajadores estaba sin empleo. El antecedente de la pesadilla argentina deber¨ªa servir para que el Gobierno buscara instrumentos diferentes a las que se ensayaron en aquel pa¨ªs.
En la misma direcci¨®n, el cumplimiento de los objetivos de consolidaci¨®n fiscal (que es como denominan los economistas a la reducci¨®n del d¨¦ficit) est¨¢ pasando a ocupar un lugar estrat¨¦gico, haciendo olvidar cualquier intento de reanimar la econom¨ªa. Producto de esta opci¨®n de pol¨ªtica econ¨®mica, los Gobiernos dicen a los ciudadanos que para tener un futuro mejor hay que sacrificar el crecimiento durante alg¨²n tiempo, en aras de una austeridad bastante compulsiva que obliga a reducir dr¨¢sticamente el d¨¦ficit p¨²blico.
El FMI avisa: la falta de crecimiento es una mala opci¨®n, a corto y a largo plazo
?A qu¨¦ ritmo se llevan a cabo estos ajustes? Cuando el rigor fiscal es insuficiente, no se reduce el d¨¦ficit p¨²blico, por lo que honrar el servicio de la deuda constituye una tarea inalcanzable. En sentido contrario, si la austeridad es excesiva, el crecimiento se ver¨¢ perjudicado, lo que dar¨¢ origen a ajustes fiscales adicionales. Un c¨ªrculo vicioso en el que se puede entrar con facilidad y salir con dificultad.
Las posibilidades que proporcionan estas pol¨ªticas econ¨®micas, cuando tratan de reducir r¨¢pida e intensamente el d¨¦ficit, han sido analizadas en el FMI. La conclusi¨®n a la que ha llegado es que la falta de crecimiento es una mala opci¨®n, a corto y a largo plazo, ya que condiciona la vida de los m¨¢s d¨¦biles y el futuro de los pa¨ªses. Por ello, los Gobiernos han de buscar una articulaci¨®n de pol¨ªticas que hagan caminar la consolidaci¨®n a una velocidad m¨¢s lenta, para mantener abiertos otros espacios que permitan un crecimiento por d¨¦bil que sea. (A. Costa).
El paso siguiente lleva a preguntar: ?cu¨¢l ha de ser el tama?o del d¨¦ficit que debe lograrse? Hay que acordar ¡ªen nuestro caso con la UE¡ª qu¨¦ parte del d¨¦ficit deber¨ªa reducirse con pol¨ªticas discrecionales, de menores gastos y mayores ingresos (el d¨¦ficit estructural) y qu¨¦ parte se reducir¨¢ a medida que las econom¨ªas europeas se recuperen (el d¨¦ficit c¨ªclico). Lo que aconseja poner en marcha un proceso s¨®lido y consistente, pero a la vez lo suficientemente gradual, para evitar efectos negativos que conduzcan a una prolongada recesi¨®n. (Domenech y Ontiveros).
A partir de estas reflexiones, resulta obligado averiguar c¨®mo inciden estos planteamientos en los dise?os de pol¨ªtica econ¨®mica, que el Gobierno ha formulado a la hora de aprobar los Presupuestos, cuyo objetivo consiste en que el d¨¦ficit de todas las Administraciones se reduzca desde el 8,5% al 5,3% del PIB. Pronto se vio que pose¨ªan una "credibilidad limitada" (Zubiri). Al d¨ªa siguiente de su entrega en el Congreso, EL PA?S publicaba un art¨ªculo de Rubio-Ram¨ªrez, donde se dec¨ªa que,? mir¨¢ndolos con detalle, era f¨¢cil concluir que la pregonada austeridad es un espejismo. Algo parecido sosten¨ªa el Financial Times: los inversores dudan de que Madrid pueda recortar el d¨¦ficit en tres puntos, hasta el 5,3%.
En The New York Times tambi¨¦n se se?ala que los objetivos de d¨¦ficit de 5,3% para el 2012 y del 3% para 2013 son probablemente inalcanzables, sobre todo este ¨²ltimo, aunque solo sea porque a¨²n apoy¨¢ndose en las previsiones m¨¢s optimistas, la econom¨ªa espa?ola caer¨¢ hasta el 2%. "Y cuanto m¨¢s se contraiga el PIB de Espa?a m¨¢s caer¨¢n los ingresos, requiriendo unos recortes todav¨ªa m¨¢s duros. Se trata de un ciclo destructivo, siempre a la baja".
