Las Vegas globaliza sus pecados
Son los art¨ªfices de la reconversi¨®n de la ciudad en una Disneylandia 'kitsch' para adultos Sheldon Adelson y Steve Wynn ya han extendido su c¨¦lebre y agresiva rivalidad a China Con Eurovegas, Adelson pretende crear en Espa?a un mercado alejado de su n¨¦mesis
?Las Vegas, ciudad del vicio? ?Nevada, desierto donde conviven g¨¢nsteres, actores y coristas bajo la luz de los neones? ?El Bulevar Sur, la avenida donde todo puede suceder y todo queda olvidado? Eso son historias de novela. La meca del juego, que lentamente intenta expandirse a Asia y Europa, es un mercado de grandes egos, forjado con compras millonarias a golpe de talonario, donde tiburones inmobiliarios han hecho fortunas con apuestas arriesgad¨ªsimas. Esos magnates han convertido una ciudad donde Frank Sinatra y Sammy Davis Jr. acud¨ªan a cantar y apostar, cuando se aburr¨ªan de Hollywood, en un frenes¨ª de neones y cart¨®n piedra, un parque tem¨¢tico del kitsch sin parang¨®n en el mundo, un espejismo en medio del desierto.
No hay amigos que valgan en el mundo de los magnates de Las Vegas. Todos odian a todos. Nadie se f¨ªa de nadie. El objetivo es construir la exageraci¨®n m¨¢s grande, empeque?eciendo al competidor. Y en esa carrera desenfrenada, dos son los egos m¨¢s desmedidos: los millonarios Sheldon Adelson y Steve Wynn. El primero, con una fortuna de 24.900 millones de d¨®lares (cerca de 19.000 millones de euros), preside Las Vegas Sands, cuyo buque insignia es la marca The Venetian, con gigantescos casinos en Las Vegas y Macao. Wynn, por su parte, con 1.900 millones de euros, es el padre intelectual y estil¨ªstico de lo que hoy es Las Vegas, una ciudad donde el juego queda cada vez m¨¢s relegado frente a las atracciones de una Disneylandia para adultos.
No hay amor entre ambos. En el pasado, Adelson ha tachado a Wynn de ¡°mentiroso¡± y ¡°egoc¨¦ntrico¡±. Wynn se ha referido a Adelson como alguien ¡°con un claro complejo de inferioridad¡±. Los dos han litigado sobre lo divino y lo mundano, incluso por el n¨²mero de plazas de garaje que deb¨ªan ofrecer sus casinos. Adelson se lleg¨® a quejar del ruido que emanaba del volc¨¢n artificial que hay a las puertas del Mirage, uno de los hoteles ideados por Wynn. Los dos llegaron a lo que ahora es el Bulevar Sur, la gran avenida central, a finales de los ochenta, cuando Las Vegas deca¨ªa y corr¨ªa el riesgo de convertirse en un c¨²mulo de tugurios de baja estofa.
Primero lleg¨® Wynn. Pocos dudan de que Las Vegas es lo que es hoy gracias a los sue?os de gloria de ese magnate de 70 a?os. Hijo del due?o de un bingo de Washington, fue aceptado en Yale para estudiar Derecho, pero renunci¨® y prefiri¨® heredar el negocio familiar cuando falleci¨® su progenitor. En 1967 se mud¨® con su familia a Las Vegas, seg¨²n dijo en una comparecencia ante la Comisi¨®n de Control de Casinos de Nueva Jersey en 1981, porque Frank Sinatra le invit¨® a una actuaci¨®n en el casino Sands (una an¨¦cdota que muchos ponen en duda). Wynn y su mujer so?aban con dejar atr¨¢s los bingos y meterse de lleno en negocios m¨¢s sofisticados. Al comprar el Golden Nugget a la edad de 30 a?os, se convirti¨® en el norteamericano m¨¢s joven en regentar un casino. Su primera medida: crear un lujoso lounge donde los hu¨¦spedes pudieran ver a estrellas actuar de cerca. Por all¨ª pasaron Dolly Parton, Paul Anka y Willie Nelson, entre otros. Pero aquel casino de modestas dimensiones no era suficiente para contener sus sue?os de grandeza. Wynn aspiraba a mucho m¨¢s.
