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Prohibirle un viaje a la Reina es el en¨¦simo incidente a cuenta de Gibraltar
La reina do?a Sof¨ªa no participar¨¢ hoy en el almuerzo organizado en el castillo de Windsor para celebrar el 60? aniversario de la coronaci¨®n de Isabel II, pero s¨ª lo har¨¢n, entre otros muchos, el soberano de Bahr¨¦in, en cuyo reino han sido reprimidas con dureza las revueltas civiles, o el de Suazilandia, ¨²ltimo monarca absoluto de ?frica. Es lo que tiene acumular agravios sobre un pa¨ªs amigo y socio de Reino Unido como lo es Espa?a. A la visita anunciada a Gibraltar del pr¨ªncipe Eduardo, hijo menor de la soberana brit¨¢nica, se suma la escalada de los gobernantes del Pe?¨®n, cuya ¨²ltima muestra ha sido la ruptura de negociaciones para permitir a 70 pesqueros espa?oles que faenen en aguas consideradas por Espa?a como propias.
El Gobierno ha mandado refuerzos a la Guardia Civil de la zona. Y a instancias del Ejecutivo, la Casa del Rey ha cancelado el viaje de la Reina, evitando as¨ª que su presencia pueda interpretarse como una aceptaci¨®n t¨¢cita de la peque?a escalada o, peor a¨²n, coincidir con incidentes. Patrulleras espa?olas ya se vieron envueltas en problemas al perseguir a narcotraficantes y no ser¨ªan descartables otros a cuenta de la pesca.
Ante cualquier intento de arreglo, el Gobierno de Londres se lava las manos. Desde que se entrevist¨® con David Cameron en febrero pasado, a Rajoy le ha quedado claro que el brit¨¢nico no tiene la menor intenci¨®n de hablar sobre la soberan¨ªa. La pol¨ªtica brit¨¢nica para Gibraltar se resume en pocas palabras: no hacer absolutamente nada y dejar hacer a los gibraltare?os. Es evidente que Londres valora en poco sus relaciones con Madrid, permitiendo que la visita de un pr¨ªncipe brit¨¢nico a la Roca se sume a una inoportuna decisi¨®n gibraltare?a sobre los pesqueros.
Visto lo visto, nosotros a lo nuestro: suspender el ¡°foro tripartito¡± intentado por el anterior Gobierno, acercar fuerzas al Pe?¨®n, que se noten las colas en la frontera, instalar a Federico Trillo como embajador en Londres, prohibirle un viaje a la Reina... Y as¨ª, hasta el pr¨®ximo incidente.
No hay prisa para buscar soluciones: en 2013 se cumplen solo 300 a?os del Tratado de Utrecht y la eternidad es larga.
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