El poder siempre est¨¢ de moda
Anna Wintour se ha convertido en una pol¨ªtica comprometida y activa La directora de ¡®Vogue¡¯ USA mueve millones para la campa?a de Obama De su mano, el mundo de la moda se implic¨® en la lucha contra el sida
Cuando Anna Wintour estuvo en Par¨ªs para asistir a la Semana de la Moda, la directora de Vogue no pod¨ªa dejar de hablar de un tema que no ten¨ªa nada que ver con las colecciones de invierno. ¡°?Qui¨¦n ganar¨¢ las elecciones presidenciales francesas en unas semanas?¡±, pregunt¨® varias veces en voz alta ante varios compa?eros de asiento en primera fila. Si ahora se topan con Wintour en Nueva York, puede que la oigan hablar de los estados bisagra cruciales para el presidente Obama o de las paup¨¦rrimas econom¨ªas espa?ola y griega.
Y no osen mencionarle el comercio textil internacional. La senadora Kirsten E. Gillibrand, dem¨®crata por Nueva York, recordaba una conversaci¨®n que mantuvo con Wintour al respecto. ¡°Me dijo: ¡®Tal vez no s¨¦ de cuenta, pero los aranceles y los tratados vigentes influyen de manera fundamental en la capacidad para suministrar diversos productos a varios mercados a un precio asequible¡±, contaba la senadora. Despu¨¦s de aquella reuni¨®n, Gillibrand sali¨® de las oficinas de Vogue, situadas en lo alto de Times Square, con una lista de tiendas y vendedores que Wintour le recomend¨® que visitara para comprender mejor la manera en que el comercio afecta a las empresas de la ciudad.
Para quienes solo conozcan a Wintour como el personaje g¨¦lido e inescrutable que genera obsesi¨®n en los peri¨®dicos sensacionalistas y s¨¢tiras en el cine, puede que sea imposible separarla de las pasarelas que aterroriza detr¨¢s de esas gafas de sol oscuras. Pero se ha convertido en algo m¨¢s: un pol¨ªtico comprometido y un valioso activo para el presidente Obama y su campa?a de reelecci¨®n.
Esta es la segunda campa?a en la que Wintour trabaja como bundler de Obama, personas con buenos contactos y muy motivadas que consiguen dinero para los candidatos pol¨ªticos [y luego se lo entregan en un gran paquete. De ah¨ª su nombre, que proviene de bundle, o paquete]. Su ¨²ltima iniciativa para el presidente fue una cena celebrada?para 50 personas, a 25.000 euros el plato, en la que ejerci¨® de coanfitriona en la casa de Sarah Jessica Parker en el West Village.
En 2008 ayud¨® a recaudar 200.000 d¨®lares para Obama. Sus amigos la han descrito como una dem¨®crata ac¨¦rrima, un poco rojilla, como dec¨ªa uno
Durante una sesi¨®n de preguntas y respuestas con Obama, Wintour domin¨® la sala. Llam¨® a Meryl Streep, que pregunt¨® al presidente qu¨¦ pod¨ªa hacer ¨¦l para atraer a m¨¢s personas con talento para que trabajen en el Gobierno (aunque Streep manifest¨® que probablemente ya lo sab¨ªa: aumentar los salarios). El dise?ador Michael Kors le interrog¨® por el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y Trey Laird, el directivo publicitario, quer¨ªa saber m¨¢s sobre la pol¨ªtica tributaria. Mientras tanto, Wintour permanec¨ªa sentada escuchando.
En 2008 ayud¨® a recaudar unos 125.000 euros para la campa?a electoral de Obama. Tambi¨¦n coorganiz¨® dos actos para reunir fondos, uno con Calvin Klein y otro con Parker. El presidente visit¨® su casa de Sullivan Street en 2010 para asistir a una fiesta, donde invitados como Donna Karan y Calvin Klein pagaron hasta 19.000 euros cada uno por codearse con los presentes. A finales del verano pasado, Wintour se uni¨® al magnate de Hollywood Harvey Weinstein en otro acto organizado en casa de este ¨²ltimo para la campa?a de Obama. La entrada costaba 28.500 euros. ¡°Puedo decirle que est¨¢ incre¨ªblemente preocupada por la direcci¨®n que ha tomado este pa¨ªs¡±, se?alaba Weinstein. Sus amigos la han descrito como una dem¨®crata ac¨¦rrima, un poco rojilla, como dec¨ªa uno. ?El diablo lee Pravda?
Wintour realiz¨® donaciones para la campa?a presidencial del senador John Kerry en 2004 y para la carrera al senado de Hillary Rodham Clinton. Pero su involucraci¨®n pol¨ªtica tambi¨¦n ha tenido que ver con otras inquietudes m¨¢s campechanas. Ha invertido tiempo y dinero en ayudar a legisladores del estado de Nueva York que votaron a favor de la legalizaci¨®n del matrimonio homosexual. Y en los a?os noventa su ayuda fue crucial para implicar al sector de la moda en la lucha contra el sida.
La pol¨ªtica siempre ha rodeado a Wintour, ya fuera por elecci¨®n o por nacimiento. Su padre, Charles Wintour, era el director de The London Evening Standard. Su hermano Patrick es director de la secci¨®n de pol¨ªtica de The Guardian. El director por el que siente m¨¢s afinidad en Cond¨¦ Nast, el grupo propietario de Vogue, Vanity Fair y otras revistas muy le¨ªdas, es David Remnick, de The New Yorker.
