La crisis llama a la puerta de Avon
Andrea Jung defiende su empresa con u?as y dientes del acoso de sus rivales
Bart Becht oli¨® sangre. Y aprovechando el tumulto por el que atraviesa su rival estadounidense, el presidente del imperio de las fragancias y productos de belleza Coty se lanz¨® en plancha a la compra de Avon. Le salieron mal los dos intentos, porque aunque Andrea Jung estuviera a punto de sucumbir, la ejecutiva prefiere morir antes con las botas puestas. Es la m¨¢s veterana en la lista que la revista Fortune elabora con la ¨¦lite de mujeres que dirigen las mayores firmas en Estados Unidos. El pasado diciembre, tras 13 a?os al frente de Avon, anunci¨® que renunciar¨ªa al cargo de consejera delegada tan pronto como encontrara a la persona que le sustituyera. Ya la tiene: Sherilyn McCoy, una de las estrellas de Johnson & Johnson.
El relevo se produjo hace un mes. Jung, que nunca abandona su casa sin pintarse los labios de rojo, conserva el gal¨®n de presidenta, desde donde continuar¨¢ controlando la trastienda de la compa?¨ªa durante al menos dos a?os. Es el plazo que tienen las dos ejecutivas para revertir las fortunas de Avon si el imperio de belleza de Joh Benckiser no vuelve antes a la carga.
David McConnell fund¨® la sociedad en 1886. Se dio cuenta mientras vend¨ªa libros puerta a puerta de que lo que interesaba a sus clientas eran las fragancias que les ofrec¨ªa gratis para probar. Jung, nacida hace 52 a?os en Ontario (Canad¨¢) en el seno de una familia de inmigrantes chinos, fue la primera f¨¦mina en dirigir una empresa que se sirve de mujeres para vender a mujeres. En la ¨²ltima lista de Fortune, esta Magna cum Laude por la Universidad de Princeton, a la que le hubiera gustado ser periodista y cuya gran debilidad son los zapatos, aparece sexta entre las 50 m¨¢s influyentes en el voraz mundo los negocios. Antes pas¨® por los grandes almacenes Neiman Marcus y por su rival, Bloomingdale's. Una vez en Avon, le bastaron tres a?os para llegar a la vicepresidencia y con 41 tom¨® el mando de la empresa.
Para dar m¨¢s dimensi¨®n a su perfil, su nombre est¨¢ acu?ado en el directorio de Apple, del conglomerado General Electric y en el Hall of Fame de la Federaci¨®n estadounidense de anunciantes. Su mejor momento lleg¨® dos a?os despu¨¦s de asumir todos los poderes, cuando empez¨® a colarse en publicaciones como BusinessWeek, Newsweek y el Wall Street Journal.
Al verla en persona por Manhattan, impresiona su altura y un marcado perfil. Estuvo casada con Michael Gould, actual presidente ejecutivo de Bloomingdale's y tiene dos hijos. Pero en este mundo de apariencias, es la curva en Wall Street la que pone n¨²meros al tumulto por el que atraviesa. La luna de miel para Jung acab¨® oficialmente en 2004. Lo curioso es que toda esta lucha sucede mientras Avon cuenta con una larga y distinguida historia en el negocio, vende un producto de alta calidad y la reputaci¨®n en la venta directa es innegable, con 6,4 millones de representantes, las conocidas como Avon ladies. Algo no cuadra entonces en la ecuaci¨®n para que los inversores est¨¦n al l¨ªmite de su paciencia.
El gran fracaso de Jung fue prometer trimestre tras trimestre que la transformaci¨®n que lanz¨® a final de 2005 dar¨ªa frutos. La tenaz ejecutiva fue minando as¨ª su credibilidad mientras los beneficios ca¨ªan. Y para alimentar la ira de los accionistas, durante esos seis a?os la remuneraci¨®n acumulada por Jung fue de 82 millones. Todo enturbiado, adem¨¢s, por un caso de sobornos en China.
Sus padres le ense?aron a evitar el enfrentamiento directo. Pero como dicen en el parqu¨¦, necesitar¨¢ mucho m¨¢s que pintalabios y buenos modales para evitar una revuelta que la ponga en bandeja ante Coty. De momento, est¨¢ logrando salvar la cara y Avon sigue independiente. Becht retir¨® el lunes su ¨²ltima propuesta, ante la pasividad del directorio que ella preside.
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