Ajuste de cuentas a las Comunidades Aut¨®nomas
Falta un verdadero sistema de financiaci¨®n coherente que garantice recursos suficientes para el ejercicio de las competencias auton¨®micas
La crisis comenz¨® a finales de 2007. Todo lo malo que pas¨® a partir de esa fecha ten¨ªa un ¨²nico culpable: Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Seg¨²n el PP, entonces en la oposici¨®n, Espa?a ten¨ªa solo un problema de credibilidad pol¨ªtica y de desconfianza porque los mercados no se fiaban del Gobierno ni de su presidente. Con una simpleza que hoy se aprecia como infantil, el PP fue capaz de convencer a los ciudadanos de que cambiando a Zapatero por Rajoy, el problema quedar¨ªa amortiguado. Siete meses despu¨¦s del cambio gubernamental las profec¨ªas del PP no solo no se han cumplido, sino que los problemas se agravan a medida que pasan los d¨ªas. Ya no se puede echar la culpa a Zapatero, por lo que el Gobierno trata de echar la culpa al primero que pase por la esquina de La Moncloa, particularmente al sistema financiero y a las CC AA.
Nada que objetar en lo que concierne al sistema financiero. Ya he manifestado en m¨¢s de una ocasi¨®n que es ah¨ª, y no en el supuesto descontrol de nuestro gasto p¨²blico o en nuestro insostenible Estado del bienestar, donde se encuentra el origen de esta profunda crisis. Respecto a lo segundo, en cambio, discrepo.
Una vez que, desde el Gobierno, se ha identificado a uno de los causantes del desastre de las cuentas privadas, y bien que se ha resistido a hacerlo (el Gobierno, al principio, negaba hasta la posibilidad de que se rescatara a nuestra banca y dijo que pod¨ªamos hacerlo solos), ahora queda buscar el culpable del deterioro de las cuentas p¨²blicas. Y para ello, ?qui¨¦n mejor que las Comunidades Aut¨®nomas? Dicho y hecho; mientras Guindos se pasea por Bruselas, Montoro se encarga de responsabilizar a las CC.AA. de los males de nuestra contabilidad nacional. Que buena parte de esas comunidades est¨¦n gobernadas por el PP no es un obst¨¢culo para alimentar la estrategia, puesto que todo el mundo sabe que los populares nunca fueron fervientes autonomistas; si no, recuerden por qu¨¦ se abstuvieron de votar la Constituci¨®n. Por lo tanto, convertirlas en chivos expiatorios no solo les resultaba pr¨¢ctico y oportuno, sino tambi¨¦n, ideol¨®gicamente, tentador. Y lo cierto es que los ¨²ltimos datos parecer¨ªan darles la raz¨®n: no en vano se las hace responsables de dos tercios del d¨¦ficit de 2011, y en este a?o tendr¨¢n que hacer frente a vencimientos de deudas por m¨¢s de 35.000 millones de euros, a lo que habr¨¢ que a?adir unos 15.000 millones m¨¢s para financiar sus d¨¦ficits. Con tales cifras, no es de extra?ar la sumisi¨®n con la que se presentaron los consejeros de Hacienda en el ¨²ltimo Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera del 17 de mayo, en el que aceptaron, sin rechistar, un ajuste de nada menos que de 18.349 millones de euros en 2012, que recaer¨¢ especialmente sobre los servicios b¨¢sicos de sanidad, educaci¨®n y dependencia. Y sin embargo, en mi opini¨®n, su actitud deber¨ªa haber sido muy distinta.
En Alemania la financiaci¨®n de los los ¡®Lander¡¯ se fija a nivel constitucional, al margen de la pugna pol¨ªtica
En realidad, el Estado y las Comunidades Aut¨®nomas funcionan como vasos comunicantes, de forma que basta que quien tiene la llave de los ingresos, en este caso el Estado, deje salir m¨¢s o menos caudal desde su nivel superior para que el d¨¦ficit p¨²blico aflore en uno o en otras. Para muestra un bot¨®n: el viernes,1 de junio, el ministro Montoro anunci¨® que las Comunidades hab¨ªan alcanzado el d¨¦ficit cero en el primer trimestre de este a?o. Aparentemente esto demostrar¨ªa el ¨¦xito que comenzaba a tener el Gobierno en esta materia, si no fuera por el peque?o detalle de que el Estado les hab¨ªa transferido, previamente, m¨¢s de 5.000 millones en anticipos a cuenta. Precisamente, una semana antes, la Secretar¨ªa de Estado de Presupuestos y Gastos, citaba estos anticipos como uno de los factores que justificaba el aumento del d¨¦ficit del Estado en este mismo periodo (73,2% respecto a la cifra del mismo per¨ªodo del a?o anterior). Clarificador, ?verdad?