Casada con Sheldon Adelson
Sheldon Adelson no es el t¨ªpico millonario que se ha casado con una mujer florero. Su segunda esposa, Miriam, jud¨ªa como ¨¦l, es una doctora de 66 a?os, nacida en Israel, cuyos padres huyeron de Polonia antes del Holocausto. Estos acabaron en Haifa, donde se dedicaron al negocio de las salas de cine. Miriam se licenci¨® en Microbiolog¨ªa y Gen¨¦tica por la Universidad Hebrea de Jerusal¨¦n. Sirvi¨® dos a?os en el Ej¨¦rcito israel¨ª antes de doctorarse, finalmente, por la Universidad de Tel Aviv. Acudi¨® a Estados Unidos en los a?os ochenta para estudiar adicciones a sustancias qu¨ªmicas en la Universidad de Rockefeller en Nueva York. Una amiga le organiz¨® una cita a ciegas en 1991 con el divorciado Adelson. Fue, seg¨²n dicen ambos, amor a primera vista. ¡°?l dice de m¨ª que soy un ¨¢ngel, y yo le digo que es el viento entre mis alas¡±, dijo en una reciente entrevista con ¡®Fortune¡¯. En 2000, ambos abrieron un centro de investigaci¨®n de adicciones en Las Vegas, un lugar donde las drogas, precisamente, abundan. A pesar de la fortuna familiar, Miriam se pone la bata cada d¨ªa y va a trabajar en sus proyectos cient¨ªficos. ¡°El dinero no es lo m¨¢s importante en la vida¡±, ha dicho ella. C¨®mo no iba a decir eso alguien con 19.000 millones de euros en el banco.
A finales de los ochenta compr¨® un tugurio, el Castaways, sobre el que ide¨® el no va m¨¢s de los casinos: la idea era recrear la Polinesia francesa en medio del desierto, construir arroyos con delfines, erigir tres torres con cristales ba?ados en oro, dotarlo del m¨¢ximo lujo posible y, por si fuera poco, construir a las puertas un volc¨¢n que escupiera fuego al ritmo de m¨²sica tribal. As¨ª naci¨® el Mirage, que en ingl¨¦s significa espejismo.
Las cifras, por aquella ¨¦poca, daban escalofr¨ªos: 6.400 empleados, 3.049 habitaciones de hotel, 2.300 m¨¢quinas tragaperras, 600 millones de d¨®lares en facturas. ¡°Hoy la fantas¨ªa de verdad se convierte en realidad¡±, dijo entonces, hablando en un plural mayest¨¢tico digno de un papa. ¡°Este es un voto de confianza en Nevada y en Las Vegas por parte de gente como nosotros, que cree que estas inversiones dar¨¢n seguridad durante muchos a?os en el futuro¡±, a?adi¨®.
El entonces gobernador de Nevada, Bob Miller, estaba en ¨¦xtasis. Las Vegas renac¨ªa, convertida en una tierra prometida de lujo y pretendida distinci¨®n. ¡°Wynn es un fen¨®meno humano que crea ilusiones y empleos y turismo y desarrollo econ¨®mico y ¨¦xito en todo lo que hace¡±, dijo entonces. ¡°Esto ahora es como Disneylandia¡±. Era el inicio de la gran historia de amor de los pol¨ªticos de Nevada con los magnates inmobiliarios. Al otro lado de la calle, otro tibur¨®n les observaba con atenci¨®n, aguardando el momento para dar el siguiente paso.
Sheldon Adelson naci¨® en Boston en 1933, hijo de un taxista lituano de modestos recursos. A la tierna edad de 12 a?os ya era due?o de un quiosco. Con las ventas cre¨® un peque?o imperio de m¨¢quinas de caramelos. Encadenando empleo con empleo, vendi¨® art¨ªculos de ba?o a hoteles y organiz¨® giras tur¨ªsticas. Como Wynn, renunci¨® a la universidad ¨Cen su caso, el City College de Nueva York¨C para avanzar en sus negocios. Y en 1979 se hizo al Oeste. Aquel a?o organiz¨® en Las Vegas Comdex, una feria de muestras tecnol¨®gica que triunf¨® en los ochenta y los noventa, atrayendo hasta 200.000 visitantes.
Fue precisamente su ¨¦xito en este sector lo que llev¨® a Adelson a so?ar con una idea que cambiar¨ªa a¨²n m¨¢s la faz de Las Vegas: casinos gigantescos, dise?ados para albergar simposios y congresos. Le rond¨® durante a?os la idea de abrir una gran superficie para encuentros como Comdex. As¨ª que en 1988 compr¨® el casino Sands, donde hab¨ªan cantando Sinatra y el Rat Pack. Se hallaba precisamente al otro lado de la acera del Mirage. All¨ª construy¨® primero un recinto de congresos provisional. Una d¨¦cada despu¨¦s empeque?eci¨® todos los proyectos de Wynn, haciendo estallar el Sands y abriendo un casino tit¨¢nico.
