¡°Llevo mucho tiempo viviendo con miedo¡±
La mujer del primer ministro israel¨ª, Sarah Netanyahu, rompe su silencio por primera vez en 12 a?os
?C¨®mo se vive junto a uno de los hombres m¨¢s amenazados del mundo? Esa es la pregunta que se hacen los reporteros cuando se enfrentan a Sarah Netanyahu, la esposa del primer ministro de Israel, Benjam¨ªn Netanyahu, que llevaba 12 a?os sin conceder una sola entrevista. Ahora ha elegido la cabecera dominical del conservador diario alem¨¢n Bild para presentar su vida cotidiana al mundo. Dos periodistas alemanes la acompa?aron durante dos d¨ªas en sus actividades oficiales despu¨¦s de salir de su trabajo como psic¨®loga infantil en Jerusal¨¦n.
El director del rotativo, Kai Diekmann, ya hab¨ªa entrevistado a Benjamin Netanyahu a principios de este mes, pero a ¨¦l no le pregunt¨® c¨®mo compagina trabajo y paternidad o c¨®mo es la convivencia con Sarah. El reportaje sobre su mujer, en cambio, se centra tanto en su profesi¨®n como en cuestiones familiares. "Es muy importante para m¨ª trabajar y continuar con mi carrera, adem¨¢s de ser primera dama¡±, explica ella. ¡°He estudiado por muchos a?os y he puesto mucho esfuerzo en mi educaci¨®n¡±.
La vivienda privada de los Netanyahu es un peque?o fort¨ªn. Los reporteros recuerdan el asesinato de Isaac Rabin, el primer ministro laborista que fue tiroteado en plena calle por un jud¨ªo radical cuando participaba en un acto por la paz en 1995. Sarah admite que ¡°la preocupaci¨®n siempre est¨¢ ah¨ª, sobre todo cuando participa en actos p¨²blicos y cuando est¨¢ en extranjero¡±. Un miedo con el que ha ¡°estado viviendo muchos a?os¡±. No solo por el primer ministro ¡°sino tambi¨¦n por mis hijos¡±. Sarah y Benjamin Netanyahu son padres de Yair, que tiene 20 a?os y est¨¢ prestando el servicio militar en Israel, y de Avner, de 17 a?os, que cursa bachillerato. Bild cuenta que fue azafata y que su signo del zodiaco es Escorpio. Sarah, que ha cumplido 53 a?os, nueve menos que el primer ministro, se cas¨® con Benjamin hace 22 a?os.
La ¡°primera dama¡±, como insistentemente la califica Bild, es famosa en Israel por algo m¨¢s que su trabajo y su matrimonio: la han descrito como una mujer tir¨¢nica que trata mal al servicio. A una empleada del hogar le pagaba menos de lo que permite la ley del pa¨ªs. A otra, se dice, le tir¨® un zapato a la cabeza. En la charla con Bild, ella rebate las acusaciones ¡°un poco irritada¡±. Dice que se trata de denuncias banales. Las peripecias de Sarah eclipsaron parcialmente la figura de su marido durante su primer mandato como primer ministro entre 1996 y 1999. Tambi¨¦n durante el actual, que dura desde 2009. La prensa local est¨¢ prestando a Sarah Netanyahu una atenci¨®n considerable porque es una de las mayores celebridades de Israel.
En los dos d¨ªas junto a los reporteros de Bild, la psic¨®loga atiende algunas de sus obligaciones de ¡°primera dama¡±. Visita un hospital pedi¨¢trico y habla con ni?os enfermos de c¨¢ncer como la joven Shani, a la que acaban de diagnosticar leucemia. All¨ª pasa una hora y media acompa?ada por los periodistas. Despu¨¦s se van a comer a un centro comercial donde, cuenta el diario alem¨¢n, les interrumpen una y otra vez para pedirle fotograf¨ªas o darle recados de ¨¢nimo para el primer ministro conservador.
Sarah Netanyahu explica su querencia por la canciller alemana Angela Merkel. Dice que le ¡°alegra enormemente verla en las foros de las cumbres internacionales¡±, siempre la ¨²nica mujer entre tantos l¨ªderes masculinos. Su siguiente cita es una vivienda particular, para ver a una ni?a que acaba de perder a sus padres y a sus seis hermanos en un accidente de tr¨¢fico. La noticia conmocion¨® a las autoridades de Safed, una peque?a localidad junto al mar de Galilea, al norte del pa¨ªs. Es un acto semipol¨ªtico en el que representa a su esposo: en la casa de los t¨ªos de la peque?a Rachel, hu¨¦rfana a los 7 a?os, est¨¢ tambi¨¦n el alcalde de la ciudad.
Al describir a la primera dama, Bild se limita a relatar que Sarah saluda a todos los presentes, uno por uno, y se sienta c¨®modamente en el sof¨¢ de la sala de estar para ver los juegos de la ni?a y ¡°hablar menos de lo que escucha¡±.
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