Mariela, la segunda revoluci¨®n Castro
La hija del actual presidente cubano es una activista por los derechos del colectivo LGTB Irrita por igual al sector m¨¢s cavernario de los exiliados y al m¨¢s talib¨¢n del partido comunista En una pol¨¦mica visita a EE UU critic¨® el jueves a la "mafia" de Miami y felicit¨® a Obama
De nuevo el apellido Castro es objeto de bronca en Estados Unidos. Aunque en esta ocasi¨®n no son Fidel y Ra¨²l los protagonistas, sino Mariela, hija del actual presidente cubano y sobrina del exmandatario comunista, que desde hace una d¨¦cada lidera en su pa¨ªs la defensa de los derechos de gais, lesbianas y otras minor¨ªas sexuales antes marginadas y perseguidas por la revoluci¨®n. Con un perfil liberal y presencia medi¨¢tica creciente en la isla, resulta que la semana pasada el Departamento de Estado otorg¨® a Mariela Castro el visado para asistir a un seminario internacional en San Francisco junto a medio centenar de acad¨¦micos cubanos. Un cataclismo: los sectores m¨¢s cavernarios de Miami, como es habitual, pusieron el grito en el cielo, y hasta cercanos colaboradores del candidato republicano Mitt Rommey, con el senador de Florida Marco Rubio a la cabeza, llegaron a describir a la joven Castro como ¡°un brazo armado del r¨¦gimen¡± que llegaba para ¡°difundir su propaganda antiestadounidense¡±. Poco falt¨® para la acusaci¨®n de ¡°Obama comunista¡±, y en medio de tal polvareda muchos en Washington se preguntaron lo mismo que otros antes en Cuba: si el protagonismo de Mariela se debe ¨²nicamente al peso muerto de su apellido o hay algo m¨¢s en esta Castro.
Segunda de los cuatro hijos de Ra¨²l y Vilma Esp¨ªn, una ingeniera qu¨ªmica de buena familia que se sum¨® a la lucha contra Batista y se alz¨® en Sierra Maestra, Mariela desembarc¨® en este mundo en un momento caliente, el verano de 1962, cuando la isla empezaba a llenarse de rampas de lanzamiento y ojivas sovi¨¦ticas, preludio de la crisis de los misiles que puso al mundo al borde de la guerra nuclear. Su infancia fue intensa pues corri¨® en paralelo a los primeros a?os de la revoluci¨®n, con su padre organizando por todo el pa¨ªs las Fuerzas Armadas y su madre haciendo lo propio con la Federaci¨®n de Mujeres Cubanas. Sin embargo, a diferencia de la rama de los Fidel Castro, en su casa s¨ª hubo un verdadero ambiente de familia y atenci¨®n por parte de Ra¨²l y Vilma, que desde el principio actu¨® como primera dama de la revoluci¨®n ante la opaca vida privada de su cu?ado.
Desde temprano, Mariela destac¨® entre sus hermanos (Deborah, Nilsa y Alejandro, que es oficial del Ministerio del Interior y ayudante de su padre) como alguien que defend¨ªa sus ideas y sab¨ªa buscar su espacio propio, a veces con rebeld¨ªa, pese a las rigideces del poder. No es casual que eligiera la carrera de Psicolog¨ªa, ni que al terminar entrara como investigadora al Centro Nacional de Educaci¨®n Sexual (Cenesex), instituci¨®n que lleva dirigiendo desde hace una d¨¦cada.
Su infancia y adolescencia fueron felices, pero coincidi¨® con la peor ¨¦poca del machismo-leninismo cubano, cuando la homofobia fue pol¨ªtica oficial y los homosexuales ¨Cas¨ª como los religiosos y otros ¡°inadaptados¡±¨C fueron internados en campos de trabajo bajo r¨¦gimen militar, la famosa UMAP, en la segunda mitad de los a?os sesenta. Durante el quinquenio gris, en la d¨¦cada siguiente, los artistas, intelectuales y educadores ¡°desviados¡± fueron marginados y separados de sus cargos, y se dieron casos de escritores gais que pasaron m¨¢s de 15 a?os sin publicar.