Cuando explot¨® el Sands, que hab¨ªa albergado el m¨ªtico escenario del Copa Room, muri¨® en cierto modo un poco del alma del aut¨¦ntico Las Vegas, el de Bugsy Siegel y el Flamingo, el cementerio de elefantes donde fueron a morir desde Elvis Presley hasta Marlene Die?trich. ¡°Es una pena verlo desaparecer, pero¡ ?la vida sigue!¡±, dijo Adelson, mientras contemplaba las explosiones como un verdadero demiurgo. Las Vegas era suyo.
Divorciada de Steve Wynn
Steve Wynn se ha divorciado dos veces, y ambas de la misma mujer, Elaine, de la que se enamor¨® en los a?os sesenta. Con ella se mud¨® a Las Vegas y con ella fund¨® su imperio de casinos. La coloc¨®, de hecho, en la junta de administraci¨®n de Wynn Resorts, la empresa que ¨¦l regenta con mano de hierro. El primer divorcio les sobrevino en 1986. Se volvieron a casar en 1991. La segunda separaci¨®n, a d¨ªa de hoy definitiva, lleg¨® en 2009. Pero la rutina, incluso en Las Vegas, parece llev¨¢rselo todo por delante. Tras 46 a?os de matrimonio, y a¨²n casado, Wynn se enamor¨® de la belleza brit¨¢nica Andrea Hissom. El subsiguiente divorcio de los Wynn no se convirti¨® en la guerra de los Rose. ?l quiso acabar las cosas sin peleas. Le pag¨® 741 millones de d¨®lares (unos 565 millones de euros) en acciones como indemnizaci¨®n, la dej¨® seguir en la junta y acept¨® que siguiera viviendo en los apartamentos de lujo de uno de sus casinos en Las Vegas. En 2011, un d¨ªa antes de la boda del pr¨ªncipe Guillermo y Catalina Middleton, Wynn y Hissom se casaron en ese mismo casino, en el que vive la ex. Y por si fuera poco, lo hicieron el mismo d¨ªa del cumplea?os de esta. Entre los invitados no estaba la reina de Inglaterra, pero acudi¨® Donald Trump, que es, seguramente, lo m¨¢s parecido que tiene Las Vegas.
The Venetian, surcado por canales y g¨®ndolas, y tocado con enormes frescos ¨Cde vinilo, por supuesto, nada de pintura¨C, abri¨® el 3 de mayo de 1999. La mism¨ªsima Sophia Loren fue a inaugurarlo, y lleg¨® a botar una g¨®ndola, mientras Adelson en persona ordenaba que se lanzaran 100 palomas al vuelo. La gran novedad de aquel gran recinto era que ofrec¨ªa gigantescos espacios para reuniones de negocios. Una revoluci¨®n. ¡°No hemos querido construir una Venecia falsa¡±, dijo Adelson en la ¨¦poca, seg¨²n public¨® entonces The New York Times. ¡°Lo que hemos construido es, b¨¢sicamente, la Venecia de verdad¡±.
Verdad o sue?o, los l¨ªmites son difusos en Las Vegas. Wynn, mientras, se hab¨ªa convertido en uno de los prohombres de la ciudad, alguien con fama de tener mal car¨¢cter, temido por sus empleados y cortejado prudentemente por los pol¨ªticos. En 1993, tres matones raptaron a su hija, Kevin. Llamaron a Wynn al Mirage y pidieron un rescate a cambio de su vida. Este les pag¨® finalmente 1,1 millones de euros. El FBI acab¨® arrest¨¢ndolos en California. Por aquella ¨¦poca se supo, adem¨¢s, que el hombre que con sus grandes sue?os hab¨ªa cambiado Las Vegas no iba a poder ver sus creaciones por mucho tiempo: se le diagnostic¨® retinosis pigmentaria, un conjunto de dolencias gen¨¦ticas que hacen que la retina pierda sus c¨¦lulas, provocando ceguera.
Aquello no le impidi¨® a Wynn ir extendiendo su imperio. Tras el Mirage construy¨® el Treasure Island, un casino y hotel inspirado en La isla del tesoro, y el Bellagio, la joya de su corona, un recinto de hiperlujo que replica el lago de Como, con chorros de agua que bailan al ritmo de la m¨²sica. Fue ¨¦l quien atrajo a la compa?¨ªa de saltimbanquis canadiense Cirque du Soleil a Las Vegas. Comenzaron en 1993 en el aparcamiento del Mirage, representando la obra Nouvelle exp¨¦rience. Hoy tienen all¨ª siete espect¨¢culos.
