Escu¨¢lida ciencia
El recorte del n¨²mero de investigadores dejar¨¢ a Espa?a en peores condiciones de competir
Primero fueron recortes del presupuesto destinado a investigaci¨®n y ahora viene el recorte de los efectivos. En un art¨ªculo publicado en la revista Nature, la secretaria de Estado de Investigaci¨®n, Carmen Vela, ha defendido la necesidad de reducir el n¨²mero de investigadores alegando que en las actuales circunstancias de crisis econ¨®mica se ha de primar la calidad por encima de la cantidad. Para ello propone reducir el n¨²mero de contratos de programas de excelencia cient¨ªfica como el Ram¨®n y Cajal, disminuir el n¨²mero de plazas de investigaci¨®n posdoctoral y recortar los servicios t¨¦cnicos de apoyo. Y todo ello con el objetivo, seg¨²n Vela, de ¡°fortalecer nuestro sistema de investigaci¨®n¡±.
Muchas veces ha recurrido ya el Gobierno a la falacia de presentar un recorte o un retroceso como una mejora o un avance, pero en este caso el planteamiento de la secretaria de Estado de adelgazar la ciencia para poder ser m¨¢s competitivos resulta especialmente irritante y no resiste el escrutinio del rigor cient¨ªfico. Por supuesto que se ha de primar la excelencia. Por supuesto que se han priorizado los programas m¨¢s competitivos. Eso ha de hacerse en cualquier caso, con crisis o sin ella. Pero el discurso de la eficiencia no puede ser la coartada para justificar una merma de los recursos humanos destinados a la investigaci¨®n y menos para presentarla como una mejora. Nada indica que con menos recursos humanos y t¨¦cnicos se vaya a poder hacer mejor ciencia. M¨¢s bien lo contrario.
Reducir la cantidad supone, en nuestro caso, reducir la masa cr¨ªtica necesaria para tener alguna oportunidad de competir. El recorte del 25% en el presupuesto de 2012 nos sit¨²a en los niveles inversores de 2005. Si adem¨¢s se consuma una reducci¨®n de los contratos y las plazas de investigaci¨®n, el retroceso echar¨¢ por la borda el esfuerzo hecho en los a?os anteriores a la crisis y dejar¨¢ sin expectativas a toda una generaci¨®n de cient¨ªficos bien preparados, que no tendr¨¢n un lugar en el que ejercer.
Cuando se llevan tres a?os de recortes presupuestarios y la precariedad sigue siendo end¨¦mica, apelar al voluntarismo como hace Vela, parafraseando a Einstein, parece un sarcasmo. Muchos equipos dejar¨¢n de ser competitivos y ver¨¢n esfumarse el esfuerzo hecho, puesto que los trenes perdidos no volver¨¢n a pasar y cada vez costar¨¢ m¨¢s alcanzar la velocidad a la que corren los que van por delante.
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