Munch en la secci¨®n err¨®nea
'El grito' de Edvard Munch pulveriza el r¨¦cord de la obra de arte subastada m¨¢s cara de la historia; un acontecimiento de inter¨¦s financiero
La expectaci¨®n en la sala de Sotheby¡¯s de Nueva York era enorme el pasado mi¨¦rcoles. El resultado colm¨® todas las expectativas: una de las cuatro versiones de El grito, de Edvard Munch, pulveriz¨® el r¨¦cord anterior y se convirti¨® en la obra de arte vendida en subasta m¨¢s cara de la historia: 119,9 millones de d¨®lares (91,2 millones de euros). Fueron 12 minutos de puja en los que cada indicaci¨®n al maestro de ceremonias val¨ªa un mill¨®n de m¨¢s. Una org¨ªa de dinero en toda regla.
Toda la prensa mundial se ha hecho eco del acontecimiento y ha coincidido en una cosa: situar la noticia en sus secciones de Cultura. Muchos lectores tambi¨¦n, de todos los rincones, se preguntan lo mismo: ?No es la secci¨®n equivocada? ?No habr¨ªa tenido m¨¢s l¨®gica insertar la cr¨®nica de esta venta millonaria en la secci¨®n financiera? El debate no es novedoso, pero la crisis que atenaza a toda Europa es un ineludible acicate para cuestionar este tipo de intercambios art¨ªsticos, que, como todos los art¨ªculos de lujo, no sufren los embates de los recortes y los endeudamientos, sino todo lo contrario.
En 2011, el consumo de bienes de lujo aument¨® un 25% en Espa?a respecto al a?o precedente y todos los datos indican que dicho consumo sigue aumentando. Ello no quiere decir que la persona que compr¨® El grito tenga que ser un coleccionista espa?ol. No. El fen¨®meno del lujo es universal en esta crisis y la identidad del comprador, como suele ser habitual, no se ha facilitado, lo que conduce a otra cuesti¨®n no menos interesante que la buena salud de la econom¨ªa de los adinerados. El due?o de esta versi¨®n de El grito es un millonario noruego llamado Petter Olsen, de 64 a?os, cuyo padre era amigo y vecino del famoso pintor.
Olsen dice que el cuadro ahora vendido era demasiado bello para seguir confinado en el sal¨®n de su casa y que venderlo es una forma de ofrecer al resto del mundo la oportunidad de tener y apreciar tan sublime obra, pero, dado que, aparentemente, ha ca¨ªdo en manos de otro millonario particular y no de un museo, es de temer que el p¨²blico deba esperar a la siguiente crisis econ¨®mica para que este ¨²ltimo se decida a ponerlo de nuevo a la venta para sacarle provecho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.