¡°Fue un tremendo error¡±, ha reconocido Mariela, que ayud¨® a que su padre finalmente lo entendiera. ¡°Dice que eran todos muy j¨®venes, machistas, muy hom¨®fobos, y no fueron capaces de darse cuenta del error, del disparate, de la falta de humanidad que pod¨ªan tener actitudes de este tipo¡±, afirm¨® a este diario en una entrevista en 2006.
Desde el Cenesex, y casi siempre enfrentada a los sectores ortodoxos del Partido Comunista, Mariela ha promovido una reforma legal que en estos momentos analiza el Parlamento y que permitir¨ªa el matrimonio entre personas del mismo sexo y les garantizar¨ªa derechos como el de herencia, adem¨¢s de abrir las puertas al debate sobre el derecho de adopci¨®n. En 2008 ya logr¨® que el Ministerio de Salud aprobara la realizaci¨®n gratuita de operaciones quir¨²rgicas de cambio de sexo ¨Cse han hecho alrededor de quince cirug¨ªas¨C, y tambi¨¦n consigui¨® autorizaci¨®n para celebrar cada a?o jornadas oficiales contra la homofobia, con congas y banderas del arco iris por las calles de La Habana, un sacrilegio ideol¨®gico hace nada.
Sus amigos y enemigos coinciden: Mariela Castro tiene carisma propio. Casada tres veces ¨Csu actual pareja es un fot¨®grafo italiano, padre de dos de sus tres hijos¨C, dirige la revista Sexolog¨ªa y sociedad y es autora de nueve libros. Tiene cuenta en Facebook y en Twitter. En La Habana te la puedes encontrar de noche en un teatro o comiendo en un paladar con su familia. Y los travestis cubanos la llaman ¡°nuestra hada madrina¡±. Ha dado numerosas entrevistas a periodistas extranjeros, en las que siempre se manifiesta a favor de la apertura econ¨®mica en su pa¨ªs y no tiene reparos para criticar la falta de libertad de los cubanos para entrar y salir de la isla. Eso s¨ª, defiende el socialismo como modelo para Cuba, pero ¡°uno verdaderamente participativo¡±.
En el exilio y en la disidencia, sus cr¨ªticos aseguran que Mariela es la ¡°cara amable¡± del r¨¦gimen, pero dicen que ella es parte intr¨ªnseca del castrismo y participa en sus campa?as de propaganda. Parad¨®jicamente, tampoco dentro del Partido Comunista el sector talib¨¢n la ve con confianza ni traga con su ¡°reformita¡± del matrimonio gay.
Anteayer, en San Francisco, la hija de Ra¨²l Castro explic¨® sus experiencias al frente del Cenesex durante un encuentro en la Asociaci¨®n de Estudios Latinoamericanos (LASA). Un d¨ªa antes se reuni¨® con representantes del colectivo LGBT de la ciudad californiana y all¨ª critic¨® a la ¡°mafia de emigrados cubanos¡± que trata de ¡°manipular y hacer dif¨ªcil que EE UU y Cuba tengan una relaci¨®n¡±. Tambi¨¦n felicit¨® a Barack Obama por pronunciarse a favor del matrimonio homosexual, y dijo que, si ella pudiera, votar¨ªa por ¨¦l para presidente.
En v¨ªsperas de la visita, ante las cr¨ªticas del exilio y la repercusi¨®n que tuvo el permiso concedido a la hija de Ra¨²l Castro para participar en el congreso de LASA, miembros del Partido Dem¨®crata salieron a defenderse de los ataques republicanos con el argumento de que durante su mandato George W. Bush discretamente hab¨ªa concedi¨® en tres ocasiones el visado de entrada a Mariela. Tanto en Cuba como en Estados Unidos, algunos consideran que Mariela Castro se ha colado con la bandera gay por la puerta de atr¨¢s. Que a lo mejor es la del futuro.
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