A mi juicio, lo que la actual crisis ha puesto de manifiesto es la falta de un verdadero sistema de financiaci¨®n coherente que garantice, de forma estable, recursos suficientes para el ejercicio de las competencias auton¨®micas. Lo que tenemos en la actualidad no cumple estos requisitos, ni por su origen ni por su contenido. En cuanto a su origen, todos sabemos que el vigente, aprobado por la Ley 22/2009, sustancialmente lo que refleja es el resultado acumulado de las negociaciones que, en cada momento, se han ido llevando a cabo entre el Estado y los nacionalistas catalanes, en funci¨®n de cu¨¢l era la necesidad de su apoyo para garantizar la gobernabilidad del pa¨ªs. Y esto es as¨ª por mucho que lo adornemos con rebuscadas f¨®rmulas polin¨®micas que, lejos de aportar racionalidad al modelo, lo que hacen es a?adirle complejidad y opacidad, y sobre todo una falsa apariencia cient¨ªfica, muy convenientes para la mejor venta del resultado final.
Al PP le resulta pr¨¢ctico, oportuno e ideol¨®gicamente tentador convertir a las autonom¨ªas en chivos expiatorios
En cuanto a la racionalidad y coherencia del sistema, la cosa ya es de chiste. Por una parte, los tributos cedidos: recaudaci¨®n completa de los Impuestos de Transmisiones, Sucesiones y Donaciones y Patrimonio (estos dos ¨²ltimos a casi todas las Comunidades parec¨ªan sobrarles), 50% de la recaudaci¨®n del IRPF en la comunidad, 50% del IVA, 58% de Impuestos Especiales de Fabricaci¨®n, 100% del Impuesto de Electricidad, etc. Y a partir de ah¨ª toda una serie de fondos a medida para que las cifras cuadren: de Garant¨ªa de Servicios P¨²blicos Fundamentales, de Suficiencia Global, de Convergencia (de estos adem¨¢s hay dos: el de Competitividad y el de Cooperaci¨®n), y finalmente el de Compensaci¨®n Interterritorial. Y al final ?con qu¨¦ nos encontramos? Con un sistema absolutamente expuesto a los vaivenes pol¨ªticos y que, adem¨¢s, hace aguas desde el punto de vista de la suficiencia financiera, porque los ingresos auton¨®micos siguen dependiendo de un sistema tributario estatal (lo cual en s¨ª mismo no es negativo) pero sobre el que las Comunidades ni pinchan ni cortan.
?Qu¨¦ hacer para solucionar esto? Sugiero echar un vistazo al modelo alem¨¢n, al que nos hemos ido aproximando desordenadamente. En Alemania, el sistema de financiaci¨®n de los L?nder, se encuentra regulado en la Ley Fundamental de Bonn. De esta forma, la estructura b¨¢sica del sistema queda fijada a nivel constitucional y al margen de la pugna pol¨ªtica. Adem¨¢s, la normativa en relaci¨®n con los tributos compartidos es competencia federal, pero con el importante matiz de que toda reforma tributaria debe ser votada por el Bundesrat (su Senado), que es una verdadera c¨¢mara de representaci¨®n territorial, y cuyos miembros, 69 y no 266 como en Espa?a, son elegidos por los gobiernos regionales. Se evitan as¨ª discriminaciones en impuestos que deben afectar a todos los ciudadanos por igual, a la vez que se da a los L?nder participaci¨®n en el dise?o tributario federal del que en definitiva dependen. En cuanto a las competencias administrativas, de gesti¨®n, inspecci¨®n y recaudaci¨®n, son ejercidas por los estados federados, pero bajo la superior autoridad del Estado federal. Tal vez un esquema como este nos ayudar¨ªa a reducir la enorme diferencia que, en cuanto a ingresos p¨²blicos respecto al PIB, tenemos actualmente con Alemania. Nada menos que 9,6 puntos, equivalentes a unos 100.000 millones de euros cada a?o (m¨¢s que todos los ajustes presupuestarios juntos acordados en los ¨²ltimos tiempos).
Ambas reformas constitucionales, incluir el sistema de financiaci¨®n y reformar el Senado, solo exigen mayor¨ªa de tres quintos de cada c¨¢mara, por lo que podr¨ªa hacerse dentro de esta legislatura si PP y PSOE quisieran atacar el fondo del problema.
Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra fue presidente de la Junta de Extremadura.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.