Grecia y su f¨²tbol ultradefensivo protagonizaron la Eurocopa de 2004. Ni las cr¨ªticas de los exquisitos por su juego ni el escaso nombre de sus estrellas, con Karagounis y Charisteas al frente, hicieron resentirse a un plantel que fue pasito a pasito y con apenas goles avanzando hasta plantarse en la final. Nada menos que ante el anfitri¨®n. Nada m¨¢s que ante Portugal, con mucho m¨¢s juego, tradici¨®n y jugadores.La cabeza de Charisteas, autor del ¨²nico gol a la salida de un saque de esquina, fue suficiente para pasar a la historia del f¨²tbol y para algo m¨¢s importante hacer felices a millones de griegos incr¨¦dulos ante sus nuevos h¨¦roes. El estadio Da Luz se qued¨® mudo. Por all¨ª andaba un jovenc¨ªsimo Cristiano Ronaldo, que acab¨® llorando desconsolado, pero aquel Portugal era el Portugal de Figo y Deco. ?Y Espa?a? Peor que nunca la selecci¨®n de I?aki S¨¢ez no pas¨® de la fase de grupos.