Este a?o le propuso a Sarah Jessica Parker que unieran fuerzas. Su gancho, seg¨²n una persona que las conoce a ambas, fue muy empresarial y estrat¨¦gico: para justificar los 31.900 euros por persona, necesitar¨ªan el poder estelar de ambas. Su actividad pol¨ªtica ha dado pie a conjeturas de que podr¨ªa andar buscando alg¨²n puesto de influencia, a lo mejor como embajadora en Londres o Par¨ªs. Sus amigos dicen que esas habladur¨ªas son totalmente infundadas, al igual que hace cuatro a?os.
¡°No tiene el menor inter¨¦s en ser embajadora¡±, dec¨ªa un amigo ¨ªntimo esta semana, e insist¨ªa en conservar el anonimato para proteger esa amistad. ¡°Ninguno. Puedo afirmarlo con rotundidad¡±.
Millard Drexler, consejero delegado de J. Crew, fue uno de los asistentes al acto de recaudaci¨®n de fondos del jueves por la noche. ¡°No creo que se trate de su inter¨¦s en la pol¨ªtica¡±, dice Drexler. ¡°Creo que es inter¨¦s por involucrarse en algo en lo que cree. Y cuando se involucra en algo, lo hace con gran ferocidad¡±.
No tiene el menor inter¨¦s en ser embajadora¡±, dice un amigo ¨ªntimo . ¡°Ninguno. Puedo afirmarlo con rotundidad¡±.
En la era de la austeridad del Tea Party, la necesidad de evitar un descalabro por un corte de pelo de 320 euros (ver Edwards, John) o una l¨ªnea de cr¨¦dito desorbitada en Tiffany¡¯s (Gingrich, Newt y Callista) no ha hecho m¨¢s que crecer. De hecho, la Casa Blanca predijo una reacci¨®n negativa cuando Wintour apareci¨® en un documento grabado para la campa?a de Obama en su casa. SE emiti¨® el mismo d¨ªa que un informe del Departamento de Trabajo anunciaba que el paro hab¨ªa aumentado. A continuaci¨®n vinieron las rechiflas republicanas. Rush Limbaugh se mof¨® de ¨¦l llam¨¢ndolo ¡°Barack Hussein Kardashian.¡±
La campa?a de Obama teme a todas luces que se preste demasiada atenci¨®n a este aspecto de su aparato de recaudaci¨®n de fondos. Cuando The New York Times intent¨® entrevistar a Wintour y Parker para este art¨ªculo, sus relaciones p¨²blicas presentaron sus excusas. La campa?a est¨¢ nerviosa, alegaron.
Pero de todas maneras, el equipo de Obama sigue delante con estos actos de gran poder estelar, y considera que los beneficios de los cheques de cinco cifras que generan superan con creces cualquier contraataque que puedan o¨ªr en Fox News o leer en los estados republicanos. Los asesores del presidente no creen que los actos de recaudaci¨®n de fondos plagados de estrellas vayan a estar entre los temas que probablemente condicionar¨¢n el resultado de las elecciones. Y, por si acaso, siempre se apresuran a mencionar la reciente t¨¢ctica recaudadora de Mitt Romney: Cena con Donald, un concurso en el que la gente que dona tres d¨®lares a la campa?a de Romney puede ganar una cena con Donald Trump.
La relaci¨®n entre la Casa Blanca de Obama y los mecenas c¨¦lebres funciona en las dos direcciones desde hace tiempo. Parker y Wintour fueron elegidas para el Comit¨¦ de Artes y Humanidades del presidente. Wintour asisti¨® a dos cenas oficiales en la Casa Blanca.
Desde luego, las p¨¢ginas de Vogue han sido amables con los Obama. Michelle apareci¨® en portada poco despu¨¦s de la investidura, y la encargada de las fotograf¨ªas fue Annie Leibovitz (quien tambi¨¦n retrat¨® al presidente Obama para la cubierta de Men¡¯s Vogue en 2008.) Andr¨¦ Leon Talley, director general de Vogue, escrib¨ªa sobre la primera dama en t¨¦rminos hagiogr¨¢ficos. ¡°Concentra toda su calmada atenci¨®n en tu rostro¡±, afirmaba con entusiasmo. ¡°Ser el objeto de su mirada tranquilizadora es como escuchar un acorde de A Love Supreme, de John Coltrane, o quiz¨¢s The Lark Ascending, de Ralph Vaughan Williams. Todo es bueno, correcto y real¡±.
Puede que Wintour est¨¦ a punto de demostrar su habilidad como actor pol¨ªtico. Pero con qu¨¦ rapidez la ver¨¢ el mundo de la pol¨ªtica como algo distinto es otra cuesti¨®n muy diferente.
Hace unos d¨ªas estuvo en Chicago en un acto de recaudaci¨®n de fondos de Obama, durante el cual present¨® una l¨ªnea de ropa para mascotas creada por grandes dise?adores. Hab¨ªa un jersey para perros de Marc Jacobs con el lema 'Yo ladro por Obama' bordado, y una correa y un collar de Thakoon, todo ello a la venta. Las ganancias se destinaron a la campa?a del presidente.
Wintour habl¨® con los invitados, algunos de los cuales pagaron 800 euros por hacerse una foto con ella. Seg¨²n dec¨ªa, cuando se le acerc¨® por primera vez Matthew Barzun, director de finanzas de la campa?a, dio por sentado que quer¨ªa hablar de pol¨ªtica o de recaudaci¨®n de fondos, o tal vez conocer sus opiniones sobre Europa. ¡°Hice los deberes y asist¨ª al almuerzo con una voluminosa carpeta, y se sent¨® en la reuni¨®n y me dijo: ¡®Anna, quiero hablarte de mascotas¡±, recuerda Wintour.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.