Europa con fronteras

Los ministros de Interior de los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea han decidido que los Estados participantes en el Tratado de Schengen deben recuperar el poder de restablecer los controles fronterizos internos, por periodos que pueden prolongarse hasta dos a?os. Lo condicionan a "circunstancias excepcionales" que no permitan asegurar las fronteras exteriores de la Uni¨®n, sobre todo frente a la inmigraci¨®n irregular. Pero no tiene nada de circunstancial: se trata de una decisi¨®n de calado, que cuestiona uno de los avances m¨¢s importantes en la construcci¨®n europea, como es la libre circulaci¨®n de personas.

Se ampl¨ªa as¨ª considerablemente la excepci¨®n que ya se practicaba por motivos de orden p¨²blico, usada por Espa?a durante la reuni¨®n del Banco Central Europeo en Barcelona, a principios de mayo. No solo el pasaporte puede volver a ser exigible a los europeos que se mueven entre pa¨ªses donde ahora no es necesario, sino que se resta poder a las instituciones comunitarias. La Comisi¨®n Europea intentaba mantener el control sobre el mecanismo de suspensi¨®n del tratado, pero los Gobiernos nacionales le han dado un bofet¨®n. No menor del que cree haber recibido el Parlamento Europeo, cuyo presidente, Martin Schulz, protesta contra el cuestionamiento de "un pilar de la UE".

El compromiso adoptado por los ministros viene precedido de declaraciones sobre la porosidad de las fronteras griegas, por las que se estima que decenas de millares de personas se internaron clandestinamente el ¨²ltimo a?o en el territorio de la UE. En otras palabras, los Gobiernos nacionales responden al miedo al extranjero, explotado por la extrema derecha y los populistas, al precio de reconocer que, lejos de estar dispuestos a ceder soberan¨ªa para construir una Europa m¨¢s unida, se mueven en la direcci¨®n contraria porque desconf¨ªan de los dem¨¢s.