Aux armes, citoyennes!
El enfrentamiento entre Val¨¦rie Trierweiler y S¨¦gol¨¨ne Royal es una mala cosa para las mujeres y para el Partido Socialista
La guerra que enfrenta a dos ciudadanas francesas, la pol¨ªtica socialista S¨¦gol¨¨ne Royal y la periodista y ahora primera dama Val¨¦rie Trierweiler, cuenta con todos los elementos imprescindibles de un guion de telenovela. La expareja y la actual compa?era de un hombre poderoso se pelean p¨²blicamente disput¨¢ndose, dicen, la cercan¨ªa del protagonista masculino. Sin embargo, la minicrisis que vive el Partido Socialista Franc¨¦s a cuenta de esta batalla es mucho m¨¢s que una an¨¦cdota de celos. Es una encarnizada guerra de poder, ahora que el partido encara las elecciones legislativas con viento de cola.
Se da la paradoja en este caso de que sean mujeres las que est¨¦n en el ojo del hurac¨¢n jugando en los ¨²ltimos tiempos papeles tan relevantes en la pol¨ªtica de un pa¨ªs que se ha distinguido en Europa por ser uno de los de menor participaci¨®n femenina. Actualmente ocupa en el mundo el puesto 69, con menos de un 20% de diputadas.
Frente a tal panorama, Fran?ois Hollande ha formado el primer Gobierno paritario de la historia de Francia ¡ªa pesar de lo cual no ha habido hueco para la secretaria general del partido, Martine Aubry¡ª y fomenta la candidatura de mujeres, entre ellas, la de la madre de sus cuatro hijos, S¨¦gol¨¨ne Royal, cabeza de lista en La Rochelle y posible presidenta de la Asamblea Nacional. Nicolas Sarkozy le cort¨® el paso a la presidencia de la Rep¨²blica en 2007. Un excorreligionario, Olivier Falorni, se ha negado a retirarse en La Rochelle; mantuvo su candidatura como disidente y, aunque perdi¨® en primera vuelta, es ahora el favorito. El apoyo expl¨ªcito de Val¨¦rie Trierweiler a trav¨¦s de Twitter a Falorni podr¨ªa ser la puntilla para Royal, salvo que la oficialidad decida que es la actual primera dama la que debe perder el envite.
Esta batalla ya ha sido catalogada con evidente sesgo machista de vodevil y de m¨¦nage ¨¤ trois. Mala cosa para el PSF y mala cosa para las mujeres; sobre todo para Trierweiler, que respondi¨® ayer al editorial de Le Monde que le ped¨ªa olvidar Twitter con otro tuit en el que exige la retirada de unas fotos en las que aparece en el El¨ªseo. El primer ministro Ayrault le ha pedido que se calle. Puede que no sea el ¨²nico.
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