Todas aquellas joyas inmobiliarias estaban aglutinadas en torno a Mirage Resorts, una empresa p¨²blica regentada por el propio Wynn. Las extravagancias del magnate, sin embargo, le acabaron pasando factura. Las acciones de la empresa se desplomaban mientras los gastos aumentaban. Wynn buscaba expandir m¨¢s y m¨¢s. Construy¨® un caro casino en Misisip¨ª, con el nombre de Beau Rivage. Finalmente, en 2000, otro magnate, Kirk Kerkorian, al frente de MGM Grand, hizo una oferta por la empresa que los accionistas no pudieron rechazar: 3.351 millones de euros por todos los casinos, asumiendo 1.523 millones de deuda. A Wynn se le dieron 304 millones y se le mand¨® a paseo. El rey se quedaba sin Mirage, sin Bellagio y sin corona.
Su gran rival, Adelson, segu¨ªa yendo sobre seguro, lento y en ine?vitable ascenso. En 2001 se reuni¨® con el vicepresidente de China, Qian Qichen, de quien consigui¨® una licencia para abrir un casino en Macao. ¡°Ser¨¢ el anillo del ¨¦xito¡±, dijo entonces el magnate, wagneriano. ¡°Lo que yo quiero es dejar una huella en la historia¡±. Sabedor de que los oficiales chinos eluden hablar abiertamente de juego, Adelson, h¨¢bil como pocos, le dijo a Qichen que su prioridad ser¨ªa crear espacios para congresos y ferias de muestras. En 2004 abri¨® el Sands Macao. En 2007, el Venetian Macao. Ahora, sus ojos se posan sobre Espa?a, donde quiere construir Eurovegas. Para ello exige que las leyes se adapten a sus designios.
Adem¨¢s, Adelson se ha convertido en un gran defensor de valores ultraconservadores, apoyando con cheques millonarios al expresidente de la C¨¢mara de Representantes Newt Gingrich en su fallida candidatura a la nominaci¨®n presidencial republicana. Es la bestia negra de los sindicatos. Intent¨® que se detuviera a algunos manifestantes por protestar ante su casino. Seg¨²n dijo el propio Wynn sobre su archienemigo, ¡°Sheldon es un hombre que alberga mucha animosidad hacia mucha gente¡ Y cuando se enfada, las cosas se ponen feas¡±.
Mientras, Wynn no perdi¨® tiempo en volver a ponerse en pie. Sin casinos, en 2002 consigui¨® una licencia para operar tambi¨¦n en Macao. Con las miras puestas en Asia, a Wynn le quitaba el sue?o no tener nada en Las Vegas. Hab¨ªa comprado otro tugurio, el Desert Inn, al norte del Venetian, sobre el que erigir¨ªa su regreso en 2005. Invirti¨® 1.980 millones de euros. Y al casino, el m¨¢s exuberante en la ciudad, le dio su apellido: Wynn Las Vegas.
Todo aquello fue posible gracias a la asociaci¨®n de Wynn con un empresario japon¨¦s, una ballena, como se llama en Las Vegas a los grandes apostadores asi¨¢ticos: Kazuo Okada, que cuando Wynn necesitaba fondos, le dio de su bolsillo 290 millones de euros. Crearon dos casinos en Macao y otros dos en Nevada. Un matrimonio de conveniencia que se ha roto este a?o.
Tras numerosas desavenencias, el magnate mand¨® investigar a su socio y descubri¨® que, buscando expandir sus negocios en Filipinas, hab¨ªa pagado unos 84.000 euros en concepto de gastos para altos funcionarios de ese pa¨ªs que se hab¨ªan alojado en hoteles de Wynn. Sonaba a soborno, aunque no se ha demostrado que lo fuera. Fue en realidad la excusa perfecta. Wynn convenci¨® al consejo de direcci¨®n de la empresa para que se apropiara de las acciones de Okada, que sumaban el 20% de Wynn Resorts, valoradas en 2.132 millones de euros, a un 30% de descuento. Temeroso de represalias, Wynn, que antes no sol¨ªa llevar escolta, ha contratado a un nutrido grupo de guardaespaldas.
Y Adelson ?qu¨¦ opina de esto? Por supuesto, no tiene nada bueno que decir de Wynn. ¡°Ofrecer habitaciones gratuitas es algo end¨¦mico en esta industria¡±, dijo, indicando que la excusa le parec¨ªa rid¨ªcula. Era una forma m¨¢s de volver a ponerle el dedo en el ojo a su gran rival, en Las Vegas, en Macao y donde haga falta. ?Y en Espa?a? Ah¨ª Adelson est¨¢ solo. En cierto modo es una forma de explorar un terreno ahora virgen, lejos de la sombra de su competidor, aprovechando que Espa?a se halla en una dura crisis y necesita inversi¨®n y empleos con urgencia. En ese sentido, Eurovegas puede ser la corona perfecta para la regia testa del magnate. Un nuevo anillo para gobernarlos a todos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.