Veinte viajes a Marbella
"A quien s¨ª hemos visto con un cierto don de la oportunidad es a Rajoy, que por fin ha hablado en un bar atestado de periodistas para quejarse de Europa, y no del triste final de Donna Summer"
¡°Veinte viajes a Marbella¡± podr¨ªa ser el t¨ªtulo de un ¨¦xito de verano. Interesante que un juez del Tribunal Supremo insista a trav¨¦s de estos viajes en promover la idea de acercar la capitalidad judicial del pa¨ªs a Marbella. Estamos en un tiempo de cambios donde no paran de suceder cosas. Hollande se estrena como el primer presidente empapado de la historia. Sube a un avi¨®n hacia su primer encuentro, tormentoso pero cordial, con la implacable Merkel y un rayo le alcanza en pleno vuelo. Hollande deja de ser un hombre normal, pasa a ser un pararrayos, un personaje shakesperiano en medio de la tempestad. Rayos y truenos. Es bajo esta luz como debemos ver las actividades p¨²blico/privadas del juez D¨ªvar con cargo al presupuesto del Tribunal. Si en realidad somos un pa¨ªs solar con propensi¨®n a la parranda, no estar¨ªa mal que el Tribunal Supremo se traslade a Marbella, eso s¨ª, con guardaespaldas. Durante el d¨ªa, un poquito de leyes y papeleos. En la tarde, solecito y pesca¨ªto frito, y en la noche, ?ay, en la noche!¡ una rebequita para cubrir las espaldas. A D¨ªvar que son dos d¨ªas.
La salida a Bolsa de Facebook ha revitalizado el mercado de multimillonarios. Por fin un rebrote verde, y qu¨¦ pena que como pa¨ªs no se nos haya ocurrido invertir en la red social favorita. Da coraje que los escoltas de D¨ªvar no le hayan orientado en esta superinversi¨®n en vez de gastarse los euros en hoteles. Est¨¢ claro que no tenemos cultura de inversores.
Pero a quien s¨ª hemos visto con un cierto don de la oportunidad es a Rajoy, que por fin ha hablado en un bar atestado de periodistas, y lo ha hecho para quejarse de Europa y no del triste final de Donna Summer. Fue la reina de la m¨²sica disco y su muerte es el fin de una era que consigue mantenerse fresca en bodas, bautizos y festejos. El reinado de Donna comenz¨® en la Rep¨²blica Federal de Alemania y se extendi¨® en la rep¨²blica federal americana. Eso demuestra no solo la fortaleza de su talento, sino tambi¨¦n que reinas y rep¨²blicas no son tan incompatibles.
Como s¨²bdito cat¨®dico, tuve la oportunidad de conocerla cuando acudi¨® a Cr¨®nicas marcianas. Pese a que hab¨ªa perdido para siempre el favor del p¨²blico gay (hizo unas declaraciones homof¨®bas en plena ¨¦poca del sida, mucho antes de que el obispo de Alcal¨¢ recurriese a similares argumentos), quise ofrecerle un homenaje. Ped¨ª flores blancas. La producci¨®n del programa consigui¨® margaritas. Unas margaritas m¨¢s de la ¨¦poca Guindos que del esplendor Aznar que entonces viv¨ªamos. El rostro de estupefacci¨®n de Donna ante esas tristes margaritas me hizo pensar que la televisi¨®n no siempre distingue qu¨¦ es de calidad y qu¨¦ de oferta.
Diferencias que no todos tenemos claras. Telma Ortiz, otro ejemplo, no se sabe si es personaje p¨²blico o una mujer privada de su intimidad por lazos sangu¨ªneos. Un supremo mel¨®n tan dif¨ªcil de abrir como el del alto tribunal. Aun sin ser arist¨®crata, actriz o superventas, Telma s¨ª ha conseguido ser portada de ?Hola! con muletas. Y eso que se trataba de su segundo matrimonio eclesi¨¢stico, algo que no le ocurre al com¨²n de los mortales. La princesa Letizia no acudi¨®. Parece que en la Casa del Rey, con su viaje hacia la transparencia, ella haya pasado de la opacidad a la invisibilidad. ?Deb¨ªa acudir como consorte o como hermana? ?Los cu?ados no pertenecen al c¨ªrculo privado? Qu¨¦ dif¨ªcil ser hermana cuando adem¨¢s eres princesa. Qu¨¦ dif¨ªcil ser princesa cuando tambi¨¦n eres hermana. Es un equipaje que siempre tienes que facturar.
El presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol, el querido y paciente se?or Blanco, acudi¨® a la radio esta semana a explicar que lo que hab¨ªamos visto como equipamiento ol¨ªmpico, unos modelos que parec¨ªan ofrecer un homenaje a la colecci¨®n rusa de Yves Saint Laurent de los a?os setenta pero en clave deportiva, no era el definitivo equipamiento de nuestro equipo, sino unos bocetos que serv¨ªan para acariciar la calidad de los tejidos y su capacidad de adaptarse a las exigencias t¨¦cnicas del estr¨¦s ol¨ªmpico. La explicaci¨®n fue correcta, pero desdibujada. Saltaba la sensaci¨®n de que en realidad estos trajes s¨ª se realizaron, pero que ante la magnitud de la pol¨¦mica se est¨¢n fabricando otros nuevos en tiempo r¨¦cord. El presidente insisti¨® en que eso est¨¢ en el filo de lo imposible. Pero deber¨ªa verse como un reto. Al parecer, hay que tomar medidas a todos los deportistas, que son muchos; una actividad solo comparable a la que deben experimentar los sastres de la Guardia Suiza, que es otro colorista equipamiento que debe hacerse a medida. ?Pues es el momento de tomar medidas!
La clave puede estar en que antes este equipamiento se facturaba, tambi¨¦n, como los hoteles del personal del Tribunal Supremo en Marbella, al presupuesto p¨²blico. Ahora, en la era de las tijeras, la ¨²nica pol¨ªtica para vestir a nuestros deportistas es la iniciativa privada, que en castellano dicen sponsoring. Todo fue bien en la explicaci¨®n hasta que surgi¨® ese dilema. ?Y si despu¨¦s de haber demonizado la equipaci¨®n que era un boceto, cuando veamos la nueva, va a ser que nos va a gustar m¨¢s la demonizada? Sobre todo, al ver girar las faldas rusas en la pista de baile al ritmo de Love to love you baby.
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