Una bomba en casa de Madonna
Unas fotos fumando muestran los signos de rebeld¨ªa de Lola, la primog¨¦nita de la cantante Tras una estricta infancia, la quincea?era amenaza con destruir el mundo a medida de su madre
El ¨²ltimo d¨ªa en que Madonna se ech¨® un cigarrito no fue en sus a?os locos de juventud. No. Fue en el videoclip de Girl gone wild, de su ¨²ltimo disco. O, mejor dicho, fingi¨® fum¨¢rselo. El primer d¨ªa en que Lourdes Mar¨ªa Ciccone, su hija de 15 a?os, fum¨® en p¨²blico, el pasado marzo, la pill¨® un paparazi. Tal gesto de rebeld¨ªa acapar¨® una entrevista con la cantante en la NBC un mes despu¨¦s. ¡°No apruebo que nadie fume a mi alrededor. El cigarro de aquel v¨ªdeo no era m¨¢s que un accesorio. Esa es la diferencia. Mi hija ya lo hac¨ªa antes, nadie puede culparme por ello¡±. Y a?ad¨ªa: ¡°Puede que tenga que ser una madre m¨¢s dura¡±.
Por mucho que le haya pagado la manicura, la pedicura y el spa semanal desde los ocho a?os, ni el tratamiento m¨¢s caro podr¨ªa extirparle lo mismo que sufren todas las madres del mundo: la revoluci¨®n hormonal. Ya lo anunci¨® el hermano bocazas de la cantante, Christopher Ciccone, al Daily Mail hace un par de a?os: ¡°Lola es una bomba, solo es cuesti¨®n de tiempo que estalle. Y dudo que mi hermana, que es una mani¨¢tica del control, sepa sobrellevarlo¡±.
Cuando la artista anunci¨® que su hija la acompa?ar¨ªa en la gira que comenz¨® el martes pasado en Tel Aviv, la prensa sobreentendi¨® que ser¨ªa como pianista, vocalista o bailarina (ya ha hecho cameos en conciertos, canciones y videoclips). Al fin y al cabo, Madonna se ha rendido a que la ni?a estudie en la escuela de arte LaGuardia de Nueva York (la que inspir¨® la serie Fama). Pero el anuncio ocultaba otros motivos, desvelados en una entrevista radiof¨®nica: ¡°A¨²n es una cr¨ªa, ?tengo que mantenerla vigilada! Mi hija est¨¢ en esa fase en la que busca invisibilidad, aunque ayudar¨¢ a vestir o maquillar en el tour¡±. Quiz¨¢ por eso, Madonna ha aceptado la sugerencia del padre de Lola, su ex entrenador personal, Carlos Le¨®n, de incorporar una doble de la adolescente a su s¨¦quito para evitarle el estr¨¦s de verse perseguida.
Con su esp¨ªritu exhibicionista, Madonna, de 53 a?os, ha moldeado a su hija en p¨²blico como su mayor fan. Siempre bajo una disciplina draconiana. Semanalmente, sus cuatro hijos asisten religiosamente a la C¨¢bala y pueden ver un m¨¢ximo de hora y media la tele. Siguen una estricta dieta macrobi¨®tica. Incluso oblig¨® a firmar a Guy Ritchie en el divorcio la cantidad de dulces admisibles para los ni?os. Su madre tampoco le deja ponerse todas las prendas de Material Girl, la marca que dise?an juntas. Sobre todo si son muy reveladoras. ¡°El colegio no es un club nocturno. ?Vas al cole o a un club?¡±, le preguntaba madre a hija ante las c¨¢maras en la presentaci¨®n de la firma. A Lola le deja escribir un blog, pero le edita personalmente todas las entradas ¡°para motivarla a escribir cada vez mejor¡±. Madonna controla todo a su alrededor, y lo que no le funciona se lo quita de en medio. Pero no contaba con que algo tan mundano como una adolescencia rebelde, derivada de su propio ADN, podr¨ªa desmoronar el mundo que se ha creado a medida.
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