El pacto
"Una l¨¢grima en la arena de Palma, total qu¨¦ m¨¢s da si la culpabilidad ya est¨¢ m¨¢s que tasada. Ser¨ªa ya incre¨ªble que a I?aki Urdangarin se le ocurra emplear las mismas once palabras del Rey"
Es una fina iron¨ªa del destino que Urdangarin haya pactado su culpabilidad. Porque se hab¨ªa declarado inocente, pero el pacto acerca claramente el final del culebr¨®n real. Cuando eso ocurra, el vac¨ªo que vamos a sentir ser¨¢ enorme y tendremos que volver a hablar de cosas pedestres, de asuntos menores. De la nueva novia de Ortega Cano, por ejemplo, que es la nueva reina de esas escaleras mec¨¢nicas de la estaci¨®n Santa Justa en Sevilla, centro de peregrinaje contempor¨¢neo. Todas pasan por all¨ª: la novia de Ortega Cano y tambi¨¦n la de Kiko Rivera.
La nueva conquista del torero es una se?ora oronda, incre¨ªblemente repeinada con enormes tirabuzones de un color a¨²n sin nombre. Color Santa Justa quiz¨¢. Puede que recuerde a la primera Raquel Mosquera. La novia de Kiko Rivera, Jessie, parece crecer de noche y tambi¨¦n pulula por all¨ª junto a Kiko, con su aspecto de l¨ªder de alg¨²n grupo gangsta de Dos Hermanas.
Sin Urdangarin tendremos que hablar del corte de mangas de Ronaldo, de los juegos reunidos de los banqueros en Barcelona, y hasta del acertado tuit de Carmen Lomana exponiendo que Rajoy ve con buenos ojos que Hollande gane en Francia. Vamos, que Rajoy vota socialista, pero en franc¨¦s.
Muchos son los que hacen bromas con que Torres y Urdangarin, los exsocios pactantes, se presentaran juntos en Mallorca, uno con esposa, el otro sin, y le dijeran al juez ¡°N¨®os declaramos culpables¡±, pero a lo mejor ni eso. Como el pacto les libra de sentarse en el banquillo, Urdangarin puede enviar todo por SMS a cargo de la empresa para la que trabaja con plena tarifa plana. En el presunto de que decida hacerlo en persona, esperamos ahora un algo m¨¢s de espontaneidad al declararse culpable que hace meses cuando se declar¨® inocente. Una l¨¢grima en la arena de Palma, total qu¨¦ m¨¢s da si la culpabilidad ya est¨¢ m¨¢s que tasada. Ser¨ªa ya incre¨ªble que se le ocurra emplear las mismas once palabras del Rey, porque ah¨ª s¨ª que la iron¨ªa fina tendr¨ªa un pleno de p¨®ker.
Muchos s¨²bditos se preguntan: ?qu¨¦ har¨ªa Santa Justa si levantase la cabeza? ?Que har¨¢ la Infanta? Nada nuevo, los Reyes y su descendencia no se bajan del tren. La Infanta seguir¨¢ haciendo lo que hasta ahora, viajar en primera y mantenerse al margen de cualquier responsabilidad. No ha venido a visitar a su padre convaleciente y nadie la esperaba en la estaci¨®n. Seguramente, como su marido trabaja para una gran empresa telef¨®nica, tienen un Skype de ¨²ltima generaci¨®n y ve al Rey avanzando con las muletas c¨®modamente desde su mansi¨®n en Washington.
Quienes de verdad deben preocuparnos son esos secundarios extraordinarios que han sido la asistenta personal de Urdangarin, la inefable Julita Cuquerella (que en los grafitis gangsta se llamar¨ªa JuCu), c¨¦lebre porque no consideraba anormal que alguien tuviera una cuenta en Suiza, porque en su entorno todo el mundo tiene varias.
La pobre Ju Cuquerella ya es el chascarrillo en muchas fiestas: tan entregada, tan defensora de la inocencia de su jefe quien ahora prefiere declararse culpable, sabe que la que r¨ªe la ¨²ltima r¨ªe mejor.
Y no olvidemos el templad¨ªsimo abogado defensor del todav¨ªa duque, el letrado Pascual Vives, que deber¨ªa pensar en abandonar la abogac¨ªa y presentar el telediario. Nada le afecta, ?qu¨¦ aplomo! Mientras que unos reporteros de S¨¢lvame persiguen al abogado de Torres y este gesticula, grita e intenta espantarles como si fuesen moscas, el siempre calmado Pascual no solo les responde con monos¨ªlabos sino que aprovecha para cambiarse de atuendo ?sacando jersey e impermeable debajo del asiento de su motocicleta! Es un abogado defensor de la Marvel. Eso es lo grande de Pascual: su flema, siempre tiene una palabra y la ropa correctas.
Alguien deber¨ªa reconocerle a Torres su lecci¨®n: aprender que los e-mails no deben borrarse. Ninguno, cualquier e-mail es importante, sobre todo si contienen las palabras ¡°Su Majestad me ha dicho¡± o ¡°Cristina y yo¡±. Torres deber¨ªa considerar reunir una antolog¨ªa del e-mail no borrado y escribir con ello un best-seller. Titularlo Spammalot. Aunque desprendan un leve perfume a chantaje, no se puede negar que hist¨®ricamente todas las casas reales tienen alguien que ans¨ªa medrarles. Por eso el pacto transpira la urgencia por abreviar este caso que, sin quitarles la sonrisa ni la corona, les arrebat¨® el aura.
Hubo un instante en que el caso Urdangarin pudo ser el principio de un cambio profundo en las formas de la Casa del Rey. Al final, ha sido un pulso, el eterno pulso entre el poder y los que se dejan fascinar por ¨¦l y sus privilegios. Ha ganado El gatopardo: ¡°Que todo cambie para que todo siga igual¡±. Cre¨ªmos que la justicia nos otorgar¨ªa una instituci¨®n verdaderamente ejemplar y m¨¢s transparente. Pero hemos perdido la esperanza, ahora volveremos a hablar de los maridos de Bel¨¦n Esteban. De que Rajoy viene a decirnos el viernes lo que el jueves le dict¨® Merkel. De que Telma regresa feliz al matrimonio, con un viejo amigo de la familia. Del cuarenta aniversario del desnudo de Burt Reynolds en Cosmopolitan. Otro aniversario que pasa discretamente, cuando permiti¨® que las mujeres pudieran disfrutar del var¨®n velludo cual pin-up. Muchos ¡°noos¡± declararemos culpables de haber robado la revista a las mam¨¢s de nuestras amiguitas. Peque?as cosas tontas, mientras all¨¢ arriba nuestra corona poco a poco se endereza alej¨¢ndose del trasiego de los viajeros de la estaci¨®n de Santa Justa.
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