Consultorio de Mina, d¨ªgame
Cincuenta a?os despu¨¦s de escandalizar a italia por ser madre soltera, la cantante contin¨²a defendiendo los derechos de la mujer atendiendo preguntas en Internet
Cierro los ojos y veo a mi madre revoloteando en el sal¨®n de nuestra casa en Granada mientras una canci¨®n alegre y pegadiza suena en la radio. No entiendo lo que dice: est¨¢ cantada en una especie de idioma m¨¢gico. A mi madre, que lleva una falda evas¨¦ y unas zapatillas francesitas, la canci¨®n le pone contenta. A m¨ª tambi¨¦n. Los dos coreamos risue?os su conjuro m¨¢gico: Tintarella di Luna.
Eso debi¨® ser a comienzos de los a?os sesenta, y luego supe que el idioma de aquella canci¨®n era italiano y su int¨¦rprete, Mina. Cuando me hice mayor, comprend¨ª algo a¨²n m¨¢s importante: para muchas mujeres de la generaci¨®n de mi madre ¨Cla encarnada por el personaje Mercedes Alc¨¢ntara en la serie televisiva Cu¨¦ntame¨C, Tintarella di Luna fue un himno liberador. Por eso ella la bailaba tan jovialmente.
Nacida en Lombard¨ªa en 1940 y criada en Cremona (lo que le valdr¨ªa el sobrenombre de Tigresa de Cremona), Mina Anna Mazzini fue una rebelde (con causa, como todos, diga lo que diga el t¨ªtulo de la pel¨ªcula de James Dean). Primero con aquel tema de 1959-1960 que incorporaba a la canci¨®n italiana el naciente twist y hablaba de una chica que se bronceaba con la Luna y pasaba las noches en el tejado cual si fuera un gato. Al informar del fulgurante ¨¦xito de Tintarella di Luna, la prensa italiana sol¨ªa apostillar con indulgencia: La giovent¨´ ha i suoi diritti (¡°la juventud tiene sus derechos¡±).
Muy pronto, Mina volver¨ªa a ser pionera de un tiempo nuevo al escandalizar a Italia por tener un hijo siendo soltera y, adem¨¢s, con un hombre casado, el actor Corrado Pani. La RAI, la ¨²nica televisi¨®n existente entonces en Italia, la vet¨® durante los dos a?os siguientes. Fue en 1962, ahora se cumple el medio siglo.
A los j¨®venes les puede extra?ar que ser madre soltera fuera motivo de anatema en un pa¨ªs que ya era miembro de la Comunidad Europea y en una ¨¦poca en la que ya hab¨ªa televisores. Pero as¨ª era: muchas de las libertades que hoy se dan por naturales no exist¨ªan cuando mi madre y Mina eran veintea?eras. Ni en Espa?a ni tampoco en Italia.
A comienzos de los sesenta no exist¨ªan las redes sociales en Internet, pero s¨ª la correspondencia. Y tantas cartas a favor de Mina recibi¨® la RAI que termin¨® por readmitirla en su programaci¨®n. A lo largo de esa d¨¦cada y la siguiente, con temas como Un anno d?amore; Parole, parole; Grande, grande, grande, y Amor m¨ªo, la cantante, morena natural, te?ida despu¨¦s de rubio, de cejas depiladas y nariz aguile?a, se convertir¨ªa en la m¨¢s grande de Italia, lo que quiere decir una de las m¨¢s grandes de Europa y del mundo. Lo dijo Louis Armstrong: ¡°Mina es la mejor cantante blanca del planeta¡±.
En Espa?a siempre ha habido pasi¨®n por Mina. Serrat, Miguel Bos¨¦ y M¨®nica Naranjo, entre otros, han cantado temas de la Tigresa de Cremona, incluso a d¨²o con ella. Pero el supremo homenaje celtib¨¦rico fue la fant¨¢stica versi¨®n de Un anno d¡¯amore que cant¨® Luz Casal en la pel¨ªcula de Almod¨®var Tacones lejanos.
Hace ya m¨¢s de tres d¨¦cadas que Mina se retir¨® de los focos. A fines de los setenta se instal¨® en Lugano (Suiza) y anunci¨® que seguir¨ªa grabando discos (en su propio estudio) pero jam¨¢s volver¨ªa a actuar en p¨²blico. Esa decisi¨®n fue, y es, objeto de toda suerte de especulaciones: que si estaba calva, que si hab¨ªa perdido la voz, que si hab¨ªa engordado monstruosamente¡ Lo cierto es que sigue viva y coleando. Va sacando discos, tiene su web, escribe un art¨ªculo semanal para el diario La Stampa y lleva un consultorio en la edici¨®n digital italiana de Vanity Fair.
En la ¨²ltima entrega de ese consultorio, la de finales del mes de mayo, una admiradora le cuenta que va a tener que sacrificar su trabajo por haber tenido un hijo. Mina le responde expres¨¢ndole su indignaci¨®n por un mundo que todav¨ªa obliga a las mujeres a escoger entre el empleo y la maternidad. Y escribe que ¡°la pi¨´ funesta, la pi¨´ violenta delle guerre¡± es ¡°quella contro la dignit¨¤¡±. No hace falta traducci¨®n, pero, por si acaso, quede constancia de que, medio siglo despu¨¦s, la int¨¦rprete de Tintarella di Luna considera que la m¨¢s funesta y violenta de las guerras es aquella librada contra la dignidad.
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