Responsabilidad
La crisis de Bankia exige una investigaci¨®n cre¨ªble y el consenso entre Gobierno y oposici¨®n
El descubrimiento de un desfase de miles de millones de euros en Bankia ha precipitado la nacionalizaci¨®n de esta entidad y ha provocado un nuevo enfrentamiento entre el Gobierno y el PSOE. De nuevo asistimos a un cruce de acusaciones partidistas sobre un campo de ruinas, ante los ojos estupefactos de los ciudadanos y la nerviosa atenci¨®n de los mercados. Desde luego que la nacionalizaci¨®n de la cuarta entidad financiera espa?ola necesita una completa explicaci¨®n de lo sucedido ante el Parlamento. Esa explicaci¨®n tiene que ser cre¨ªble y, adem¨¢s, aportar soluciones. Ninguna otra instituci¨®n es m¨¢s adecuada para ello que el Parlamento, al igual que hizo el Congreso de EE UU respecto a la crisis financiera de 2008, mediante una comisi¨®n de investigaci¨®n.
La cadena de errores cometidos en Bankia se remonta a la fuerte implicaci¨®n de pol¨ªticos del PP en la gesti¨®n tanto de Cajamadrid como de Bancaja, las dos principales entidades fusionadas en Bankia, v¨ªctimas de una masiva indigesti¨®n inmobiliaria cuando sus patrones eran Miguel Blesa y Jos¨¦ Luis Olivas, respectivamente, y de su utilizaci¨®n para las muy discutibles pol¨ªticas de inversiones que conven¨ªan a los presidentes de sus comunidades aut¨®nomas. Pero, a la hora de enfrentarse al problema, la primera equivocaci¨®n pol¨ªtica fue el desafortunado criterio de fusiones impulsado por los Gobiernos de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Nunca debi¨® aceptarse la fusi¨®n entre Cajamadrid y Bancaja, porque no eran complementarias y acumulaban un peso insoportable de activos t¨®xicos. La v¨ªa de las fusiones era un rodeo muy largo hacia el saneamiento de los balances bancarios, cuando se necesitaban acciones m¨¢s urgentes y directas. En todo caso, solo pod¨ªan ser eficaces si el supervisor hubiera impuesto las concentraciones de activos m¨¢s adecuadas, pero el Banco de Espa?a fue incapaz de hacerlo.
El segundo gran error se cometi¨® con el proceso de salida a Bolsa de la entidad, hace 10 meses. Su origen es claramente pol¨ªtico. La Secretar¨ªa de Estado de Econom¨ªa propuso un sistema perverso de incentivos: las entidades que salieran a Bolsa pod¨ªan presentar un balance con un 8% de capital de primera calidad; las que no, deb¨ªan alcanzar el 10%. Bankia sali¨® al mercado en plena sequ¨ªa de capitales y con casi toda la suscripci¨®n fiada a la captaci¨®n de minoristas a trav¨¦s de las oficinas de la entidad. La acci¨®n de Bankia se ha depreciado ya en un 45%. Pero tambi¨¦n hay que apuntar errores de gesti¨®n atribuibles al expresidente del banco, Rodrigo Rato. No procedi¨® a la limpieza del Consejo de la entidad resultante de las fusiones ni acert¨® en el nombramiento de un equipo de gesti¨®n competente. A su sucesor, Jos¨¦ Ignacio Goirigolzarri, se le supone un mejor conocimiento del oficio de banquero.
El primer partido de la oposici¨®n exige una explicaci¨®n por el uso de dinero p¨²blico en el rescate de Bankia que, si bien no muy distinto de las pr¨¢cticas aplicadas en otras cajas, resulta espectacular por el volumen de activos, sus 10 millones de clientes y la tajante negativa de los auditores a firmar las cuentas de 2011. Pero Bankia no es solo un banco: revela una situaci¨®n catastr¨®fica en el coraz¨®n del sistema financiero espa?ol, y esto no es un problema que pueda resolverse en la din¨¢mica cortoplacista del enfrentamiento entre Gobierno y oposici¨®n. Alfredo P¨¦rez Rubalcaba pidi¨® ayer pactos sobre crecimiento, cohesi¨®n social, reforma financiera, consolidaci¨®n de las autonom¨ªas y renuncia al uso partidista de las instituciones, para superar la "angustiosa" situaci¨®n de Espa?a. Mariano Rajoy deber¨ªa salir de su silencio y del cors¨¦ de la mayor¨ªa absoluta parlamentaria para encabezar el consenso que se necesita para sacar a Espa?a del profundo bache en que se encuentra.
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