Las malas opciones de pol¨ªtica econ¨®mica han acentuado el c¨ªrculo vicioso, al que antes se aludi¨®, han jalonado una parte ¡ªno toda¡ª del recorrido de la pol¨ªtica fiscal del Gobierno de Rajoy; a ellas han de a?adirse otras malas medidas que est¨¢n incorporadas en el proyecto inicial de los Presupuestos. Algo no funciona bien en el Gobierno cuando seis d¨ªas despu¨¦s de su entrada en el Congreso, se vio obligado a anunciar , por nota informativa de la presidencia del Gobierno, un nuevo recorte del gasto, esta vez en los servicios p¨²blicos de Sanidad y Educaci¨®n.
La credibilidad del proceso de ajuste es nula,? ya que va a echar por tierra la recuperaci¨®n
Terminar¨¢ en 2013 un proceso de ajuste en el que las Administraciones han de llegar a situar sus cuentas en el 3% del PIB. La credibilidad conseguida con ¨¦l es nula, ya que ese tipo de pol¨ªticas han echado por tierra cualquier atisbo de recuperaci¨®n. Por eso, puede sostenerse que hemos aplicado un acuerdo mal dise?ado, incapaz de convencer de sus ventajas a los ciudadanos y a los mercados. Por ello, a la vista de la situaci¨®n existente, lo sensato ser¨ªa retrasar unos a?os el cumplimiento del objetivo de estabilidad del 3%.
En efecto. ?Por qu¨¦ 2013? ?Por qu¨¦ esta fecha si se est¨¢ demostrando que la salida de la crisis est¨¢ siendo m¨¢s complicada de lo previsto para muchos pa¨ªses? ?Por qu¨¦ mantener una fecha que ahonda y a?ade dificultades para la recuperaci¨®n econ¨®mica?. Es una imposici¨®n alemana que los pa¨ªses m¨¢s afectados deber¨ªan combatir unidos en el seno de la UE.
El Estado, como instituci¨®n, ha de ser algo m¨¢s que un portero de noche; debe poder actuar para suavizar los efectos de la crisis mediante pol¨ªticas activas en una serie de tareas p¨²blicas orientadas al bienestar y a la lucha contra la desigualdad, a trav¨¦s de medidas fiscales distributivas. La UE, por a?adidura, deber¨ªa de ser capaz de coordinar estrategias de crecimiento para que aquellas naciones que se vean obligadas a afrontar dr¨¢sticas pol¨ªticas de ajustes puedan apoyarse en socios que se encuentren en mejor situaci¨®n.
Esto supone que, en un momento en el que la zona euro vive, de hecho, en una recesi¨®n que ha incrementado el paro y la mortalidad empresarial, es ineludible combinar los est¨ªmulos al crecimiento con aquellos otros que tratan de corregir los desequilibrios. Por eso, abundan las voces que reclaman el que se ponga en marcha alg¨²n programa de impulso de la demanda interna protagonizado por el sector p¨²blico, ya que ayudar¨ªa a generar un crecimiento a corto plazo que empieza a ser urgente, dado los tintes dram¨¢ticos que el paro y la pobreza est¨¢n adquiriendo en pa¨ªses como Espa?a (V. Valle).
Por ¨²ltimo, en este momento deber¨ªa asumirse el liderazgo de los pa¨ªses que necesitan plantearse otra pol¨ªtica de crecimiento y de consolidaci¨®n. Ha de superarse el bloqueo que existe en Europa a la estrategia de crecimiento, donde hoy hay quien pudiendo favorecerlo no lo quiere hacer; y tambi¨¦n existe quien lo quiere, pero no puede. Por ello, es preciso restaurar la competitividad en el sur de Europa en lugar de apretarle los tornillos hasta la asfixia; habr¨¢ de favorecerse el que existan procesos de recuperaci¨®n, a la vez que se dejan a un lado los enfoques obsesivos sobre la reducci¨®n inmediata e intensiva, del d¨¦ficit p¨²blico. Esta batalla hay que darla en la Uni¨®n Europea.
Jos¨¦ Mar¨ªa Benegas H. Diputado por Vizcaya (PSOE)
Francisco Fern¨¢ndez Marug¨¢n. Ex diputado (PSOE)
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